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27 jun 2023

Relatos Cortos Próximos. 33 Parte

by: Welderwings
"El hábito de hablar con Dios cambia la forma en que hablamos con las personas"(san Buenaventura)

"Muchos buscan eso: destacarse y diferenciarse de los demás"

   Nunca se sabe si el don que puede poseer una persona puede ser un defecto o una virtud. Este es el caso de un antiguo conocido, un tipo grandullón con un cuerpo atlético y con voz potente que poseía el don de la palabra y con ella, llevar el engaño. Tal era su palabrería y la manera de exponerlo que ponía un cierto sentimiento que convencía a todo aquel que le escuchaba. De tal modo, que se libraba de aquellos esfuerzos o compromisos que requiere los trabajos. Sólo con el tiempo, los encargados y compañeros se daban cuenta de la habilidad de su arte, por lo cual muchos de ellos trataban de evitarlo. 

   Aún así, muchos y muchas inocentes, cayeron en en sus marañas. 

    Ocurrió este suceso que mantuvo en un trabajo temporal de mantenimiento como peón en un convento de religiosas como ejemplo de su gran arte del engaño. El trabajo consistía en renovar una larga tubería de agua, con lo cual, eso llevaría un cierto tiempo.

   En el transcurso de ese tiempo, se familiarizó con una religiosa que se encargaba del seguimiento y de facilitar requisitos técnicos a los operarios.

   Este antiguo compañero, como era habitual en él, exponía su arte con buenas palabras intentando demostrar ser un buen cristiano. Y como el lugar del trabajo era en ese convento, añadía en sus diálogos palabras religiosas que atraían y seducían a la devota que hasta ese momento, no había visto un hombre tan agraciado, correcto y religioso como él demostraba.

   No pasaron muchos días que la monja sentía atracción hacia él favoreciéndole en sus labores. Poco a poco se fue acercando una intimidad próxima. El mencionado compañero se lo sabía trabajar muy bien con saña y paciencia. Sabía que bajo aquel hábito blanco, existía un bello cuerpo de mujer. Y entre ¡alabado sea Dios! y ¡gracias al Señor!, iba convenciendo de su religiosidad a la monja. 

   Llegó el día que una parte de la tubería tenía que instalarse en una sala grande, lo cual ello dió la oportunidad de que ambos se encontraban solos. Las miradas de deseo y los suspiros de sus respiración llenaban el ambiente del habitáculo. ¡Oh hermana, es usted tan buena conmigo que Dios se lo tendrá en cuenta! -le dijo-. Con comentarios similares, convenció y atrajo hacía sí a la pobre monja. Y él, entre palabras religiosas y amorosas, juntaron sus labios. De los labios se pasó rápidamente hacia las caricias en los pechos y poco después, al acto sexual. ¡Alabado sea Dios! ¡Alabado sea Dios!, se decían uno al otro con el vaivén de sus movimientos. ¡Dios nos quiere!. Y mientras el acto se consumía a pie derecho, esas palabras seguían pronunciándose por ambos. 

   Cuando el acto sexual terminó. La pobre monja le confesó que había visto al mismo Dios, y que había comprobado que existía realmente.

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25 jun 2023

Relatos Cortos Próximos. 32 Parte

 "La muerte es más universal que la vida. Todos morimos, pero no todos vivimos"(Andrew Sachs)
"Es difícil desprenderse de alguien cuando lo tienes incorporado en el corazón. Cuando respiras,
 late su recuerdo"

