"También hay hormigas humanas. Son personas que andan por la ciudad. Son seres presenciales por un momento pero que después se hacen invisibles. Y no invisibles porque desaparecen como fantasmas; sino porque apartamos la vista. Personas que le restamos importancia. Sin embargo; hacen, pienso yo, una labor importante. Pues son esas personas de clase pobre, indiferentes a la sociedad, emigrantes del sur en su mayoría, y que seguramente sí se hiciera una estadística, sumarían un alto índice. Su trabajo consiste en recoger objetos abandonados de ciudadanos de primera, o de clase media. Esos aparatos que ya no funcionan o molesta en nuestro hogar: recuerdos familiares, libros, ventiladores, estufas y aparatos de refrigeración, viejas persianas, lámparas, juguetes, decoletajes de cocina, equipos de música, y otros diferentes metales. Cada uno de ellos, empujan con esfuerzo su carrito de transporte, recorriendo esas calles de la ciudad durante muchas horas al día. Las inclemencias del tiempo para ellos, no importa. Lo que les interesa es recoger ese material, que es su medio de sustento.
Una vez que recopilan esos residuos metálicos, algunos son seleccionados como objetos de mercado clandestino de segunda ocasión. Otros son comprados por un mayorista chatarrero por un miserable precio. Con ese dinero que obtienen, algunos ayudan a su familia que viven en el Tercer Mundo. Esa labor no reconocida legalmente, también tiene su ventaja ecológica; pues da una segunda oportunidad de uso de ciertos objetos, y de reciclar verdaderamente unos residuos importantes que se abandonan en la calle y rincones de la ciudad. Cómo se ha explicado, no deja de ser una labor de hormiga."
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"Tzvetan Todorov, en su libro publicado en 2008 -El Miedo a los Bárbaros-, es un ensayo con unas lógicas muy razonables para comprendernos a nosotros mismos y para comprender al extraño o al extranjero, su cultura y sobretodo; el miedo que les tenemos. En unas de sus extraordinarias reflexiones nos dice:<Todo grupo humano estable posee necesariamente una cultura, y por lo demás algunos grupos son más civilizados que otros. Poseer una cultura es condición necesaria para el proceso de civilización, ya que sin un mínimo dominio de un código cultural el individuo está condenado al aislamiento y al silencio, y en consecuencia a la ruptura con el resto de la humanidad>. Entre otras cosas, cuenta también, que sabemos muy poco de las otras culturas a las que consideramos inferiores. Y para mencionar un ejemplo, cuenta: <Cuando los cruzados europeos de la Edad Media se encuentran en el Oriente Próximo, les sorprende descubrir que saben curar las piernas heridas sin necesidad de cortarlas...>. Con esto constata sin la menor duda que la medicina árabe de la época de entonces estaba más adelantada que la occidental. Esta misma Europa, que no siempre ha dado ejemplo de civilización, ha llegado a ser lo que es, también gracias a lo que se ha adquirido de una cultura ajena. En la actualidad cualquier novedad se transmite rápidamente, pues ahora todo se difunde a la velocidad de la luz. Sin esa mezcla de culturas, es evidente que las sociedades permanecerían estancadas o cerradas en si mismas. <El miedo a los bárbaros es lo que amenaza con convertirnos en bárbaros. Y el mal que haremos será mayor que el que teníamos al principio. La historia nos lo enseña: el remedio puede ser peor que la enfermedad. Los totalitarismos se presentan como un medio para curar los errores de la sociedad burguesa, pero engendraron un mundo más peligroso que el que combatían...>"