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29 abr 2020

Manual de autosuficiencia ética (Parte VII )

"Cada vez la realidad se acerca a una ficción,
o hacemos que la ficción se convierta en una realidad"

 Ursula K. Le Guin (1929-2018).- Introdución a la Ciencia Ficción.
"Aquellos que no leen ciencia  ficción, pero que al menos lo han intentado, suelen decir que es un género poco humano, elitista y escapista. Puesto que sus personajes son tanto convencionales como extraordinarios, todos ellos genios, héroes del espacio, expertos en computadoras, alienígenas andróginos, elude todo aquello que la gente corriente tiene que enfrentar en la vida, y traiciona así una función esencial de la ficción....¿Qué nos ofrece la ciencia ficción, aparte de la oportunidad de escapar de nuestra propia realidad?
   No acepto el juicio de que la utilización de imágenes y metáforas tecnológicas o de otros mundos, de viajes espaciales, del futuro, de sociedades o seres imaginarios, impide que la ciencia ficción tenga en cuenta la experiencia humana. Esas imágenes y metáforas en manos de un escritor serio se convierten en imágenes y metáforas de nuestra vida, legítimas formas novelísticas y simbolicas de decir lo que de otro modo no podría decirse sobre nosotros, sobre nuestras existencias y opciones, aquí y ahora. La ciencia ficción amplía el aquí y el ahora.
   ¿Qué le interesa a usted? Para algunos, sólo la vida de los demás es interesante. A otros no les interesan ni los árboles ni los peces ni las estrellas ni cómo funcionan las máquinasn ni por qué el cielo es azul; estan dedicados exclusivamente a lo humano, a menudo con el aliento de las religiones, y no puede gustarle ni las ciencias ni la ciencia ficción. Como las ciencias en general, excepto la antropología, la psicología y la medicina, la ciencia ficción no se ocupa sólo de lo humano. En ella tienen cabida otros seres, otros aspectos del ser. Puede tratar sobre las relaciones personales- el gran tema de la ficción realista-, pero también de la relación entre una persona y otra cosa, un ser diferente, una idea, una máquina, una experiencia, una sociedad.
   Hay quien dice que evita la ciencia ficción porque es deprimente. Esto es en parte comprensible si han tropezado con cuentos admonitorios post-holocausto, etc.. o de dosis excesiva de sórdida virtualidad tenebrosa punk-metal. Pero tal acusación, pienso yo, a menudo refleja una cierta timidez o pesimismo en el espíritu del lector: un cierto miedo al cambio, un cierto miedo a la imaginación. Mucha gente siente auténtico terror y se deprime si tiene que pensar en algo con lo que no está familiarizado; se sienten inseguros...
   Me gusta casi todos los tipos de ficción, casi siempre por las mismas cualidades; ninguna es exclusiva de un solo género. pero que la ciencia ficción incluye virtudes que le son propias: la imaginación desbordante y precisa; la variedad y poder de las metáforas; la ausencia de expectativas literarias convencionales y amaneramiento, la seriedad moral; el ingenio y la belleza.
   La belleza de una historia puede ser intelectual, como la belleza de una demostración matemática...la belleza de un trabajo bien hecho; puede ser humana, emocional, moral; es posible encontrarlas todas en la misma historia. Y sin embargo, los críticos y comentaristas de esta ciencia tratan con frecuencia la historia como si no fuera más que una exposición de ideas, como si el mensaje intelectual lo fuera todo...." (Ursula K. Le Guin, Introdución de su libro "Un Pescador del Mar Interior" de 1994. Edt.Minotauro).
 
Philip K. DicK  (1928-1982).- 
El mundo de Blade Runner.
"En un ruinoso edificio, vacío y gigantesco, que en su día había alojado a miles, un solitario aparato de televisión pregonaba sus mercancias en un salón deshabitado.
  Esa ruina sin dueño había sido bien cuidada y mantenída antes de la Guerra mundial Terminal. Allí estaban antes los suburbios de San Francisco, a muy poco tiempo por el monorriel rápido. Toda la península parloteaba como un árbol lleno de pájaros, de vida, de quejas y opiniones; pero los cuidadosos propietarios habían muerto ya o emigrado a un mundo colonia. Especialmente lo primero. Había sido una guerra costosa a pesar de las valientes predicciones del Pentágono y de su presumida criada científica, la Rand Corporation, que en efecto había tenido su sede cerca de ese lugar. Como los propietarios de los edificios, la corporación se había marchado, evidentemente para siempre. Nadie extrañaba su ausencia.
   Además, nadie recordaba hoy por qué había estallado la guerra, ni quién -si alguien-  había ganado. El polvo que había contaminado la mayor parte de la superficie del planeta no se había originado en ningún país particular, y nadie lo había previsto, ni siquiera el enemigo durante la guerra. Primero habían muerto -era extraño- los búhos. Eso había parecido entonces casi divertido: esas aves gruesas, plumosas, blancas, caídas en los parques y las calles...Como no aparecían antes del crepúsculo, y así había ocurrido cuando vivían, los búhos pasaron inadvertidos. Del mismo modo se manisfestaron las plagas medievales. Muchas ratas muertas. Sin embargo, esa plaga había descendido desde lo alto.
   Y después de los búhos, por supuesto, todas las demás aves; pero para ese momento el misterio ya había sido comprendido.
   Antes de la guerra había un pequeño programa de colonización; ahora que el sol había dejado de brillar sobre la Tierra, la colonización entraba en una nueva fase. Y en relación con ella, un arma de guerra se modificó: el Luchador Sintético por la Libertad. El robot humanoide, o expresado con propiedad, el androide orgánico-, capaz de funcionar en un mundo extraño, se convirtió en la máquina esencial del programa de colonización....El androide era la zanahoria, y la lluvia radioactiva el látigo. La ONU hizo que emigrar fuera fácil, y difícil -cuando no imposible- quedarse. Permanecer en la Tierra significaba la posibilidad de ser clasificado en cualquier momento como biológicamente inaceptable, una amenaza contra la herencia prístina de la estirpe humana. Una vez clasificado especial, un ciudadano quedaba, aunque aceptara la esterilización, al margen de la historia. Cesaba de pertenecer a la humanidad... (Philip K. Dick, su libro "¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?" publicada en 1968). Fue adaptada libremente por Ridley Scott en la película Blade Runner de 1982.

