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21 may 2020

Manual de autosuficiencia ética (Parte XIV)

"El poder que cedes es poder que concedes,
y el poder al que renuncias no se recupera
con facilidad". (John Keane)
"El acto de desobediencia como acto de
libertad es el comienzo de la razón"
(Erich Fromm)

León Tolstói (1828-1910).- Contra los gobiernos.
"La causa de la desdichada condición de la clase trabajadora es la esclavitud. La causa de la esclavitud es la existencia de las leyes. Las leyes se apoyan en la violencia organizada.
   Por lo tanto, no se podrá remediar la condición de los trabajadores sino destruyendo la violencia organizada.
   Pero la violencia organizada es inseparable del gobierno: es el gobierno. ¿Y podemos vivir sin gobierno?-¡Será el caos, la anarquía, la pérdida de todos los resultados de la civilización, la vuelta de todos los hombres a la barbarie primitiva!-, gritan. -No atentéis contra el orden de cosas establecido-, dicen habitualmente no sólo aquellos a quienes tal orden de cosas les resultaba provechoso, sino también aquellos a quienes perjudica visiblemente, y que, sin embargo, a consecuencia de tan arcaica costumbre, imaginan no poder vivir sin él. -La destrucción de los gobiernos- añaden, -causará las más grandes desdichas: violencias, saqueos, asesinatos y como término y remate, la entronización de los malvados y la esclavitud de los bondadosos. Se podría argumentar fácilmente que todos los azotes con los que se nos amenaza, los hemos sufrido y lo sufrimos aún. Pero me limitaré a hacer observar que todos los disturbios y desórdenes que podría provocar la destrucción de la organización actual de ningún modo prueba que esta organización sea justa o buena.
   ...El Estado es una construcción artificial y vacilante. La posibilidad de derribarlo todo al menor choque está bien lejos de probar que sea necesario, y demuestra, en cambio, que si tal vez un día tuvo razón de ser, hoy es completamente inútil y por consiguiente dañino y peligroso.
...Y es dañino y peligroso porque es la causa de todo el mal que existe en la sociedad, que, en lugar de disminuir y corregirse, aumenta y se afianza, pues tan pronto se disimula como se justifica y hasta se reviste de formas seductoras.
   Esta prosperidad del mundo, esta obra tan alabada de los gobiernos fuertemente organizados, es decir; de los hombres que conducen a los pueblos mediante la violencia, no es en realidad sino una apariencia de ficción. Todo lo que turba esa belleza exterior, todos los hambientos, todos los enfermos, todos los inmorales tratan de ser ocultados en sitios en los que normalmente no podemos verlos. No aparecen, pero esto no prueba que no existan. Existen, de hecho, y son harto más numerosos cuanto más crueles con ellos. Es cierto que toda revolución, y más aún la que suprima los gobiernos de la violencia organizada, turbará la bella apariencia exterior de nuestras sociedades, pero no causará sus desorganización, pues hará que aparezca lo que hoy en día está oculto, y así podremos generar los remedios adecuados.
   Hasta finales de siglo los hombres han creído que no podrían vivir sin gobierno. Pero la vida progresa y las condiciones de la vida, como las opiniones de los hombres, se transforman. A pesar  de los esfuerzos de los gobiernos  para mantener a los pueblos en un estado tal de idiotismo que el individuo maltratado se felicita de tener a su lado a alguien que acoja sus quejas, los hombres, y en particular los trabajadores, tanto en Rusia como en Europa, ven cómo se evapora tanta tontería y empiezan a comprender las verdaderas condiciones de su vida.
...Sabemos que no debemos temeros sino a vosotros, los gobiernos, que, con un fin que no podemos adivinar; enzarzáis a unos hombres contra otros, y luego, bajo pretexto de asegurar nuestra defensa, nos reclamáis impuestos enormes y nos arruináis para mantener las flotas, los ejércitos y los ferrocarriles estrátegicos, útiles únicamente para vuestras ambiciones vanidosas. Y que, para colmar la medida, emprendéis guerras parecidas a la que ahora haceís contra los pacíficos chinos. Decís que protegéis por nuestro propio interés la propiedad de la tierra, pero vuestros esfuerzos consiguen que todo el suelo pase a manos de empresas, de banqueros, de ricos, de todos los que no trabajan, mientras que nosostros, la enorme mayoría del pueblo, estamos completamente desposeídos y reducidos a depender de los ociosos.
   Vuestras leyes no protegen la propiedad de la tierra: permiten tan sólo que se arrebate la tierra a quienes la trabajan. Impedís que cualquiera pueda quedar desposeído del producto de su trabajo, pero en realidad haceís lo contrario: los hombres que producen con sus manos toda suerte de objetos preciosos no pueden hallar siquiera en vuestra pretendida protección el medio de hacerse pagar por su trabajo un precio equivalente a su valor y a su vida entera, que está en poder de quienes no trabajan..." (León Tolstói, extracto de su libro "Contra aquellos que nos gobiernan" capítulo XIII, escrito sobre el año 1900. Edt: errata naturae.2014)

