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26 abr 2020

Manual de autosuficiencia ética (Parte V)

"Mientras que el corazón tiene deseo,
la imaginación conserva ilusiones"
(René de Chateaubriand)

Miguel de Unamuno (1864-1936).- El alma y el racionalismo.
"Sería, no ya excusado, sino hasta ridículo, el que nos extendiésemos aqui en exponer hasta qué punto la conciencia individual humana depende de la organización del cuerpo, cómo va naciendo, poco a poco, según el cerebro recibe las impresiones de fuera, cómo se interrumpe temporalmente, durante el sueño, los desmayos y otros accidentes, y cómo todo nos lleva a conjeturar racionalmente que la muerte trae consigo la pérdida de la conciencia. Y así como antes de nacer no fuimos ni tenemos recuerdo alguno personal de entonces, así después de morir no seremos. Esto es lo racional.
   Lo que llamamos alma no es nada más que un término para designar la conciencia individual en su integridad y su persistencia; y que ella cambia, y que lo mismo que se integra se desintegra, en cosa evidente. Para Aristóteles era la forma sustancial del cuerpo, la entelequia, pero una sustancia. Y más de un moderno la ha llamado epifenómeno, término absurdo. Basta llamarlo fenómeno.
   El racionalismo, y por éste entiendo la doctrina que no se atiene sino a la razón, a la verdad objetiva, es forzosamente materialista. Y no se me escandalizen los idealistas.
   Es menester ponerlo todo en claro, y la verdad es que eso que llamamos materialismo, no quiere decir para nosotros otra cosa que la doctrina que niega la inmortalidad del alma individual, la persistencia de la conciencia personal después de la muerte.
   En otro sentido, cabe decir que como no sabemos más lo que sea la materia que el espíritu, y como eso de la materia no es para nosotros más que una idea, el materialismo es idealismo...." (Miguel de Unamuno.  Extracto de la Resolución Racional, capítulo 5, páginas 99 y 100 del libro: "Del Sentimiento Trágico de la Vida" editado en 1913).

 Lin Yutang (1895-1976).- El descontento y el soñar
"El descontento, dicen, es divino; estoy muy seguro, de todos modos, de que el descontento es humano. El mono fue el primer animal malhumorado, porque jamás he visto una cara verdaderamente triste, en los animales, salvo en el chimpancé. Y a menudo he pensado que se trataba de un filósofo,
¡porque la tristeza y el pensar son tan semejantes! pensando. Las vacas no parecen pensar, al menos no parecen filosofar, porque siempre se muestran satisfechas....
   Acaso después de todo, la filosófia comenzó con el sentido del tedio. De cualquier manera, es característica de los humanos tener un anhelo triste, vago e inquieto por un ideal. El hombre vive en un mundo real, pero tiene la capacidad y la tendencia a soñar con otro mundo. Probablemente la diferencia entre hombre y los monos es que los monos están simplemente aburridos, en tanto que el hombre posee aburrimiento más imaginación. Todos nosotros tenemos el deseo de salir de un viejo surco, y todos nosotros deseamos ser alguna otra cosa, y todos soñamos... no hay en el mundo nadie completamente satisfecho. Todos quieren ser alguien, en tanto ese alguien no sea él mismo.
   Este rasgo humano se debe indudablemente a nuestro poder de imaginación y a nuestra capacidad de soñar. Cuanto mayor es el poder imaginativo de una persona, tanto más perpetuamente está satisfecho. Por eso es un niño es más difícil de tratar, porque es más imaginativo....En conjunto, la humanidad es llevada por el mal camino, así como es llevada hacia arriba, por esta capacidad para el idealismo, pero no se puede pensar siquiera en el progreso humano sin este don imaginativo.
   Las personas, se nos dice, tiene aspiraciones. Es cosa muy laudable, porque las aspiraciones se clasifican en general como nobles. ....Creo que estamos constituidos como un aparato receptor para ideas, como los aparatos de radio para recibir música del aire..... (Lin Yutang, Capítulo 4, apartado 3, De Ser Humano, de su libro: "La Importancia de Vivir" de 1937).

Raimon Panikkar (1918-2010).- Su concepto de morada y la sabiduría.
" Una morada no es nada exterior, no es una circustancia individual ni tampoco una salvación privada. El término morada, no tiene nada que ver con el significado actual de esta palabra: una especie de garaje más o menos confortable... El tan criticado desarraigo del hombre moderno consiste precisamente en que la cosmología científica no es capaz de proporcionarle un hogar humano. El mundo científico no es habitable. El hombre está perdido en el desierto cuantitativo de un universo que se expande y de una cadena de millones de años atrás hasta llegar a nuestros antepasados animales. Se encuentra desarraigado porque la imagen científica del mundo ha perdido la dimensión humana y porque su morada no fue construida por la sabiduría, sino por un cálculo extrapolador. En un universo así el hombre no puede sentirse en casa. No es de extrañar que la movilidad sea un rasgo característico de la sociedad moderna...
Una morada no puede encontrarse. No es una realidad natural, sino cultural. Hay que habitar la enstancia. Una casa vacía no es una morada. Una sabiduría puramente teórica no es sabiduría. La sabiduría no entra en una casa deshabitada. Antes de habitarla -o quizás al mismo tiempo- hay construirla, decorarla, amueblarla: hay que prepararla.
   Algunos textos bíblicos nos dicen que es la mujer quien construye la morada de la sabiduría. De manera análoga, unos proverbios hindúes nos enseñan que la mujer guarda la casa de la misma forma que el dharma preserva el bienestar. Así, construir una morada no es tarea de ingenieros, sino que se parece mucho más al parto...No se puede buscar la sabiduría. Sólo es posible prepararle una morada. La expresión buscar sabiduría, no ha de significar acosarla, como si fuera un objeto, algo que pueda perseguirse. No constituye el fin último de un largo peregrinaje.
   En la tradición china, Chuang-tzu dice que las perlas mágicas sólo pueden encontrarse de manera no intencionada. Toda búsqueda de la belleza la ofendería y la apagaría, como cuando se tocan las alas de una mariposa. Hay que dejar que la perla de la belleza nos sorprenda, dejarse transformar por ella. Ninguna violencia del pensamiento, ningún esfuerzo, ninguna búsqueda conducen a este fin. La búsqueda de la sabiduría dañaría su independencia y embrutecería su libertad soberana....
   Es propio de la sabiduria que, en su presencia, uno se encuentre sin poder; tampoco ella lo tiene. Sólo le otorgan autoridad aquellos que se dejan visitar espóntaneamente por ella. No es un objeto de la inteligencia ni de la voluntad....
   La primera dimensión de la morada es, por lo tanto, el mundo como nuestra patria. El mundo es un lugar habitable para todos los hombres, también para los que no tienen casa, para los pobres, para el pueblo..." (Raimon Panikkar- "Invitación a la Sabiduría" 1998, edts:Circulo de Lectores/Espasa Calpé).


Este Manual de Autosuficiencia Ética, está compuesto de fragmentos breves recogidos con la intención de facilitar el pensamiento y el desarrollo personal, recordando y exponiendo los interesantes ideales de diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos diversos como los: filosóficos, políticos, sociales, literarios, artísticos, y etc..., todavia muy válidos para la actualidad. 
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