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24 oct 2022

La muerte de un Padre

 "Cuando yo era niño, yo no sabía entonces de la muerte, en ese entonces yo era inmortal" (Jorge Luis Borges)

Dibujo de Laurie Lipton

"Parece que el oído es el último órgano del cuerpo humano que deja de funcionar antes de morir. Recuerdo tristemente esa recomendación que me hizo la enfermera ante la agonía de mi padre. Me aconsejó que me acercará a su oído y le dijera en voz baja:- vete tranquilo y no te preocupes de nada-.  Así lo hice varías veces interrumpidas, mirando de calmar su posible preocupación por las cosas pendientes que dejamos en este mundo. Y digo dejamos, porque seguramente es un proceso que los moribundos en buen estado mental, pasan y podemos pasar por esa preocupación entre otras, en hacer esa transición y abandono terrenal. Son momentos muy dolorosos donde acompañas a un ser querido en lo que puede ser los últimos instantes de su vida. Unos  momentos muy angustiosos para el enfermo y su acompañante, donde ambos experimentan una sensación nueva y dolorosa. Unas lágrimas que recorren en las mejillas de uno; y seguramente en fugaces fotogramas, corren por la mente, los recuerdos en la transcurrida vida del otro. 

   Y aunque no esté bien decirlo; porque no quieres ver padecer al ser querido, deseas que su fallecimiento sea con el menor sufrimiento posible. La espera se hace larga y desesperante en esos momentos que pueden transcurrir en unos días. Esos días se convierten en extenuantes horas de vigilia, de inquietud y de preguntas existencialistas. Recuerdos de lo que fue un padre. La construcción que hizo de la familia y de todo lo que rodeó su ambiente. Trabajó desde muy niño, cosa que le dió poca oportunidad en tener unos estudios de cultura general. Me causa rabia y pena decir, que siempre tuvo la dificultad en leer y escribir. El hambre y la miseria existente de una población, le hizo emigrar desde muy joven y nunca paró de trabajar en busca de prosperidad. Siempre agradeció la comida por muy simple que fuera, desde un plato de lentejas hasta unos huevos fritos. Como todos los seres, tuvo sus creencias y su filosofía personal de la vida. Fue un incrédulo político. Nunca dejó de  amar a su mujer hasta en lo imposible. Siempre mantuvo amabilidad y simpatía y fue una persona solidaria con sus semejantes. Y dentro de lo que comprendía su ignorancia y con sus errores, a sus hijos dió una ética y educación.

   Todo ese personaje y su vida estaba ahora delirando en la cama de un hospital. Las personas nos llega el triste momento de fallecer. Unos con conciencia y otros sin ella. Dicen que una persona nunca muere, si sus conocidos y allegados lo tienen presente en sus recuerdos. Y mientras todo esos pensamientos me invadían la mente, de cuando en cuando, yo le seguía diciendo a su oído en voz baja: - no te preocupes, estamos nosotros al cuidado de todo. Puedes marchar tranquilo-.

   Cuando falleció, fue en el momento más inesperado. Parecía que su molestia le había abandonado. Un ligero silencio ocupó la habitación. Eso fue lo que dio la alarma. El corazón dejó de latir y sus pulmones increíblemente habían dejado de respirar. Cuerpo y alma se habían puesto de acuerdo en hacer una transición, y una desconexión con este mundo se había producido. Ahí acabó todos los conceptos que había tenido en su vida, donde encontró la esencia en lo pequeño y sencillo. Avisemos a la joven enfermera de la inseguridad de su muerte, y está aún mostró más inseguridad y acudió avisando urgentemente al médico para terminarlo de certificar.

   Cuando su cuerpo fue expuesto en la funeraria, su faz mostraba paz. Mantenía en sus labios su inseparable sonrisa. Ello me confirmó, que se había marchado al otro mundo tranquilo y en paz".

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