"Decís vosotros que los tiempos son malos, sed vosotros mejores, y los tiempos serán mejores: vosotros sois el tiempo" (San Agustín)
"La única certeza es la incertidumbre" (Z. Bauman)
"Los tiempos perturbadores siempre han estado presente en todos los momentos de la historia. La incertidumbre está creada por una situación dominante que consigue mantenernos en una expectativa sin saber si lograremos alcanzar el buen fin esperado. Es como una percepción como si navegasemos en un barco que, sin brújula y sin conocimientos de orientación, esperamos que nos conduzca a un buen puerto. El barco, sin duda alguna, estará condicionado a las inclemencias de sus aguas y del tiempo. En su trayecto, es lógico, que en su tripulación reine la preocupación, la angustia y su desconcierto. En su comparación, se ha conseguido que el mundo tenga un cierto progreso, que no significa que todo está garantizado, ni todo está bajo control. El progreso tiene también sus inconvenientes y sus incertidumbres. El mundo está introducido en ese barco que no tiene definido muy bien, a que puerto llegar, porque existen diferentes gobernantes que por su ignorancia o por ciertos intereses, y entre sus disputas, se gobierna mal el barco. Creo que más o menos, es lo que le pasa al mundo.
Sí este mundo tan complejo ha evolucionado, es gracias a una labor continúa y rutinaria que desempeñan cada día su gente cuando acude a sus puestos de trabajo. Es evidente que las innovaciones también ayudan a eso.
Es acertado aquel dicho que dice que - cada causa tiene su efecto-, y en el transcurso de la historia, se ha ido tejiendo una tela de araña de la que es imposible desenredar y que contiene sus viejos conflictos. Inevitablemente ello ha traído y trae algunas graves consecuencias como por ejemplo: las causadas por aquellos países que se mantienen en continuas discordias, en radicalismo y en guerras. Y la de otros en competir por conseguir un poder que cada vez es más fraticida en el control económico global, etc...
También hay otros inconvenientes como la de algunas enfermedades, donde ahora algunas no son muy recurrentes y otras han desaparecido, pero han surgido otras que están en estudios y en tratamientos. La aparición del covid- 19 ha sorprendido a una sociedad que no imaginaba que una pandemia tuviera lugar o fuera posible en nuestra modernidad. Lo que a acarreado un desconcierto mundial que ha descompuesto a todo orden establecido. Todos podemos comprobar el impacto que a causado en las medidas de su prevención y finalidad: negocios cerrados y otros que no se han podido permitir su inactividad y han quebrado, el aislamiento con su confinamiento, la coharción a la libertad de movimiento, miedo y autoritarismo, cuarentenas, daños sanitarios, sociales, psicológicos, económicos, etc.. En esas medidas disciplinarias, no ha faltado la implantación de otras costumbres como ha sido por ejemplo: el modelo del teletrabajo y privando el servicio presencial de diferentes organismos, dando paso a una nueva burocracia casera para el siglo XXI por el servicio telemático y virtual de - sírvase usted mismo-. Normas que se han puesto en práctica y que han servido como modelo de laboratorio, que seguramente se adoptarán como una rutina en nuestro porvenir, que indignaran a unos y se conformarán otros.
Otros motivos que producen inquietud, es el abandono de los pueblos rurales, donde incluso se han suprimido los servicios sociales esenciales para su desarrollo, dejando una parte importante del país deshabitada y vacía; y por otro lado, el efecto contrario en la irresoluble masificación en las ciudades, con sus grandes problemas de habitaje, con su imparable especulación inmobiliaria y sus desahucios. Las democracias no son perfectas, y su inestabilidad política genera una inquietud que cierta población tiende a protegerse ensalzando a los populismos y a los partidos de derecha, que pueden conducir a un retroceso enorme de las libertades. La política está disfrazada de diferentes formas y eso condiciona y forma parte de nuestra vida. El aumento de desigualdad hace que las personas estemos desconectadas unas de otras como si viviéramos en diferentes realidades, y genera prejuicios y consigue que muchos adquieran actitudes egoístas, y eso conlleva a consecuencias sociales. Además de la mala distribución de la riqueza mundial, las sociedades contienen indeterminados conflictos sociales generados por un sistema que no es del todo justo, que no causan indiferencia y que dan motivos a reivindicaciones y a protestas razonables, por una multitud de inconformistas que se sienten descontentos que exigen a gritos: razón y justicia.
El individuo sigue contribuyendo al bienestar de la sociedad en todos los aspectos dentro del planeta, construyendo: ciudades, transportes, canalización de aguas, conductos eléctricos y sus comunicaciones, etc.. que nos facilitan la vida cotidiana. También tenemos acceso a una educación y a unos estudios que ayudan al progreso de la sociedad.
A pesar de esa construcción y de esas ventajas de la prosperidad, el individuo no está exento de una perplejidad porque no hay un porvenir que esté asegurado. La historia nos documenta que hay fenómenos que se repiten pero que en cada tiempo tiene efectos distintos. A medida que está civilización avanza, aparecen también sus crisis, entre ellas, las de valores también.
A parte de las crisis perennes que siempre nos acompañan -y una principal es la de economía-, existen otras que surgen acentuadas en los momentos donde la sociedad está más debilitada. Como las que se producen actualmente en las industrias, que con la innovación y la implantación de nuevas tecnologías, conllevan paro y desempleo. También la crisis climática, con las graves consecuencias en el medioambiente y su calentamiento global, donde se manifiesta la naturaleza con sus desastres naturales que todos conocemos. El éxodo y los refugiados que producen esas migraciones en condiciones inhumanas que son originadas por esos efectos climáticos, sobretodo en los países del sur que emigran a los países del norte, que desestructura, y no sólo, a una Comunidad Europea. Dificultades causadas por soberbios países con conflictos bélicos, donde la guerra es una causa de nunca acabar, y donde en un siglo XXI aún se proliferan más.
