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5 ene 2020

La chica dulce y el mar (cuento-narración)

"El viento se levantó por la noche
y se llevó todos nuestros planes"
(Proverbio chino)


"Así era ella. Una chica muy sencilla. Delgada y de alta estatura, luciendo una melena estirada hasta casi media cintura. Aparentemente era una chica normal, pero a medida que se la iba conociendo, toda su personalidad enamoraba poco a poco. Su particular cándidez en todo su ser era un motivo de atracción; pues en sus gestos, en su melosa voz y en su caminar, la convertía todo en una belleza perfecta. Sus vestidos eran de lo más sencillo y común, sin ningúna preferencia y estilo de moda. Pero esas ropas, cuando cubrían su cuerpo, le daba una particular categoría. Por donde caminaba todo parecía alcanzar otro tono de  luz y de color. Todas las personas le decían bonitos piropos y palabras agradables. Todos deseaban pararla para conversar con ella. Muchos anhelaban tener ese encuentro con esa chica maravillosa. Les gustaba dejarse encandilar por esa atractiva muchacha y sentirse atrapados por su dulces y sencillas expresiones. Sin ser lo que normalmente se considera una belleza, ella contenía una peculiar y modesta sencillez. En unos instantes ella lo convertía todo en una especial delicadeza: con sus palabras, su mirada, y sobre todo; con su manera de recogerse el pelo detrás de sus pequeñas orejas. Tenía una sorprendente manera de encantar. Toda la villa la cuidaba, la apreciaban como si fuera un personaje popular o una verdadera artista famosa de cine.
   Estos sucesos a veces a ella la cansaban. Tenía la necesidad de mantener unos momentos a solas, conservar una intimidad  y sentirse en plena libertad. A veces huía en busca de esos instantes caminando por callejones solitarios que en atardeceres se hacían oscuros.
   Un verano por la tarde, hizo ese recorrido. Quería ir al mar y permitirse un baño. Cuando llegó a la orilla de la playa, comenzaba la noche. La chica se desnudó y entró en el mar. El mar estaba inquieto, y parecía sosegarse al sentir el cuerpo de la chica cuando penetraba en sus aguas. Notó la dulzura de la muchacha y el mar la arrastró hacia sus adentros, tragándosela.
   Nadie supo después como la chica desapareció. El mar salado también tiene sus necesidades, y así fue como tomó la dulzor de la chica que tanto necesitaba sus aguas".
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