hace el amor con el cuerpo"
(E. Boundzeki Dongala)
"Esperaba con locura que llegara la temporada de verano. Era la época del año de la que se sentía más atractiva. Estaba muy harta de estar desapercibida el resto de los meses. Su trabajo consistía simplemente en estar en una mesa y controlar el producto que desprendía esa cadena de montaje de la multinacional. Ocho horas cada día, en ese puesto de trabajo y con los mismos gestos, era más que suficiente para terminar agotada. Muchas veces se identificaba con esos productos que escupía la cadena, un bulto más que igual que su D.N.I., llevaban un número de serie impregnado en su superficie. Cuando salía de trabajar, el cansancio y las obligaciones diarias la mantenían ocupada. Era una mujer soltera que había dedicado la mayor parte de su vida al trabajo desde que se fundó la empresa hasta la actualidad, terminando en esa mesa de verificación. Sus otros compañeros supieron apañarse bien y estar en un puesto de trabajo mejor. Por lo tanto, en su vida no tenía mucha relación ni familiar ni de amistad. Se sentía sola, desconocida y anónima.
Por eso, cuando llegaba el verano, era el momento de la libertad y de llamar la atención. Entonces florecía en ella un ser que habitaba en el mundo preparada para ser admirada.
Sabía que dentro de la normalidad, lucía un cuerpo espléndido, y aprovechaba el calor de la temporada para mostrarlo a ser posible, con toda su desnudez. Cuando visitaba la playa, aprovechaba la multitud para exponer su físico. Entonces empezaba a percibir las miradas de atracción que desprendía su cuerpo.
Para ella era el momento de máxima lucidez, gozaba conmoviendo atracción y admiración hacia su cuerpo; y a la vez, hacia su ego. Cuando estaba en su casa hacia todo lo hacedero para ser observada. Abría todas las ventanas mientras ella iba haciendo sus labores desnuda.
Cuando notaba que ya contaba con los suficientes admiradores incluso camuflados a veces, se mantenía más tiempo en esa ventana haciendo disfrutar al espectador voyeurista del momento. En ciertas circunstancias se ponía lentamente cierta lencería sexy para más atracción.
Lograba conseguir un cierto número de admiradores que disimuladamente la contemplaban, unos incluso con prismáticos, algunos la fotografiaban y otros la filmaban. A ella no le importaba, más bien se sentía agradecida y excitada a la vez. Unas veces oía a algunas vecinas que la menospreciaban y la criticaban en voz alta por el descaro de su aptitud, para que se dieran por enterado toda esa parte del vecindario. Pero esto solo le provocaba más incitación. Otras veces se tumbaba en su cama y lentamente se acariciaba los pechos y se masturbaba. Cuando alcanzaba el éxtasis, lo hacía gritando de placer. Esos poderosos gemidos se hacían notar por la vecindad. Algunos atrevidos espectadores que ya no se ocultaban, llegaban incluso a aplaudirle, pidiéndole otra y otra.
Igualmente hacía cuando se encontraba con un amante ocasional, practicaban el amor como si se trataran de unos verdaderos actores pornos. Toda una función.
Había conseguido hacer de su espectáculo un arte. Cada vez aumentaba el número de público y de sus seguidores. Nunca se había sentido tan admirada y apreciada.
Cuando salía por la calle y era reconocida, muchos se acercaban a felicitarla pidiéndole un autógrafo o haciéndose un selfie. Su vida se había convertido en la de un artista sexymbol famosa. Su popularidad iba creciendo, saliendo incluso en los medios de comunicación. Una revista de arte erótico la contrató. Así fue como el destino le dio una oportunidad para cambiar su vida y salir de ese antiguo anonimato".
Sabía que dentro de la normalidad, lucía un cuerpo espléndido, y aprovechaba el calor de la temporada para mostrarlo a ser posible, con toda su desnudez. Cuando visitaba la playa, aprovechaba la multitud para exponer su físico. Entonces empezaba a percibir las miradas de atracción que desprendía su cuerpo.
Para ella era el momento de máxima lucidez, gozaba conmoviendo atracción y admiración hacia su cuerpo; y a la vez, hacia su ego. Cuando estaba en su casa hacia todo lo hacedero para ser observada. Abría todas las ventanas mientras ella iba haciendo sus labores desnuda.
Cuando notaba que ya contaba con los suficientes admiradores incluso camuflados a veces, se mantenía más tiempo en esa ventana haciendo disfrutar al espectador voyeurista del momento. En ciertas circunstancias se ponía lentamente cierta lencería sexy para más atracción.
Lograba conseguir un cierto número de admiradores que disimuladamente la contemplaban, unos incluso con prismáticos, algunos la fotografiaban y otros la filmaban. A ella no le importaba, más bien se sentía agradecida y excitada a la vez. Unas veces oía a algunas vecinas que la menospreciaban y la criticaban en voz alta por el descaro de su aptitud, para que se dieran por enterado toda esa parte del vecindario. Pero esto solo le provocaba más incitación. Otras veces se tumbaba en su cama y lentamente se acariciaba los pechos y se masturbaba. Cuando alcanzaba el éxtasis, lo hacía gritando de placer. Esos poderosos gemidos se hacían notar por la vecindad. Algunos atrevidos espectadores que ya no se ocultaban, llegaban incluso a aplaudirle, pidiéndole otra y otra.
Igualmente hacía cuando se encontraba con un amante ocasional, practicaban el amor como si se trataran de unos verdaderos actores pornos. Toda una función.
Había conseguido hacer de su espectáculo un arte. Cada vez aumentaba el número de público y de sus seguidores. Nunca se había sentido tan admirada y apreciada.
Cuando salía por la calle y era reconocida, muchos se acercaban a felicitarla pidiéndole un autógrafo o haciéndose un selfie. Su vida se había convertido en la de un artista sexymbol famosa. Su popularidad iba creciendo, saliendo incluso en los medios de comunicación. Una revista de arte erótico la contrató. Así fue como el destino le dio una oportunidad para cambiar su vida y salir de ese antiguo anonimato".
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