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27 ene 2023

Basaldua, J°Maria De (poema)

 El hombre 

"Qué poca cosa el hombre 


y es todo cuánto cuenta 


que montón de huesos o palabras, 

de nervios o de clavos, de dedos 

o de alambres o de alas...


qué poca cosa, qué cosa triste, 

qué quisicosa el hombre 


qué asco el hombre tan hombre 

y tan humano y magnífico 


y eso es todo 

Imagen de Surrealistly


que nada más el hombre, 

que nada solo - a brazo partido - 

que nada más allá 

             dentro y fuera ..."

     *****



11 ene 2023

El arte del oficio

Ilustración de Patteef
"Todo acto se convierte en creativo en cuanto el que lo realiza trata de hacerlo correctamente o de mejorarlo"(John Updike)

 

* A veces nos encontramos en situaciones insospechadas. Conocemos a individuos solitarios, con una peculiar forma de ser que nos parece seres extraños que incluso requiere su tiempo para conocerlos. Algunos son unos genios de carácter complicado, pero con un poco de paciencia, se hacen tratables y se les llega a comprender. Se supone que para ellos el tratar con una persona corriente tampoco les debe de ser muy fácil, pues encontrar una conexión con gente no muy afín, debe de ser algo muy especial. A veces pasa con algunos artistas que, sumidos en sus ideas, obras y etc... tienen otra perspectiva de la realidad. A veces lo consiguen perfectamente, porque su exposición final, acaban siendo una obra de arte. Y como el arte tiene muchas formas de expresarse, ellos tienen en su mente un proyecto y no terminan hasta que queda reflejado. Con suerte serán admirados y populares, pero hay otros que aún siendo artistas y teniendo su mérito, se mantienen desconocidos o rebeldes con una contracultura dentro de la sociedad o en el subterráneo de ella. Hay una multitud de personas que expresan su arte siendo músicos, pintores, escritores, ilustradores, etc... que se les hace muy difícil destacar. En las redes sociales se dan a conocer muchos de ellos donde a pesar de todo, conservan unos fieles seguidores. También los hay aquellos que demuestran ser unos ingeniosos y profesionales del decoletaje, carpinteros, herreros que dominan el hierro a su voluntad, hábiles albañiles, cristaleros, picapedreros, etc... Si hoy en día nos encontramos en una pequeña población a un alfarero, lo clasificaremos como un oficio en extinción, y a la vez, como un artista. Si escasearan en las profesiones los torneros por ejemplo, sería visto de otra manera y valorado como un experto profesional o artista. Lo mismo diríamos con otros viejos oficios de los cuales ahora los contemplamos apreciándolo de otra manera. Pero una de las cosas más bellas de la vida es, tener vocación y realizarse en el trabajo que se desea. Dedicarle todo tu tiempo laboral en aquello que más te gusta, la vida se mantiene en armonía, se hace más agradable y el tiempo no es un tormento ni da la sensación de perderlo. Todos tenemos una cualidad innata. Algo que corre por nuestras venas y mente y que se requiere expresarlo, como si uno hubiera nacido para esa realización. Si no es así, la vida es desdichada, uno vive en desacorde con con lo que piensa y siente. Corre el riesgo de convierte en un ser apático e insolidario. Analiza las circunstancias de la vida sin afecto, indiferente  a las situaciones de las personas. La masificación de las ciudades hace difícil encontrar la situación ideal para cada individuo porque todo está saturado. ¡Que afortunado es aquel que encontró el espacio donde poder desarrollarse!. 

   Los que se hacen apreciar más, son aquellos que demuestran esa devoción y un amor casi espiritual en su profesión. Alguien que nos atendió bien, que nos dió una buena explicacion, que reflejó respuestas y nos mantuvo atentos, atrapado en sus palabras y que terminan convenciéndonos. Todos conocemos a algún mecánico que nos da confianza por su buen trabajo, el carnicero que trocea bien la carne, el médico que escucha nuestros dolores y que acierta con su diagnóstico  y medicina. Hay palabras que curan. Hay gestos que también lo demuestran de igual manera como si de aficiones se tratara, donde aparece un apasionamiento. Cuando nos encontramos con alguien apasionado, es como un libro claro y abierto que nos contagia y nos atrae con sus conocimientos. La pasión es un amor en potencia. En ella la imaginación es muy activa, busca la mil maneras de expresión y de cómo realizarlas.

   Pero hoy la modernidad ha cambiado muchas cosas, la tecnología ha colaborado en eso. Apasionados de su profesión en la actualidad hay muy pocos. La explotación laboral está muy extendida y no se encuentra muchos trabajadores contentos con su trabajo. Cada individuo se ve obligado a ocupar el espacio que nadie ha ocupado a pesar de tener estudios o conocimientos académicos en alguna especialidad. Podemos encontrar a repartidores de mensajeria con los estudios realizados de biología, transportistas que son economistas, o pizzeros que son ingenieros, etc... En la actualidad, existe una generación muy preparada como nunca. Sólo les falta ejercerla.

   ¿Puede existir ese amor a un trabajo? Puede suponerse, pero ocurre como en los amores sentimentales, donde la mayoría de veces no coincide la física con la química para exponer y manifestar ese amor. Si se logra ese lugar y se realiza un trabajo bien hecho ya es un factor a tener en cuenta, a la vez se valora la calidad y el interés de su manipulador. Y no hay que olvidar que, de igual manera que queremos ser tratados, de igual manera recíprocamente tenemos que tratar. Al final de este empeño todos salimos beneficiados con calidad y respeto y con un trabajo bien realizado. Para esto no es necesario que ninguna cadena de montaje o un requisito laboral te lo imponga, sino, ha de salir de una ética personal. De igual manera hay que recurrir o de protestar cuando se sepa que nos están obligando a una elaboración con defectos, o que no son las debidas condiciones laborales. 

   De eso quiere tratar este comentario. De hacer mención de que a pesar de que hay una clase de artistas, también existen otros comunes que pasan desapercibidos. Todos somos unos creadores de algo, y todos participamos en una comunidad convirtiéndola en diversa. Estamos tan acostumbrados a una normalización de nuestros empleos, que solemos sobrevalorar el espectáculo, porque sin ello parece que la vida sea aburrida. Como evasión a esa rutina, se crea esa diferencia en que se valora mucho a nuestros artistas y jugadores del deporte (aunque sean también sus oficios), pero que sin embargo, no se mencionan a esos médicos y enfermeras o a científicos por ejemplo, que encuentran grandes soluciones para nuestras enfermedades. O esos investigadores, colectivos, asociaciones o sindicatos, etc..., que aman su vocación, que intentan mejorar la sociedad deseando que sea más justa. Méritos que deberían ser aplaudidos, premiados, con más reconocimiento y gratificación que la de un deportista.