 Herbert George Wells (1866-1946).- El Invisible Hombre.
"Al abrir la puerta, vio que su huesped estaba sentado en una butaca delante del fuego, dormitando al parecer, y con la cabeza inclinada hacia un lado. La única luz que iluminaba la habitación era el reflejo rojizo de las llamas. Todo estaba lleno de sombras, por lo que la señora Hall no pudo ver con claridad. Además, acababa de encender la luz del bar y sus ojos estaban deslumbrados. Pero durante el espacio de un segundo le pareció que el hombre aquel tenía abierta una inmensa boca, una enorme e increíble boca que comprendía toda parte inferior de su rostro. Fue la impresión de un segundo: vio la cabeza vendanda de blanco, las gafas monstruosas, y debajo de ellas, aquel inmenso bostezo. En seguida el hombre se removió, se irguió en la butaca y levantó la mano. Ella abrió la puerta de par en par para que entrara más luz en la habitación y le vio entonces con claridad. Tenía el pañuelo de seda en la cara tal como había colocado la servilleta anteriormente. La señora Hall se dijo que seguramente las sombras la habían engañado.....
  .. -Usted no comprende- dijo-quién soy o lo que soy. Yo se lo demostraré. ¿Vive el cielo que se lo demostraré!.
    Entonces se llevó la mano a la cara y retiró las vendas. El centro de su cara se convirtió en una cavidad oscura. -Tome -dijo.
   Dio un paso hacia adelante y entregó algo a la señora Hall, que ella contemplando fijamente la metamorfosis ocurrida en su rostro, aceptó de un modo automático. Pero al ver lo que era, dio un terrible grito, lo dejó caer al suelo y se echó hacia atrás. La nariz cayó al suelo.
   Seguidamente se quitó las gafas, y todos los que estaban en el bar contuvieron la respiración. Se despojó del sombrero y, con un movimiento violento, se arrancó los bigotes y los vendajes. Durante unos instantes, los espectadores de esta escena se negaron a creer lo que tenían ante la vista. Un escalofrío recorrió a todo el grupo.
   Fue horrible. La señora Hall, horrorizada y con la boca abierta, comenzó a gritar y se dirigió corriendo a la puerta de la casa. Todos comenzaron a moverse. Habían esperado ver cicatrices, desfiguraciones y horrores tangibles,pero... ¡nada!. Los vendajes y la peluca volaron por el pasillo y llegaron hasta el mostrador, obligando a un muchacho a dar un salto para evitarlos. Todos tropezaron unos contra otros al bajar la escalera. Porque el hombre que permanecía en pie, dando a gritos una incoherente explicación, era una figura sólida y gesticulante hasta el cuello y, despues...¡el vacío, la nada!... (G.H. Wells, de su libro "El Hombre Invisible" . La obra fue originalmente publicada en entregas en la revista Pearson´s Magazine en 1897).

"La ciencia ficción no es más que la búsqueda de respuestas a las preguntas perennes: ¿Porqué? ¿Dónde? ¿Cómo? A pesar de su nombre, es la menos precisa de todas las literaturas. Su destino es errar de una pregunta a otra y a veces, dar con las respuesta. Para acercarse a ella se requiere la certeza de que un poema oscuro dice mucho más que un discurso claro" (René Rebetez).
Este Manual de Autosuficiencia Ética, está compuesto de fragmentos breves recogidos con la intención de facilitar el pensamiento y el desarrollo personal, recordando y exponiendo los interesantes ideales de diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos diversos como los: filosóficos, políticos, sociales, literarios, artísticos, ficción y etc..., todavia muy válidos para la actualidad. 
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