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22 jul 2018

La metáfora del caracol- (narración)

"Algunos, pocos, están en la arena; los otros, espectadores,
juzgan desde la grada. Así no corren el riesgo de morir, ni el de vivir"
(La arena-199. El Puente de Fuego- Rafael Argullol)

Esto no es un cuento. Más bien, es una metáfora real.

"En un abandonado huerto  resistiendo el descuido del tiempo, se mantenía en pié un viejo manzano. Alrededor de él vivía una familia de caracoles, que felices andaban a sus anchas limitadas por las cuatro paredes que bordeaban el territorio.
   Como es típico en la vida de un caracol, en los días secos permanecían quietos y ocultos dentro de su caparazón, escuchando durante el día el canto permanente de las chicharras y por la noche, la de los grillos.
   Los días de lluvia era como una celebración, se despertaban y empezaban su recorrido por ese pequeño campo alimentandose y aireándose. El hijo de uno de ellos, todavía adolescente, empezaba siguiendo el rastro de sus padres, y en su lento caminar iba recorriendo y conociendo a la vez el grandioso mundo que representaba ese huerto. Poco a poco y sin darse cuenta, fue independizándose de su familia trapicheando a sus anchas por el jardín.
   Un día después de otra lluvia, entraron unos intrusos humanos en ese pequeño territorio salvaje. Era un matrimonio mayor que hablaban de recetas de cocina con caracoles: caracoles en salsa, caracoles con conejo, caracoles a la brasa, etc.. y en una bolsa recogían a todos los que se encontraban a sus pasos. Nuestro caracol adolescente, se libró de ser recogido tras ocultarse lentamente en un recodo de una piedra. Había escuchado la conversación y no le había gustado. Entonces comprendió que sus vidas corrían peligro cuando vio que sus familias estaban desapareciendo del campo al ser introducidos en esa misteriosa bolsa.
   Cuando el matrimonio se fue y pasó el peligro, logró reunir al resto de los supervivientes y trató de convencerlos de que más temprano que tarde debían de salir de allí y cambiar de hábitat.
   El resto de los caracoles lo miraban cómo a un joven que había tomado miedo, no logrando convencer a ninguno de ellos. Así que decidió que la fuga la tenía que hacer él solo. Al día siguiente emprendió su propuesta. Eligió un muro y empezó a ascender por su pared. Esta labor le costaría algunos días, pues la pared era casi lisa y además empezaba a apretar la calor, lo que tendría que ocultarse dentro de su carcasa y continuar cuando el tiempo le fuera favorable.
   Cuando esto ocurrió, prosiguió sus ascensión a lo que esperaba un nuevo mundo. Estaba un poco debilitado pues en esa pared no pudo encontrar nada para alimentarse, y desde su altura podía ver como sus compañeros andaban por el huerto y se alimentaban de sus hierbas. Cuando llegó a la cornisa de la pared, descansó un rato y trató de alimentarse con un manojo de hebras secas que habían crecido ahí. Se asomó lentamente por el otro borde y ahora le tocaba descender.
   Unas cuantas horas le costó bajar por esa pared. Por fin llegó a la nueva superficie. Era una superficie que desconocía, pues era el duro cemento de su acera. Estuvo desconcertado y pensaba que quizás se había equivocado en su decisión, pero tenía que continuar y no mirar hacia atrás ni sentirse ante los suyos como un fracasado.
   Pensó otra vez  que tendría que cruzar esa travesía y que una vez estuviera al otro lado, quizás encontraría el nuevo mundo deseado. Cuando emprendió la nueva marcha y rastreaba lo que ahora sería la calzada, tuvo la mala suerte de ser aplastado por los neumáticos de un coche, terminando con la existencia de este joven caracol. Sus restos rápidamente fueron devorados por un equipo de hormigas que residían alrededor, dejando sin rastro testimonial de su vida. Por muy insignificante que fuera, así terminó la ilusión de alguien que deseaba un mundo mejor y la esperanza de tener libertad y seguridad."