by: Surrealistly
  De pequeños jugaban juntos. En la adolescencia comenzaron su relación amorosa. Eran unos jóvenes que el destino tenía planeado que fueran el uno para el otro. Su noviazgo fue largo, lo típico y lo acostumbrado en un pueblo rural de la profunda España de entonces. Su pequeña población pronto se habituaron verlos en pareja, y todos ellos parecían estar convencidos que estaban hechos el uno para el otro. 
   Llegó el día de su boda. Casi todo pueblo de sus 300 habitantes se alegraron y muchos de ellos tuvieron lugar en su banquete. 
    Pasaron unos años y tuvieron su primer hijo al que llamaron José. Unos años después, tuvieron una niña a la que llamaron Rosa. 
   Como el pueblo tenía que depender del comercio ambulante, él se ánimo en  hacerlo prosperar en servicios y puso un negocio de carnes muy necesitado en la localidad. Sin hacerse rico, el negocio fue prosperando con afecto popular. Los hijos fueron creciendo llegando hasta la adolescencia.
   Pero el destino ha veces no aparece como lo esperado. A sus 50 años sufrió un ataque al corazón que lo llevó al otro mundo. Su mujer quedó en estado de shock, y ella y sus hijos no se vieron con el valor de continuar con el negocio y tuvieron que cerrarlo.

   Todavía, unos 30 años después, su viuda continua en ese mismo estado de shock. Observa oculta tras unos cortinajes de su casa los paseantes vecinos de su calle. Le es muy difícil relacionarse apenas con nadie y le cuesta articular palabras alguna. Es como si estuviera fallecida en vida, y camina torpemente ladeada como si le faltara la otra parte de la persona querida para estar equilibrada y encontrarse con razón.

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    "Las cosas son como son, sufrimos porque lo hemos imaginado distinto"                        (A. Jodorowsky)

  De todos los dolores que existen en el mundo, lo hay de más pequeños. Y ocurren en uno o en otro en el alrededor de nuestra vida. Aunque seamos conocedores de esperanzas rotas, siempre existe alguna que nos puede conmover.
   Conocí a un chico, un joven de unos treinta años. Vino de Italia a Barcelona a instalar una pizzería como negocio que prometía prosperar. Alquiló un local en una localidad afueras de la provincia y colindante con el mar. Todo parecía prosperar perfectamente, las obras y sus instalaciones se cumplían dentro de lo previsto y deseado. Logró ponerse en funcionamiento al fin. Pero unas semanas después, llegó el confinamiento del COVID. El negocio debía de permanecer cerrado, pero el alquiler debía de respetarse y mantenerse. Así que, mes tras mes, el chico pagaba su debido alquiler con la esperanza de que la pesadilla terminara pronto. Pero no fue así como todos sabemos. La duración de la pandemia fue prolongada, y en ese recorrido del tiempo, el joven se arruinó para terminar de pagar la maquinaria y los trabajos efectuados del mencionado local. 
   Cuando todo volvió a su normalidad, se vio obligado a abandonar el negocio para pagar sus deudas.
    Ahora el muchacho trabaja tres días aquí y quince días allá, no siempre es así pero el chico va haciendo de todo lo que se presenta. Las perspectivas pueden ser novedosas y atractivas, pero el futuro no es siempre prometedor. La prosperidad no está garantizada.

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18 jun 2023

Sostenibilidad y movilidad

 "Todo parece ser un complejo entramado de buenas intenciones sin conseguir verdaderas soluciones"

Ilustración de Axxard collages

Existe una campaña de concienciación donde se habla de una transformación ecológica del medio ambiente. Se supone que con nuestros pequeños actos diarios se pueda frenar el calentamiento global. Esto puede dar una sensación de  <sentimiento de culpabilidad> por nuestra participación en la suciedad del planeta. Aunque no ha sido todo lo correcto como se debía de actuar, el ciudadano de a pie, el que cada día acude a su trabajo, el que con su esfuerzo colabora con el avance del mundo, sólo ha participado en lo que se le concienció y de lo que se le fue vendiendo en cada momento de su vida. Así se ha logrado alcanzar este modelo de progreso haciéndole participe del consumo abrumador. Nunca se ha construido a conciencia pensando en las trágicas consecuencias que pueden acarrear en un futuro. El negocio siempre cree que a la larga obtendrá una solución a sus malas causas y procedimientos, confiando y dejando en manos del tiempo y de la ciencia esa solución. El ser humano a la vez, es un instrumento que el mercado sabe utilizar muy bien. Nuestras costumbres no son muy desapercibidas porque son muy constantes y habituales, y si nos ponemos a pensar, la economía se alimenta de cada gesto que realizamos. Si en su momento el ciudadano compró un automóvil (que ahora resulta ser un gran contaminante), es porque se le introdujo en un rol fomentando un mercado capitalista, progresivo y consumista, que con el transcurso de los años, se ha distanciado del calor humano teniendo como finalidad, la de ser económicamente más rica. Las grandes industrias automovilísticas y energéticas (petroleras y electricas), son en sí mismo un complejo negocio difícil de corregir. Los eruditos de estos negocios, sabían con suficientes años de antelación, que el planeta sufriría problemas ecológicos. Sin embargo, sus mayores preferencias, preocupaciones e intereses siempre son sus beneficios. La contaminación de CO2 siempre ha sido una cuestionable preocupación. 

