"Aunque no importa su nombre para el relato, Alicia había sido la chica más bella de su barrio. Popularmente era muy conocida como -la guapa del barrio-. Había sido una verdadera rompecorazones, y cómo no decírlo, -una calienta braguetas-. Por allí donde caminaba, incluso hasta las mujeres se giraban para admirarla, lo que muchas veces provocaba una cierta envidia.
Ella consideraba que gracias a su belleza, tenía el derecho de limitar el acceso a compañías vulgares. Y ella misma se había creado a un personaje de admiración no apta para cualquiera. A pesar de todo tuvo toda clase de pretendientes, y ninguno era de despreciar porque todos parecían tener buenos empleos y ser de clases altas. Los tuvo de élite: abogados y médicos de prestigio, empresarios de grandes marcas comerciales, incluso a un presidente de su Comunidad Regional, etc... Pero ella siempre aspiraba a más, y buscaba la perfección en ese hombre que no acababa de aparecer. Ninguno era suficiente para ella. Sabía la magnitud de su belleza y de su atracción, y quería encontrar lo mejor en el sexo opuesto. Que fuera alto y delgado, un adinerado con multitud de propiedades, con un atractivo especial, y muy sensual; la perfección, etc... Tenía mucha facilidad para rechazar a sus candidatos donde rompía esperanzas y corazones. Muchos de ellos habían invertido cantidades considerables en caprichos de la chica. Y muchos otros encontrarón en ella la desilusión y llegaron a conocer la depresión. No había manera de que estuviera con alguien permanente.
Vestía ropa de última moda y siempre la prefería ajustada, donde así destacaba su figura que era la culpable de tremendos deseos y delirios del personal. Era de una insuperable belleza. Contaba con éxito en su entorno laboral gracias a su atracción sensual, manteníendo siempre a sus jefes y compañeros abobados.
Así transcurría su vida, y como no hay que dormirse porque el tiempo no pasa en balde, a los años comenzaron a aparecer las primeras arrugas, el pelo cano, y los pequeños michelines en su cintura. Su belleza como una flor se marchitaba, y con ella tambien los admiradores.
La vejez le alcanzaba. Habían desaparecido esos pretendientes que le facilitaban esos vestidos de moda tan caros.Tampoco había remedio en las cremas faciales ni en tratamientos corporales. No lograba recuperar aquella especial belleza y la atracción de su juventud. Se encontraba envejecida, y como aún mantenía algunos ahorros, en unas vacaciones se propuso viajar a Miami para un tratamiento de cirugia estética, donde se había informado que existía un medico de renombre que hacía milagros en el cuerpo. Llegó allí con mucha ilusión y esperanza de rescatar su belleza. Pero el destino tambien pasa su factura y la intervección quirúrgica fue ineficaz y no logró el éxito deseado. Fue un fracaso inesperado. Un fraude a la que ya no tenía remedio. Su cara más que su cuerpo, quedó totalmente desfigurada.
Cuando regresó a su ciudad y a la normalidad de la vida y muy avergonzada, tuvo que reemplazar toda sus costumbres. Cambiar de hogar en otra localidad y encontrar otro trabajo. Quizás otras amistades a las que valorar. Ahora su nueva faceta de fealdad alcanzó otra popularidad. Los que la reconocierón volvieron a chismorrear con un divertido apodo de -la chica del culo de mona-, porque su cara era lo más parecido al trasero de un simio. Totalmente desaparecieron todos sus admiradores. Era muy difícil distinguirla ahora y verla por la calle. Siempre solía andar sola sin ningún tipo de compañía, ocultándose la faz con un pañuelo y otras con un sombrero muy ancho para no mostrar esos nuevos rasgos que ahora le eran propios. Era un éxito andar lo más desapercibida posible. Era un milagro aceptarse a si misma y encontrar confor".
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