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14 jun 2023

La burocracia según Erich Fromm.

   "Después de que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad..." 

"La burocracia es el arte de convertir lo fácil en difícil mediante lo inútil "

   La burocracia está más implantada que nunca. La pandemia suprimió el servicio presencial de todas sus instituciones. Instituciones que son la columna vertebral de cualquier Estado. Sus funciones fueron reducidas y sustituidas por servicios telemáticos donde el mismo contribuyente que mantiene la vertebración del pais con sus impuestos, se mantuvo en dificultades y con el sentimiento del abandono para realizar gestiones municipales y sociales. En la actualidad este tipo de funcionamiento tecnocrático y burocrático se ha convertido en un costumbrismo. El pensador y filósofo Erich Fromm (1900-1980) hizo su análisis crítico y acertado en 1976, donde examinó el comportamiento del individuo en diferentes conceptos y planteado entre el modo de - Tener o Ser- disyuntivas para el ser humano todavía a tener en cuenta porque hay normas y conductas que siguen legislandose en la actualidad. Pensamiento que se expone a continuación a lo que se refiere al mencionado concepto.

La participación activa y responsable requiere además que la administración humanista remplace a la administración burocrática. 

   La mayoría aún cree que cualquier tipo de administración en gran escala necesariamente debe ser "burocrática", o sea una forma alienada de administración. La mayoría no advierte que el espíritu burocrático es inerte y que invade todas las esferas de la vida, aún donde esto no es demasiado obvio, como en las relaciones entre el médico y los pacientes, y entre el esposo y esposa. El método burocrático puede definirse como un sistema que a) Administración a los humanos como cosas, y b) Administra las cosas en términos cuantitativos y no cualitativos, para hacer más fácil y barata la operación y el dominio. El método burocrático se gobierna por datos estadísticos: los burócratas basan sus decisiones en reglas fijas, a las que llegan por medio de datos estadísticos, y no reaccionan ante los seres humanos que están frente a ellos; deciden los problemas según lo que estadísticamente más probable en cada caso, aunque corran el riesgo de dañar al 5 o al 10% de los que no se adaptan a este patrón. Los burócratas temen la responsabilidad personal y se refugian tras sus reglamentos; su seguridad y su orgullo se basa en su adhesión a las reglas, y no en su lealtad a las leyes del corazón humano.

   Eichmann (analizado por Hannah Arendt) fue un ejemplo extremo de lo que es un burócrata. Eichmann no envío a la muerte a cientos de miles de judíos porque los odiara; no odiaba ni amaba a nadie. Eichmann "cumplió con su deber": se mostró obediente como cuando envío a los judíos a la muerte; fue tan obediente como cuando le encargaron sencillamente que apresurara la emigración judía de Alemania. Sólo le importaba obedecer las reglas; únicamente se sentía culpable cuando las desobedecía. Afirmó (causándose daño en el juicio que le seguían) que sólo se había sentido culpable por dos motivos: por haber faltado sin permiso a la escuela cuando era niño, y por haber desobedecido la orden de protegerse durante un ataque aéreo. Esto no implica que no hubiera un elemento de sadismo en Eichmann ni en muchos otros burócratas, o sea la satisfacción de dominar otras vidas humanas; pero este rasgo sádico sólo es secundario si se compara con los elementos primarios de los burócratas: su falta de reacciónes humanas y su culto a los reglamentos.

   No se está afirmando que todos los burócratas sean como Eichmann. En primer lugar, muchos seres humanos que ocupan puestos burocráticos no tienen carácter de burócratas. En segundo lugar, en muchos casos la actitud burocrática no se apodera de toda la persona y destruye su aspecto humano. Sin embargo, hay muchos Eichmann entre los burócratas, y la única diferencia es que no han matado a miles de personas; pero por ejemplo, cuando el burócrata de un hospital se niega a admitir a un paciente sea enviado por un médico, ese burócrata actúa como Eichmann; también lo hacen los trabajadores sociales que deciden dejar que una persona se muera de hambre, por no violar cierto reglamento de su código burocrático. Esta actitud burocrática existe no sólo en las administraciones, sino en los médicos, en las enfermeras, en los maestros de escuela y de la universidad y también en muchos padres en su relación con sus hijos.

   Después del que el ser humano es reducido a un número, los verdaderos burócratas pueden cometer actos de auténtica crueldad, y no porque sean impulsados por una crueldad tan grande como la consecuencia de sus actos, sino porque no se sienten vinculados humanamente con sus semejantes; los burócratas, aunque menos viles que los sádicos, son más peligrosos, porque no sienten siquiera un conflicto entre su conciencia y el deber; su conciencia es cumplir con el deber; los seres humanos como objetos de simpatía y compasión no existen para ellos. 

   Los burócratas anticuados, que se sienten predispuestos a ser poco amables, aún existen en algunas empresas antiguas o en las grandes organizaciones, como las instituciones de servicios sociales, hospitales, prisiones, donde un burócrata tiene considerable poder sobre los pobres y otra gente indefensa. Los burócratas de la industria moderna son amables y probablemente tienen pocos rasgos sádicos, aunque pueden sentir el placer de ejercer poder sobre la gente; pero de nuevo encontramos en ellos esa lealtad burócrata a las cosas, en su caso, al sistema: ellos creen éste. La empresa es su hogar, y sus reglamentos son sagrados, porque los consideran "racionales".

   Pero ni los antiguos ni los nuevos burócratas pueden coexistir en un sistema de democracia participativa, porque el espíritu burocrático es incompatible con el espíritu de participación activa individual. La nueva ciencia social debe crear planes para nuevas formas de administración no burocrática y en gran escala, que sea dirigida por reacciones que reflejen "responsabilidad" a la gente y las situaciones, y no por la mera aplicación de los reglamentos. La administración no burocrática es posible, siempre que se considere la capacidad de reaccionar espontáneamente del administrador, y que no convierta el ahorro de esfuerzos en un fetiche.

(Erich Fromm de su libro "Ser o Tener")

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