   Cuestiones hay muchas que se podrían analizar para mejorar el aire que respiramos. Por ejemplo, en la actualidad no existe una perfecta movilidad de un servicio de un transporte colectivo y económico que cubra toda una metrópolis. La utilidad del vehículo se hace cada día más presente porque alejan los puestos de trabajo del lugar de residencia. Hay estadísticas que dicen que en una ciudad como la de Barcelona, se desplazan cada día un millón de vehículos que son conducidos a los lugares de trabajo, una cifra que coincide con la misma cantidad de aviones que surcan diariamente el cielo del mundo. Las soluciones para lograr una ciudad sostenible  son pasajeras y sus remedios no son del todo acertados. Un remedio impuesto, siendo otro de los ejemplos, es que acotan el transporte privado para que no circulen en el interior de la ciudad, alegando un exceso de contaminación; y que sus vehículos aparcados y en circulación, ocupan un aproximado 76% del espacio urbano. Algo contradictorio con la publicidad excesiva en ventas de coches modernos e híbridos, cuyo otro problema surgirá con sus baterías de litio también contaminantes (considerado un mineral tan valioso como el oro en este siglo). También se piensa más en la recaptación económica que deja el turismo que en la propia convivencia del ciudadano. Si el uso del transporte público en general fuera más facilitado y económico, el ciudadano adoptaría otra conciencia y otros planteamientos. Ese favorecimiento no ha sido equilibrado, pues el efecto ha sido todo lo contrario: limitaron y encarecieron los pases o bonos -más usuales-  de billetes de esos transportes públicos. Además, cualquier situación crítica, altera los precios a la alza de los combustibles sean cualquiera de ellos, con lo que motiva un incremento -el IPC- en todos los productos de consumo. No se  puede responsabilizar a una población del daño que se le está  causando al planeta. Se pueden practicar algunos remedios alternativos. El consumo es excesivo, la fabricación ya tenía que estar en <fase de decrecimiento >, esto quiere decir, que se ha de producir lo justo y necesario. Los materiales deberían ser de larga vida y no con fecha de caducidad. Se supone que existe diversas formas de mejorar el medio ambiente, pero los mismos que la proclaman deberían dar señales de mejoramiento. 

   Con nuestras pequeñas aportaciones medio ambientales en reciclaje y etc..., aunque se sumara toda la población, no se alcanzaría ecológicamente lo suficiente para evitar entre ello, el calentamiento global. Para ello hay que frenar las grandes industrias contaminantes y facilitar el transporte público para que no sean los mayores causantes de la polución. Es obvio que para convivir en una sociedad ecológica, alcanzar esa conciencia y sus costumbres llevará mucho tiempo.

