"El razonamiento activo se aprende con la practica,
debería ser practicado durante mucho tiempo y de
muchas maneras variadas" (George Gurdjieff).
George Orwell (1903-1950).- El socialismo.
"Hasta el siglo XX, y sin duda hasta la década de 1930, todo el pensamiento socialista era en cierto modo utópico. El socialismo no había sido puesto a prueba en ningun lugar del mundo, y en la mente de casi todos, incluido sus enemigos, estaba ligado a la idea de libertad e igualdad.
Solo había que acabar con la injusticia económica, y todas las demás formas de tiranía se desvanecieran también. Llegaría la era de la fraternidad humana, y la guerra, el crimen, la enfermedad, la pobreza y la explotación laboral serían cosas del pasado. A algunos no les gustaba este objetivo, y había muchos que daban por sentado que nunca se alcanzaría, pero al menos esa era la meta.
Pensadores tan dispares como Karl Marx y William Morris, Anatole France y Jack London, tenían todos una imagen más o menos parecida al futuro socialista, si bien podían discrepar en cuál era el modo de alcanzarlo.
A partir de 1930 comenzó a aparecer una escisión ideólogica en el movimiento socialista. Para entonces, el -socialismo- había dejado de ser una simple palabra que evocaba un sueño; un país enorme y poderoso, la Rusia soviética, había adoptado la economia socialista y estaba reconstruyendo rápidamente su vida nacional, y en casi todos los países se veía un giro inconfundible hacia la propiedad pública y la planificación a gran escala. Al mismo tiempo que la palabra -socialismo-, en Alemania creció la monstruosidad del nazismo, que se autodenominaba socialismo y tenía ciertamente algunas características casi socialistas, pero incorporadas en uno de los regímenes más crueles y cínicos que el mundo haya visto jamás. Claramente, había llegado el momento de redefinir el término-socialismo-.
¿Qué es el socialismo? ¿Puede haber socialismo sin libertad, sin igualdad, sin internacionalismo?
¿Seguimos aspirando a la fraternidad humana universal o debemos contentarnos con un nuevo tipo de sociedad de castas en la que renunciemos a nuestros derechos individuales a cambio de seguridad económica?
Entre los libros recientes, puede que el mejor análisis de estas cuestiones se encuentre en la obra de Arthur Koestler .
En opinión de Koestler, lo que hace falta ahora es una síntesis del santo y el revolucionario. Por decirlo en otras palabras: las revoluciones tiene que producirse, no puede haber progreso moral sin cambios económicos drásticos y, sin embargo, el revolucionario desperdicia su trabajo si pierde el contacto con la decencia humana común. De algún modo, debe resolverse el dilema del fin y los medios. Debemos ser capaces de actuar, incluso de emplear la violencia, y aun así no dejarnos corromper por la acción. En términos políticos específicos, esto supone rehacer el comunismo ruso por un lado, y el gradualismo fabiano por otro....
La clave que un socialista o comunista, como tal -y puede que esto sea aplicable más que a ningún otro a aquel que rompe con su propio partido por una cuestión de doctrina-, es una persona que creé que el - paraiso terrenal- es posible. El socialismo es en última instancia un credo optimista, y no es fácil conciliarlo con la doctrina del pecado original.
Un socialista no está obligado a creer que la sociedad humana puede llevarse realmente a la perfección, pero casi cualquier socialista cree que podría ser muchísimo mejor de lo que es en la actualidad, y que la mayor parte de las maldades que cometen los hombres provienen de los efectos distorsionadores de la injusticia y de la desigüaldad. La base del socialismo es el humanismo. Puede coheistir con una creencia religiosa, pero no con la creencia de que el hombre es una criatura limitada que se comportará mal siempre que se presente la más mínima oportunidad....
En estos momentos es difícil que el utopismo se materialice en un movimiento político definido. Las masas quieren seguridad en mucho mayor medida que igualdad, y por lo general no se dan cuenta de que la libertad de prensa y de expresión son de una importancia capital para ellos. Pero el deseo de perfección terrenal tiene una larga historia detrás.....
El -paraiso terrenal- nunca se ha materializado, pero, como idea, parece que nunca se extingue, a pesar de la facilidad con la que pueden desacreditarla los políticos prácticos de cualquier signo. En su centro reposa la crencia de que la naturaleza humana es de entrada bastante decente, y capaz de desarrollo ilimitado. Esta creencia ha sido el motor principal del movimiento socialista, incluidas las sectas clandestinas que allanaron el camino para la Revolución rusa, y podría afirmarse que los utópicos, hoy en día una minoría desperdigada, son los auténticos defensores de la tradición socialista...." (George Orwell, este escrito fue publicado en enero de 1946. Fragmento regogido en su libro "Ensayos")
Ernesto Che Guevara (1928-1967).- El socialismo y el hombre.
