"Se habían citado para el próximo fin de semana. Un especial y primer encuentro, pues llevaban meses reservando ese momento. Por fín se aproximaba esos dos días de descanso, de esa ocasión tan reservada y mutuamente esperada. Habían preparado todo lo que tenían pensado, pues consideraban que iban a ser unos instantes gloriosos donde los dos tenían que poner lo mejor de si mismos. Al menos era lo que se esperaba. Todo eso podía sumar a que se tuviera una buena relación y garantizar una buena experiencia que dejaría un buen recuerdo para el resto de sus vidas. Ese encuentro representaba el descubrimiento aguardado desde hacía mucho tiempo, y ya era hora de que se transformara en realidad. Era casi la ejecución de un sueño en lo que es normal creer que les sucede y pertenece a otros y no a ellos.
Los dos se preparaban con la suficiente antelación en sus pensamientos, en palabras amorosas que iban a decirse uno al otro y lo mucho que se querían. Para ello, se cortaron el pelo y se maquillaron. Se depilaron esas partes del cuerpo que creían pudorosas. Preparaban el mejor perfume y se aseguraron el tener unas uñas perfectas y unos dientes saludables para esos besos tan esperados en la que, el roce de esos labios iban a ser el motor de arranque de su contacto.
Buscaron en sus respectivos armarios los mejores y favorables vestidos para encontrarse atrayentes. Se compraron una nueva ropa interior y sexy. Esperaban todo lo mejor para esa ocasión. Rememoraban que todo estuviera en condiciones para ese enlace dónde dos espíritus se iban a fundirse en uno. Que no faltara un detalle: una luz ténua, unas golosinas, unos preservativos, un juego erótico, unos cigarrillos, una poesía, y sobretodo; a tener en cuenta la desconexión del teléfono.Todo preparado con cariño y sensualidad. Todo con la finalidad de hallar una satisfacción y el éxtasis. Un encuentro que quizás sería difícil de repetir, y como ya hemos dicho; un suceso amoroso para permanecer en la eternidad de la memoria. Ambos tenían la necesidad de sentirse atrayentes y sobretodo sexuales.
Esa habitación reservada tenía que estar preparada para su espera. Las paredes y su decorado iban a ser los únicos testigos de ese momento tan memorable. Eran unos días en donde dos seres requerían ser inseparables. Conocerse perfectamente y explorar todos los rincones de sus cuerpos, su olor, sus quejidos y lamentos de placer. Podían charlar en los pequeños descansos y decirse lo mucho que se deseaban y se amaban. Todo debía estar permitido, y pensaban que el tiempo y el universo también gozarían con ellos, pues para eso habían sido creados.
Se estaban proyectando para abandonarse y ser acogidos en los brazos de cada uno. Tomarse y dejarse que la pasión y el deseo dominara todos sus actos: las posturas, las erecciones, los pechos endurecidos, el sexo empapado, miradas eternas, caricias y abrazos. Todo preparado y abierto para hallarse.
Todas las preocupaciones diarias tenían que abandonarse para formar parte de dos seres nuevos. Nada más que sus cuerpos y sus almas debían de tener importancia en esos momentos. No podían amarse más de lo que ya se amaban. El mundo para ellos ya no existía. Sólo eran ellos dos. Todo lo demás sería descartado, tirado al desecho, sin valor. Nada importaba más".
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