   En el primer año del COVID, se dijo en un programa informativo de televisión que, - la calidad del aire mejoró porque se paralizó muchas industrias, el transporte y ese millón de aviones que circulaban cada día por el mundo-. Cada vez más, existe en la opinión pública, la creencia de que el dichoso virus fue una fabricación y que se experimentó con toda la población mundial. El motivo de ello no lo sabremos nunca; sólo se supondrá por ciertas confabulaciones a la que uno puede creer o no. El suceso pandémico que paralizó el mundo en nuestro siglo, fue una desgraciada lección de vida que se esperaba que tras la recuperación, todos hubiéramos aprendido algo para mejor, y este suceso que ha persistido en sus variaciones, no ha conseguido cambiarnos. Sin embargo, lo que se ha logrado es que la gente sea más egocéntrica y menos solidaria. Todo lo contrario a lo que todos los optimistas esperábamos. Lo que se ha conseguido -a pesar de sus trágicas consecuencias-, ha sido una transformación acelerada de una sociedad que cada vez es más dispersa y dividida con tendencias individualistas navegando en un mundo de incertidumbre. Y para ello está la función y el servicio de las tecnologías que -nos tecnodirigen la vida- a las que nos tenemos que adaptar nos guste o no, y que ha ido cambiando a la derriba los sistemas públicos que funcionaban con su trato presencial con la población. La sanidad por ejemplo, después de agotar a sus sanitarios con la prevención del virus, a degenerado en los servicios. Pero ellos no son los culpables. Este caos pandémico, ha activado a que muchos sistemas de la sociedad, se transformen. Para ello, una de las invenciones ha sido el teletrabajo y el < hágalo usted mismo >. El ciudadano en algunos aspectos, se encuentra desolado cómo ocurre con los organismos oficiales que siendo ser los pilares de cualquier Estado, ha tenido sus puertas cerradas así como los servicios de la banca, en la que hay que solicitar día y hora para ser atendido, lo cual ha sido difícil garantizar debidamente las gestiones, sin embargo, los pequeños negocios siguen el funcionamiento habitual. Da a entender con esta actitud que hay clases y diferentes formas de atender a su población. ¿Qué función y sentido puede tener las instituciones que representan un Estado si estas permanecen cerradas o limitadas al ciudadano?. La sostenibilidad de las ciudades es una garantía de funcionamiento que produce estabilidad y seguridad. La sostenibilidad, como dice su propia palabra, es sostener un interés, buscar respuestas correctas y mantener la preocupación por el ciudadano en todos los aspectos de una convivencia. Si esto no funciona, las actitudes del ciudadano será el reflejo de la incompetencia e inaptitud de las políticas y sus políticos.

"El error consistió

En creer que la Tierra era nuestra 

Cuando la verdad de las cosas

 Es que nosotros somos de la Tierra "(Nicanor Parra)

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14 jun 2023

La burocracia según Erich Fromm.

   "Después de que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad..." 

"La burocracia es el arte de convertir lo fácil en difícil mediante lo inútil "

   La burocracia está más implantada que nunca. La pandemia suprimió el servicio presencial de todas sus instituciones. Instituciones que son la columna vertebral de cualquier Estado. Sus funciones fueron reducidas y sustituidas por servicios telemáticos donde el mismo contribuyente que mantiene la vertebración del pais con sus impuestos, se mantuvo en dificultades y con el sentimiento del abandono para realizar gestiones municipales y sociales. En la actualidad este tipo de funcionamiento tecnocrático y burocrático se ha convertido en un costumbrismo. El pensador y filósofo Erich Fromm (1900-1980) hizo su análisis crítico y acertado en 1976, donde examinó el comportamiento del individuo en diferentes conceptos y planteado entre el modo de - Tener o Ser- disyuntivas para el ser humano todavía a tener en cuenta porque hay normas y conductas que siguen legislandose en la actualidad. Pensamiento que se expone a continuación a lo que se refiere al mencionado concepto.

La participación activa y responsable requiere además que la administración humanista remplace a la administración burocrática. 

   La mayoría aún cree que cualquier tipo de administración en gran escala necesariamente debe ser "burocrática", o sea una forma alienada de administración. La mayoría no advierte que el espíritu burocrático es inerte y que invade todas las esferas de la vida, aún donde esto no es demasiado obvio, como en las relaciones entre el médico y los pacientes, y entre el esposo y esposa. El método burocrático puede definirse como un sistema que a) Administración a los humanos como cosas, y b) Administra las cosas en términos cuantitativos y no cualitativos, para hacer más fácil y barata la operación y el dominio. El método burocrático se gobierna por datos estadísticos: los burócratas basan sus decisiones en reglas fijas, a las que llegan por medio de datos estadísticos, y no reaccionan ante los seres humanos que están frente a ellos; deciden los problemas según lo que estadísticamente más probable en cada caso, aunque corran el riesgo de dañar al 5 o al 10% de los que no se adaptan a este patrón. Los burócratas temen la responsabilidad personal y se refugian tras sus reglamentos; su seguridad y su orgullo se basa en su adhesión a las reglas, y no en su lealtad a las leyes del corazón humano.