"...Como ya dije, en momentos de peligro extremo es fácil potenciar los estímulos morales; para mantener su vigencia, es necesario el desarrollo de una conciencia en la que los valores adquieran categorías nuevas. La sociedad en su construcción debe convertirse en una gigantesca escuela.
Las grandes líneas del fenómeno son similares al proceso de formación de la conciencia capitalista en su primera época. El capitalismo recurre a la fuerza, pero, además, educa a la gente en el sistema. La propaganda directa se realiza por los encargos de explicar la ineluctabilidad de un régimen de clase, ya sea de origen divino o por imposición de la naturaleza como ente mecánico. Esto aplaca a las masas que se ven oprimidas por un mal contra el cual no es posible la lucha.
A continuación viene la esperanza, y en esto se diferencia de los anteriores regímenes de casta que no daban salida posible.
Para muchos continuará vigente todavía la fórmula de casta: el premio a los obedientes consiste en el arribo, después de la muerte, a otros mundos maravillosos donde los buenos son premiados, con lo que se sigue la vieja tradición. Para otros, la innovacón: la separación en clases es fatal, pero los individuos pueden salir de aquella a que pertenecen mediante el trabajo, la iniciativa, etc..Este proceso, y el de autoeducación para el triunfo, deben ser profundamente hipócritas; es la demostración interesada de que una mentira es verdad.
En nuestro caso, la educación directa adquiere una importancia mucho mayor. La explicación es convincente porque es verdadera; no precisa de suterfugios. Se ejerce a través del aparato educativo del Estado en función de la cultura general, técnica e ideológica, por medio de organismos tales como el Ministerio de Educación y el aparato de divulgación del partido. La educación prende en las masas y la nueva actitud preconizada tiende a convertirse en hábito; la masa la va haciendo suya y presiona a quienes no se han educado todavía. Esta es la forma indirecta de educar a las masas, tan poderosa como aquella otra...
En este período de construcción del socialismo podemos ver el hombre nuevo que va naciendo. Su imagen no está todavía acabada; no podría estarlo nunca ya que el proceso marcha paralelo al desarrollo de formas económicas nuevas. Descontando aquellos cuya falta de educación los hace tender el camino solitario, a la autosatisfacción de sus ambiciones, los hay que aun dentro de este nuevo panorama de marcha conjunta tienen tendencia a caminar aislados de la masa que acompañan. Lo importante es que los hombres van adquiriendo cada día más conciencia de la necesidad de su incorporación a la sociedad y, al mismo tiempo, de su importancia como motores de la misma..
El camino es largo y está lleno de dificultades. A veces, por extraviar la ruta, hay que retroceder; otras, por caminar demasiado aprisa, nos separamos de las masas; en ocasiones, por hacerlo lentamente, sentimos el aliento cercano de los que nos pisan los talones. En nuestra ambición de revolucionarios, tratamos de caminar tan aprisa como sea posible, abriendo caminos, pero sabemos que tenemos que nutrirnos de la masa y que ésta sólo podrá avanzar más rápido si la alentamos con nuestro ejemplo...
Nosotros, los socialistas, somos más libres porque somos más plenos; somos más plenos por ser más libres. El esqueleto de nuestra libertad completa está formado, falta la sustancia proteica y el ropaje; los crearemos. Nuestra libertad y su sostén cotidiano tienen color de sangre y están henchidos de sacrificio. Nuestro sacrificio es consciente; cuota para pagar la libertad que construimos.
El camino es largo y desconocido en parte, conocemos nuestras limitaciones. Nosotros mismos haremos el hombre del siglo XXI. Nos forjaremos en la acción cotidiana creando un hombre nuevo con una nueva técnica. La personalidad juega un papel de movilización y dirección en cuanta encarna las más altas virtudes y aspiraciones del pueblo y no se separa de la ruta. Quien abre el camino es el grupo de vanguardia, los mejores entre los buenos, el Partido.
La arcilla fundamental de nuestra obra es la juventud; en ella despositamos nuestra esperanza y la preparamos para tomar de nuestras manos la bandera. Si esta carta balbuceante aclara algo, ha cumplido el objetivo con que la mando. Reciba nuestro saludo ritual, como un apretón de manos o un -Ave María purísima-: ¡Patria o muerte!." (Ernesto Che Guevara, fragmento escrito en 1965 recogido en el libro, "Escritos revolucionarios").
Este es un pretencioso Manual de Autosuficiencia Ética, que está compuesto en diferentes partes, formado a base de fragmentos
breves recogidos con la intención de fomentar su lectura, de facilitar el pensamiento y el
desarrollo personal. Recordando, exponiendo y respetando, los interesantes ideales de
diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos
diversos como los: sociales, filosóficos, políticos, literarios,
artísticos, ficción y etc..., todavia muy válidos para la actualidad.
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