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4 may 2020

Manual de autosuficiencia ética (Parte IX)

"Queremos ser más felices que los demás,
y eso es dificilísimo, porque siempre les
imaginamos mucho más felices de lo que
son en realidad" (Montesquieu)

E.M. Cioran (1911-1995) .- La crueldad y la tentación de existir.
"En dosis normal, el miedo, indispensable para la acción y el pensamiento, estimula nuestros sentidos y nuestro espíritu; sin él, no hay acto alguno, sencillamente. Pero cuando, desmesurado, nos invade y nos desborda, he aquí que se metamorfosea en principio nocivo, en crueldad. Quien tiembla, sueña con hacer temblar a los otros, quien vive en el espanto, acaba en la ferocidad. Tal sucedió con los emperadores romanos. Como presentían, como sentían que iban a ser asesinados, se consolaban con las matanzas...El descubrimiento de la primera conjura despertaba y desencadenaba en ellos al mostruo. Y se refugiaban en la crueldad para olvidar el miedo.
   Pero nosotros, simples mortales , que no podemos permitirmos el lujo de ser crueles con otro, es en nosotros, en nuestra carne y en nuestro espíritu,donde debemos ejercer y aliviar nuestros terrores. El tirano tiembla en nosotros, le es necesario actuar, descargar su rabia, vengarse; y es en nosotros mismos donde se venga. Así lo requiere la modestia de nuestra condición. En medio de nuestros espantos,más de uno de entre nosotros evoca un Nerón que, a falta de un imperio, no tuviera nada más que su propia conciencia para zaherir y torturar.
   ...Recuerdo cómo, al salir de la adolescencia, abismado en lo fúnebre, vasallo de un solo pensamiento, entré al servicio de todas las fuerzas que me invalidaban. Mis otros pensamientos no me interesaban: demasiado bien sabía yo adónde me llevaban, hacia dónde convergían. Desde el punto en que no tenía más que un problema, ¿para qué detenerme en los problemas? Como dejaba de vivir en función de un yo, dejaba a la muerte el campo libre para avasallarme; de este modo, yo ya no me pertenecía. Mis terrores, mi mismo nombre, eran llevados por ella y, sustituyendo a mis miradas, me hacía ver en todas las cosas las huellas de su soberanía. En cada transeunte discernía yo el fiambre, en cada olor, la podedumbre, en cada alegría, la última mueca. Tropezaba en todo lugar con futuros ahorcados, con sus sombras inminentes: el futuro de los otros no comportaba misterio alguno para la que los miraba a través de mis ojos...La nada era mi hostia: todo en mí y fuera de mí se trasubstanciaba en espectro. Irresponsable en las antípodas de la conciencia, acabé por entregarme al anonimato de los elementos, a la embriaguez de la indivisión, completamente decidido a no resumir de nuevo mi ser ni a convertirme otra vez en un civilizado del caos.
   Incapaz de ver en la muerte la expresión positiva de la vacuidad, el agente que despierta a la criatura, la llamada que resuena en la ubicuidad de los sueños, me sabía la nada de memoria y aceptaba mi saber.... (Emil Cioran, de su libro "La Tentación de Existir", de 1956).

 Arthur Schopenhauer (1788-1860) .-La satisfacción propia.
"Lo que representamos, es decir, nuestra existencia en la opinión de otro, se aprecia demasiado, explicar la gran satisfacción interior que experimenta todo hombre desde el momento que observa un rastro de la opinión favorable de los demás y en cuanto se malogra su vanidad, como quiera que sea....  Los signos de aprobación de los demás consuélanle, a veces, de una desgracia real o de la parsimonia con que manan para él las dos fuentes principales de la felicidad. Reciprocamente, es asombroso ver cómo se disgusta de una manera infalible, y muchas veces se siente dolorosamente afectado por cualquier lesión de su ambición, en cualquier grado o bajo cualquier respeto, por todo desdén, por toda negligencia, por la menor falta de consideración. En cuanto que sirve de base al sentimiento del honor, esta propiedad puede ejercer una influencia saludable sobre la buena fortuna de muchas personas, como sucedáneo de su moralidad; pero en cuanto a su acción sobre la verdadera felicidad del hombre y especialmente sobre el reposo y la independencia del alma (dos condiciones tan necesarias para la felicidad) es más bien perjudicial y perturbadora que favorable. Por eso, desde nuestro punto de vista, es prudente fijarle límites; y por medios de cuerdas reflexiones, y una apreciación exacta del valor de los bienes, moderar esa gran susceptibilidad respecto a la opinión de otro, tanto cuando se le acaricia, como cuando se le hiere, porque ambos casos tienen el mismo origen. De lo contrario, permanecemos esclavos de la opinión y del sentimiento de los demás.
por lo general, a causa de una debilidad particular de nuestra naturaleza, aunque la menor reflexión pueda enseñarnos que eso es en sí de ninguna importancia para nuestra felicidad. Así, pues, cuesta trabajo
   Por consiguiente, una justa apreciación del valor de lo que uno es en y por sí mismo, comparado con lo que uno es a los ojos de otro, contribuirá mucho a nuestra felicidad...."
(Arthur Schopenhauer. Capítulo IV -De lo que uno Representa- de su libro, "El arte del Buen vivir" )