 Henry David Thoreau (1817-1862).- Sonidos
"...Durante el primer verano no leí ningún libro; planté judías. No, a menudo hice algo mejor. Había momentos que no podía sacrificar el esplendor del instante por ningún trabajo, ya fuera manual o intelectual. Me gusta que mi vida tenga un amplio margen. A veces, en una mañana de verano, tras mi baño de costumbre, me sentaba en el umbral soleado desde el amanecer hasta el mediodía, absorto en una ensoñación, entre pinos, nogales y zumaques, en una soledad y calma perfectas, mientras los pájaros cantaban y revoloteban sin ruido en torno a la casa, hasta que la entrada del sol por la ventana que da al oeste, o el sonido del carro de algún viajero en la lejana carretera, me traían de nuevo al presente. En aquellos momentos crecía como el maíz en la noche, y su resultado era mejor que el de cualquier trabajo manual. No era un tiempo descontado de mi vida, sino una aportación realizada a mi renta habitual. Comprendí entonces lo que los orientales entienden por contemplación y abandono de toda tarea. En gran medida no era consciente del paso de las horas. El día avanzaba como para alumbrar alguna de mis labores; era la mañana y, de repente, estaba atardeciendo y nada memorable se había hecho. En lugar de cantar como los pájaros, sonreía silenciosamente por mi incesante buena fortuna. Al igual que trinaba el gorrión, posado en el nogal frente a mi puerta, yo también lanzaba desde mi nido una risita o un gorjeo sofocado que llegaba hasta el suyo. Mis días no eran días de la semana, acuñados por deidades paganas, ni se troceaban en horas, ni los golpeaba el tic tac del reloj, porque vivía como los indios Puri (tribu del este de Brasil), de quienes se dice que tenían solamente una palabra para decir ayer, hoy y mañana, y expresaban las diversidad del sentido señalando hacia atrás, hacia adelante y sobre la cabeza. Para mis conciudadanos esto sería el colmo de la ociosidad, no me cabe duda; pero si los pájaros y las flores me hubieran sopesado según sus propios criterios, no me habrían hallado falto. Es cierto que un hombre debe encontrar en sí mismo sus propias motivaciones. El día natural transcurre calmo y dificilmente le reprochará su indolencia.
   Mi modo de vida me ofrecía al menos una ventaja sobre quienes para divertirse están obligados a mirar afuera, hacia la sociedad y el teatro, pues mi propia vida llegó a ser mi diversión y nunca dejó de aportarme cosas nuevas. Era un drama de muchas escenas y sin final. Si de verdad nos ganásemos la vida cada día, y regulásemos nuestro modo de vivir de acuerdo a la forma mejor y última que hemos aprendido para conseguirlo, nunca nos aburriríamos. Seguid vuestro genio de cerca y no dejará de mostraros una perspectiva nueva cada hora...."
(H.D. Thoreau, extracto de su libro "Walden", obra fundamental publicada en 1854. -Edt: errata naturae, 2014)


Este es un pretencioso Manual de Autosuficiencia Ética, que está compuesto en diferentes partes, formado a base de fragmentos breves recogidos con la intención de fomentar su lectura, de facilitar el pensamiento y el desarrollo personal. Recordando, exponiendo y respetando, los interesantes ideales de diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos diversos como los: sociales, filosóficos, políticos, literarios, artísticos, ficción y etc..., todavia muy válidos para la actualidad. 
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