(Por todos aquellas personas que perdieron la vida tratando de cruzar una frontera por tierra o por mar, en busca de un mundo mejor)
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8 jul 2018

El poder de "The dark side of the moon" de Pink Floyd. Cuento -narración

"La música constituye una revelación más alta que ninguna filosofía"
(Ludwig van Beethoveen, 1770-1827)
"La amistad es como la música: dos cuerdas del mismo tono vibrarán a la vez  aunque sólo se pulse una" (J.Quarles 1624-1665, poeta inglés)

"Cada día cuando llegaba a su casa después de su jornada laboral, solía quitarse los zapatos y darse el relax de tomar una cerveza bien fría y antes de tumbarse en el sofá, solía ponerse su disco preferido de Pink Floyd "The Dark Side of the Moon". Siempre lo hacía a la misma hora, sobre las 20,30h, y siempre a un volumen que se podía considerar notable; ni muy alto, ni muy bajo. Siempre procurando no molestar ni ser molestado por algún inconformista de ese sonido. Era el momento predilecto de cada día; ser invadido y penetrado por esa música experimental. Cuando acababa el disco le costaba volver a integrarse en la dura realidad y en su mente se volvía a repetir fragmentos de sus canciones llegándolas a silbar reiteradas veces.
   Llevaba incluso años con la misma función musical y con el mismo disco.Se podía decir que era el fan nº 1 de ese Lp. Una auténtica y magistral obra de arte- se decía-. Quizás la única persona que la haya escuchado y apreciado unas mil veces, saboreando minuto a minuto y nota por nota el sonido que desprendía los surcos de ese disco.
   El vecino de al lado era la primera víctima de esas sesiones diarias de Pink Floyd. Al principio era tolerable y después le era soportable, además de inevitable que a pesar de todo oyera cada día como aquel que dice, la misma canción; pues el sonido musical penetraba en su casa. También a base de escucharlo tantas y repetidas veces, acabara por gustarle y terminando por adquirir el mismo disco.
   Para escucharlo y no ser disonante, procuraba ponerlo a la misma hora que su vecino, lo cual el sonido empezaba a subir de tono, sin que ambos vecinos se dieran cuenta. El vecino de este vecino, empezó a contagiarse y a gustarle el mismo repertorio y acabó por hacer lo mismo, con lo cual ya eran tres que a la misma hora hacían sonar esos deliciosos temas al unisono.
   Y como si fuera una enfermedad contagiosa, la cosa fue propagándose de vecino a vecino y calle por calle, así hasta llegar a todo un barrio. Y de un barrio a toda una localidad. El proyecto sin quererlo
pretenderlo, iba para más. Pronto fue una región entera, después fue sumándose otras hasta cumplimentar el país. Poco a poco el tema se externalizaba hacía Europa. Un barrio, una provincia, un pueblo, otro país. Así sucesivamente de norte a sur del mundo, y de este a oeste. Era lo más impresionante de lo que se pudiera imaginar. El mundo entero escuchando al mismo tiempo las mismas canciones. Los trabajos y los negocios se paraban. Los vehículos hacían un alto en su recorrido, dando igual en donde se detuvieran, pues era imposible que cualquier ser se ocultase y huyera de ese sonido, porque las canciones caían como lágrimas desde el cielo y penetraba hasta en los sótanos de la Tierra. El mundo entero permanecía en silencio, atónito escuchando mientras sonaba por completo el disco. Era imperdonable interrumpirlo. Era algo sagrado que había descendido hacia el mundo como una inesperada gracia divina. Todos los habitantes del mundo habían deseado un acontecimiento así de grande. Donde en todos esos minutos de duración musical se sentían únicos y unidos. Era el logro más universal y pacífico desde que comenzó el mundo, algo que no había conseguido ni las religiones ni la política.
   La gente tarareaba las canciones respetuosamente como si fuera un himno propio, y cuando llegaba la canción "Time", el mundo entero se estremecía como si de un seísmo se tratara, porque el tic-tac del tema, resonaba como si un potente reloj estuviera instalado en el cielo. Era el momento más significativo de la obra.
   Nada más importaba en el globo terráqueo en ese momento musical. Había noticias de que muchos enfermos habían mejorado en su salud, y que los índices de depresión habían descendido lo suficiente que se llegó a la conclusión de que era curable sin necesidad de medicamento. El nivel de estrés se había reducido y la gente parecía mas afable desde cualquier rincón del planeta. Incluso en los países bélicos trataban de negociar la paz. La esperanza surgió, y la vida cotidiana se estaba convirtiendo en una vida soportable y habitable gracias a unas canciones. Desde entonces, la música se declaró como el mejor bien patrimonial para la humanidad".
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