"Hay una petulancia de la bondad que se presenta como maldad" (Nietzsche)
"Por entonces éramos unos jóvenes inocentes. Y mientras charlábamos en unos asientos, un hombre se nos acercó tambaleándose con una botella de vino en la mano. Y sin saber por qué, ni todavía al recordarlo; se nos aproximó hacia nosotros tanto, que su cara permanecía a un palmo de las nuestras, y cuando nos hablaba, a momentos nos salpicaba su saliva hacia nuestros rostros. Era una situación repugnante, pero su mensaje que dió posteriormente sin quitar su vista de nuestras caras para comprobar si mostrábamos atención, quedó en nuestro recuerdo:
-A veces hay que dejar que se exprese el mal que todos llevamos dentro. Y eso ha de ser inevitable. Y no es precisamente para cometer un mal, sino para defendernos y protegernos del otro mal que causan los demás. Porque hay personas manipuladoras y astutas, que con apariencia de corderos, contienen interés egoístas entre otros, y quieren conseguir un cierto beneficio; y para ello, utilizan el arte del engaño a través de la picaresca y de la mentira. Quieren sacar el máximo provecho de aquellas personas benévolas y de buen fin. El mal, a veces puede ser la actitud mejor que puede aparecer como un instinto protector para enfrentarnos y librarnos de las injusticias. Y tanto el bien como el mal; son inteligentes y tienen diferentes formas en aparecer y de manifestarse. Y tanto una cosa como la otra, su práctica se hace normal en nuestros usos comunes, e incluso a veces, difícil de diferenciarlos.
Así que,- ¡tenedlo en cuenta!- gritó-. Si no, -¡contempladme y mirad en lo que me he convertido por culpa de la inocencia!-.
Terminando de decir esto, y mirándonos fijamente sin parpadear en silencio durante un ratito; dió media vuelta y se marchó.
Su monólogo fue un poco más extenso, pero ésta es la síntesis que desde entonces permanece en nuestra memoria. Dicen que los borrachos y los niños, son los únicos que dicen lo que sienten y la verdad".
(Imagen: Zeng Fanzhi Studio)
*****