   Eichmann (analizado por Hannah Arendt) fue un ejemplo extremo de lo que es un burócrata. Eichmann no envío a la muerte a cientos de miles de judíos porque los odiara; no odiaba ni amaba a nadie. Eichmann "cumplió con su deber": se mostró obediente como cuando envío a los judíos a la muerte; fue tan obediente como cuando le encargaron sencillamente que apresurara la emigración judía de Alemania. Sólo le importaba obedecer las reglas; únicamente se sentía culpable cuando las desobedecía. Afirmó (causándose daño en el juicio que le seguían) que sólo se había sentido culpable por dos motivos: por haber faltado sin permiso a la escuela cuando era niño, y por haber desobedecido la orden de protegerse durante un ataque aéreo. Esto no implica que no hubiera un elemento de sadismo en Eichmann ni en muchos otros burócratas, o sea la satisfacción de dominar otras vidas humanas; pero este rasgo sádico sólo es secundario si se compara con los elementos primarios de los burócratas: su falta de reacciónes humanas y su culto a los reglamentos.

   No se está afirmando que todos los burócratas sean como Eichmann. En primer lugar, muchos seres humanos que ocupan puestos burocráticos no tienen carácter de burócratas. En segundo lugar, en muchos casos la actitud burocrática no se apodera de toda la persona y destruye su aspecto humano. Sin embargo, hay muchos Eichmann entre los burócratas, y la única diferencia es que no han matado a miles de personas; pero por ejemplo, cuando el burócrata de un hospital se niega a admitir a un paciente sea enviado por un médico, ese burócrata actúa como Eichmann; también lo hacen los trabajadores sociales que deciden dejar que una persona se muera de hambre, por no violar cierto reglamento de su código burocrático. Esta actitud burocrática existe no sólo en las administraciones, sino en los médicos, en las enfermeras, en los maestros de escuela y de la universidad y también en muchos padres en su relación con sus hijos.

   Después del que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad, y no porque sean impulsados por una crueldad tan grande como la consecuencia de sus actos, sino porque no se sienten vinculados humanamente con sus semejantes; los burócratas, aunque menos viles que los sádicos, son más peligrosos, porque no sienten siquiera un conflicto entre su conciencia y el deber; su conciencia es cumplir con el deber; los seres humanos como objetos de simpatía y compasión no existen para ellos. 

   Los burócratas anticuados, que se sienten predispuestos a ser poco amables, aún existen en algunas empresas antiguas o en las grandes organizaciones, como las instituciones de servicios sociales, hospitales, prisiones, donde un burócrata tiene considerable poder sobre los pobres y otra gente indefensa. Los burócratas de la industria moderna son amables y probablemente tienen pocos rasgos sádicos, aunque pueden sentir el placer de ejercer poder sobre la gente; pero de nuevo encontramos en ellos esa lealtad burócrata a las cosas, en su caso, al sistema: ellos creen éste. La empresa es su hogar, y sus reglamentos son sagrados, porque los consideran "racionales".

   Pero ni los antiguos ni los nuevos burócratas pueden coexistir en un sistema de democracia participativa, porque el espíritu burocrático es incompatible con el espíritu de participación activa individual. La nueva ciencia social debe crear planes para nuevas formas de administración no burocrática y en gran escala, que sea dirigida por reacciones que reflejen "responsabilidad" a la gente y las situaciones, y no por la mera aplicación de los reglamentos. La administración no burocrática es posible, siempre que se considere la capacidad de reaccionar espontáneamente del administrador, y que no convierta el ahorro de esfuerzos en un fetiche.

(Erich Fromm de su libro "Ser o Tener")

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