Friedrich Nietzsche (1844-1900) .-La voluntad de sufrir y los compasivos.
"¿Os es útil ser, antes que nada, hombre compasivos? ¿Y es útil para el que sufre que vosotros lo seaís?. Dejemos por un momento sin respuesta la primera pregunta. Nuestro sufrimiento más personal y profundo es incomprensible e innaccesible para casi todos los demás; en este aspecto permaneceremos ocultos para el prójimo, aun cuando coma lo mismo que nosotros. Ahora bien, dondequiera somos vistos como personas que sufrimos, nuestro sentimiento se interpreta de modo superficial; forma parte de la esencia del afecto compasivo privar al sufrimiento ajeno de la dimensión propiamente personal -nuestros benefactores son muchos más que nuestros enemigos, quienes empequeñecen nuestro valor y voluntad. En la mayoría de los beneficios que se dispensa a los desdichados, existe algo indigno en la frivolidad intelectual con la que el compasivo asume aquí el papel del destino; ¡él simplemente ignora todas las consecuencias y las circustancias íntimas que son la causa de la desgracia para mí o para tí! Toda la economía de mi alma y su balance efectuado por la desdicha, la irrupción de nuevas fuentes y necesidades, la manera en que cicatrizan las viejas heridas, el modo de rechazar pasados enteros- todo eso que puede vincularse con la desdicha, careces de interés para el amado compasivo: él quiere ayudar, sin pensar que existe una necesidad personal de la desdicha, que tanto para mí como para ti el horror, las carencias, las podedumbres, las medianoches, las aventuras, los riesgos y las equivocaciones son tan necesarios como sus contrarios; que también, expresándome místicamente, el sendero que conduce al cielo de cada uno siempre pasa por las voluptuosidades del propio infierno. No, él ignora por completo todo esto: la -religión de la compasión- ( o del corazón) le ordena ayudar, y cree haber ayudado de la mejor manera, ¡cuando sólo ha ayudado del modo más rápido! Si vosotros, partidarios de esta religión, tenéis frente a vuestros semejantes la misma actitud que tenéis tambien realmente frente a vosotros mismos; si os negáis a que descanse sobre vosotros vuestro propio sufrimiento ni siquiera una hora; si vosotros constantemente intentáis prevenir anticipadamente toda posible desdicha; si sentís, en general, vuestro sufrimiento y vuestra desdicha como algo malvado; odioso, digno de ser destruido, como una mancha de la existencia: entoncés, aparte de vuestra religión de la compasión, tenéis tambien otra religión en el corazón, y tal vez la madre de aquélla: -la religión de la comodidad-. ¡Qué poco sabéis vosotros, los cómodos y bondadosos acerca de la felicidad del hombre! - pues la felicidad y la desdicha son dos hermanas y, además gemelas, que crecen al lado de la otra, o que, como sucede con vosotros cuando están juntas- ¡empequeñecen!....  (Friedrich Nietzsche, de su libro "La Ciencia Jovial", escrito en 1882)


Este Manual de Autosuficiencia Ética, está compuesto de fragmentos breves recogidos con la intención de facilitar el pensamiento y el desarrollo personal, recordando y exponiendo los interesantes ideales de diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos diversos como los: filosóficos, políticos, sociales, literarios, artísticos, ficción y etc..., todavia muy válidos para la actualidad. 
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