"El alejamiento produce en la amistad el mismo efecto que en el amor: es lo que el fuelle es para la fragua" (Michelet)
Ilustración de Okey collage |
"No era ella. Pero sin embargo, se le parecía mucho. Me quedé sorprendido al ver aparecer aquella mujer, que el destino hizo que se sentará a mi lado en un banco de un arcén de la estación. Como si fuera un doble, se parecía increíblemente a una mujer que apreciaba. Dicen que todo el mundo tiene un doble en alguna parte del mundo y nadie parece que eso le moleste. Hay personas que son similares a otras en características y perfiles que a veces incluso nos confunden y dudamos si es la verdadera persona a la que creemos conocer. Son cosas de la naturaleza, y evidentemente, por alguna razón, las fisonomías pueden llegar a parecerse. No se sabe exactamente si en este asunto la genética tiene una opinión al respecto. Pero ella estaba allí, apenas nos separaba un metro. Yo disimuladamente la iba observando, haciéndome el distraído mirando a diferentes lugares pero no dejaba de contemplarla. Llevaba el mismo modelo de sus gafas. Su cabello muy bien cuidado, era liso, largo y castaño recogido en una particular coleta que recogía su larga melena. Su delgadez era muy similar. Su mirada algo cansada, desprendía indiferencia al entorno, y parecía sumisa en sus pensamientos. Llevaba puestos unos pantalones vaqueros casi ajustados que le marcaban una excelente figura. Un bolso pequeño que hacía conjunto con su jersey otoñal y calzaba unas bambas blancas. Toda una similitud perfecta que hasta el pestañeo de sus ojos y sus pequeños gestos me parecían iguales. Debía de superar la cuarentena de edad. Toda ella me hacía recordar a una mujer que amaba, a la cual ya no podía ver porque se desplazó a trabajar en otro continente. Su distancia no me impedía seguir amándola en secreto. Era una mujer muy peculiar a la que seguía adorando. Siempre fue una persona cariñosa y correcta conmigo. Sus diálogos acompañadas con su dulce voz, me seducían y me atrapaban, y era muy normal para mí, el tenerla siempre presente en mis pensamientos. Existía entre nosotros una distancia y unas diferencias que nos impedían estar más próximos. Pero esa lejanía, sigo creyendo, que no era un inconveniente para sentirnos juntos, y a la vez, conectados uno del otro.
Mientras tanto, esa chica me hacía notar con su proximidad los latidos acelerados de mi corazón y mi respirar profundo. Parecía una gratificación que me concedía el espacio-tiempo al permitir ese desdoblamiento. Sin embargo, me di cuenta que ella estaba sumergida en otro mundo, como si yo mismo y la gente de alrededor no existiera. Por un momento me sentí invisible, y al mismo tiempo, comprendí que yo mismo era la única persona interesada y preocupada por ella. Me hubiera gustado saber en esos momentos, los pensamientos que podían rondar por su mente. Sentí unos enormes deseos de acercarme a ella y hablarle, pero era muy consciente que era otra persona y no ella. Rápidamente me surgían diferentes preguntas sobre su persona. Me interrogaba a mi mismo, cuál sería su profesión y la localidad de su vivienda. No parecía que llevara en su dedo anular ningún anillo de compromiso con alguna persona. Se la veía sencilla, y la sencillez es un arte, donde sus pequeños movimientos así lo demostraban. El tren se aproximaba a la estación en la que tenía que apearme. No había más remedio que ese vagón la dejara en su destino, y aproveché las últimas visiones de aquella chica a la cual también parecía que me estaba enamorando."
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