"Hubo un tiempo, y no muy lejano; que el maltrato se enseñaba en las escuelas. Sobretodo en aquella época de dictadura. Solo bastaba que un alumno no hiciera bien una regla de tres o una raíz cuadrada, o también una simple mancha de tinta en el cuaderno, para que el maestro tomara un palo de madera, y se desahogara de sus tensiones pegándole con cierta rabia en las manos hasta su cansancio. Era un en penoso espectáculo donde un terror silencioso se apoderaba del aula, que a la vez, te creaba rabia e impotencia, donde en algunos de nosotros nos temblaban las piernas. Notaba que con el crecimiento y los años, se despertaba en el ser, un espíritu rebelde y revolucionario. Era una educación que ya te indicaba que el futuro destino de sus alumnos, no serían nada. Uno comprobó que la autoridad tiene miles de disfraces, y que no te podías fiar ni del párroco".
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Túmbase y abra la boca -me dijo-. -Ahora le inyectaré un calmante que le actuará brevemente, y le dormirá totalmente la zona afectada y entonces procederé-. Así fue minutos después.
En mi boca ya no sentía nada, excepto un sabor amargo cuando intentaba tragar algo de saliva. Ella mantenía puesta una mascarilla quirúrgica, y mientras hurgaba y corregía mi muela, lo único que podía contemplar bajo la luz de un inmenso foco, era los ojos de la doctora. Tenía unos hermosos ojos negros y expresivos que miraban y buscaban en el interior de mi boca. Estaba haciendo un trabajo minucioso y de precisión mientras sus ojos brillaban. Y como tenía que trabajar en profundidad, llegó un momento que tuvo que apoyar sus pechos sobre mi pecho. A pesar del trajeteo en mi boca; noté el latido de su corazón.
Fue un momento donde se acumuló una serie de sensaciones: las molestias de mi diente, sus ojos negros, su respirar, y el latido de su corazón".
(The Hunter of Dreams)
(Imagen de: Jenny Granberry)
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"Gimen
las viejas maderas
del pasillo.
Pasan las sombras
de los coléricos poemas
que has decidido no escribir".
(Relato, poema de Vicente Andrés Estellés. 1924-1993)
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