Problemas que causan incertidumbres por deficientes decisiones políticas con perspectivas de corto plazo. Donde hay reflejado un exponente de incompetencia de que ya no existen políticos con clase para gobernar. Y por otro lado, nunca parece que las grandes Organizaciones Mundiales se hayan preocupado lo suficiente en ponerse de acuerdo, en solucionar ni en poner remedio a esos problemas tan viejos que acaban repercutiendo en toda la humanidad como es la pobreza, el hambre y el subdesarrollo en el Tercer Mundo, porque precisamente, los efectos negativos globales lo sufren más los países menos preparados.
Dentro de lo contemporáneo de nuestro tiempo, no sólo está el planeta en estado crítico, sino también la salud mental de su población. Hay suficientes registros que son motivo de preocupación, de que sus habitantes están sufriendo síntomas de: inseguridad, de stress, de angustia, de inconformidad y de desesperación. Depresiones como si fuera pan de cada día que el individuo sufre en silencio y que conducen al suicidio. También está la preocupación de una catalogada juventud preparada en estudios en busca de trabajo, y la dificultad en las personas de avanzada edad que se encuentran en un mundo frenético y cambiante en tecnología, y en el futuro de sus pensiones. La adaptación de las nuevas tecnologías también tiene sus objeciones y su discrepancia, donde hay un sistema y un comercio exigente en su imposición. También el mercado en sus vaivenes, busca sus nuevas oportunidades en todo aquello que genera cierto caos. Inmediatamente surgen sus tácticas y proyectos donde sacar enriquecimiento en todo ello, y educan y preparan a sus empleados para ser conformistas con el sistema. Evidentemente, enseguida aparecen fórmulas como la siguiente: "Necesitamos aprender a convivir con el caos y la incertidumbre, a internar sentirnos cómodos con esta situación, y a no buscar certezas donde sea imposible encontrarlas" (Charles Handy). Parece una frase positiva, pero es como una doble cara de la moneda, donde también se puede comprobar que no se prefiere arreglar el asunto, sino, a conservar y beneficiarse de lo que ese caos genere.
Existe una -genealogía del malestar-, con una cantidad innumerable de problemas que su acumulación hace imposible la resolución a muchos de ellos, y de difícil gobernabilidad. Y hay una sensación generalizada, de que el mundo navega como ese barco antes mencionado, como si la voluntad de una inercia desconocida dirija a veces ese rumbo.
La incertidumbre no tiene forma física, pero está en el ambiente e introducida en todos los cuerpos como si fuera la misma alma manteniéndonos en suspense. La falta de decisiones es causada muchas veces por esa incertidumbre: el estrés, las deudas, la inestabilidad laboral y familiar donde se rompen las parejas, la juventud por falta de perspectivas mejores, tiene temor de comprometerse y prefiere conservar lo bueno que tiene. Todo esto alimenta a un egoísmo y a un amor propio. Unos sentimientos para analizar si a la larga no es contraproducente para ayudar a prepararnos mejor y salvarnos de una cierta confianza. Si no surgieran dudas no aparecerían sus resultados, lo que afectaría a la construcción del progreso, ya que el humano siempre requiere al equilibrio. Y eso motiva la búsqueda del conocimiento para enfrentarnos con todo aquello que causa, entre otras, la inestabilidad".
Frase de Anatole France |
"La gente mira al futuro y piensa que las fuerzas del presente se van a desplegar de una forma coherente y predecible, pero todo examen del pasado revela que los tortuosos caminos del cambio son tan extraños que no pueden siquiera imaginarse" (Rebecca Solnit).
"Una de las cosas que tengo más claras, es que la sociedad tal como es ahora, no me gusta, vivo en ella porque no me queda otro remedio, y porque al mismo tiempo que la aborrezco, la necesito para subsistir. Pero no me gusta. (Emil Cioran - En Plena Tempestad).
"La esperanza nos lleva más lejos que el miedo" (Ernest Jünger).
"El mayor énfasis sobre la seguridad, lejos de convertir el mundo en un lugar más seguro, lo ha hecho más peligroso porque se han recortado derechos humanos y se ha socavado el imperio del derecho internacional, porque los gobiernos se han blindado contra todo escrutinio, porque se han agrandado las divisiones entre pueblos de distinta fe y origen, y se ha desviado la atención de enconados conflictos y otras fuentes de inseguridad". (Irene Khan, fue secretaria general de Amnistía Internacional hasta el 2009)
"No poder pensar es lo que nos ocurre cuando la emoción dominante es el miedo y cuando la incertidumbre es la única certeza que nos queda" (Marina Garcés en el prólogo de su libro - Un Mundo Común-)
"... Calcular los elementos imprevistos quizás sea precisamente la paradójica operación que más nos exige la vida que hagamos" (Rebecca Solnit, en su libro - El Arte de Perderse-)
"...en tiempos de incertidumbres como los que vivimos, tiempos en que el mundo se ha vuelto mucho más oscuro, nos aferramos al terror" (Mariana Enríquez, autora de la novela, -Nuestra Parte de Noche-)
"No me dejéis sólo entre personas llenas de certezas. ¡Esta gente es terrible!. (Antonio Tabucchi)
Arriba: collage (mezcla de pasado y futuro)
Abajo: Viñeta de El Roto.
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