"...el cuarto camino tiene que ser hayado. Es la primera prueba. Y es difícil porque ese camino es mucho menos conocido que los otros tres caminos convencionales..." (Ouspensky)
George Ivanovich Gurdjieff |
Gurdjieff era un hombre con unos grandes ojos, de profunda mirada hipnótica, con gran mostacho y de portentosa calva. Pero ¿quién fue este señor?. Pues era más bien, un maestro mistico, un esotérico y filósofo ruso, que cuenta con adorados seguidores que influyó en el ocultismo del siglo XX que quiso transformar el hombre en un ser más transcendental.
George Ivanovich Gurdjieff (1872-1949 Armenia Rusa), de padre griego y de madre Armenia, buscaba incansablemente el conocimiento para encontrar esas respuestas a las preguntas transcendentales que siempre acompañan al individuo. Hay algunas confusiones o dudas respecto al año y el lugar de su nacimiento, pues aproximadamente en ese periodo existía un conflicto bélico entre Rusia y Turquía que podían hacer variar, según el terreno dominado por uno u otro, que posicionaba el nombre del lugar.
Estos conflictos y sus cambios fomentaron en el joven Gurdjieff inquietudes con proyecciones en su vida. A pesar de que su padre no era un ilustrado, era un poeta y un buen narrador que sabía transmitir muy bien historias de todo tipo y de tiempos remotos, y que tuvo mucha influencia en la niñez de su hijo.
A pesar de tener hermanos y hermanas, Gurdjieff era el mayor, y por tanto, con responsabilidades familiares. Fue un avido lector en lecturas especiales referidas al mundo misterioso y oculto. De joven, asiste a sesiones espiritistas y comprueba fenómenos de algún tipo paranormal. De cierta manera, esos sucesos inexplicables le crean una atmósfera propicia que le perdurará en muchos años y que le influirán en su vida y trabajos posteriores. Ese ambiente le afirma en su convicción de que el verdadero conocimiento se encuentra no solamente en los libros, sino además, que en el universo existe un poder que habita en cada cosa, y que el individuo tiene que descubrir dentro de sí para tener una correcta vida.
Llega un momento de que el joven Georges tiene que encontrar un trabajo para vivir. Tiene una especie de tutor y protector - el padre Borsch-, que le indica que tiene que hacer estudios de medicina, porque lo considera muy conveniente incluso para alguien que quiere dedicarse a cultivar el alma y del saber de las leyes generales de la vida. Gurdjieff tenía mucho aprecio y respeto a este mentor religioso, el cual le consideraba una persona muy integra que vivía modestamente de manera muy austera y retirada del bullicio, dedicado plenamente al estudio y a su afición musical.
Cómo tiene que ganarse la vida, Georges comienza a trabajar en el ferrocarril dentro de su comarca. Un trabajo que le permite seguir en sus aficiones literarias de todo tipo: teología, filosofía etc...,y visita lugares religiosos que quiere conocer. En ese periplo, conoce a Sarkis Pogossan, un seminarista al que Gurdjieff logra convencer para que se ponga a trabajar en el ferrocarril. Juntos posteriormente, comienzan esa búsqueda a la que denominan - El conocimiento Secreto de la Vida-.
Gracias a los ahorros de sus trabajos y de ciertos trapicheos algo dudosos, Gurdjieff se dedica por entero a sus preferencias de lectura junto con su compañero. Así es como logran enterarse de que a muchos kilómetros de su ciudad, cerca de Mossul, pueden encontrarse con unos restos de una antigua secta secreta denominada: - La Hermandad de Sarmoung -, lo que les dará un comienzo a unos años de aventuras misteriosas de la que no se sabe mucho. Los únicos relatos lo explica él mismo mucho más tarde en su libro "Mis encuentros con hombres notables", pero todo lo que cuenta, hace que sea algo difícil de creer.
Esa búsqueda con la mencionada Hermandad no llegó a encontrarse. Pero sí ocurrieron otras peripecias que condujeron a dos amigos hasta Egipto. En Alejandría ambos amigos se separan: Gurdjieff inicia desde Egipto una serie de viajes por Asia, donde adquiere más experiencia y conocimientos ocultistas, y Pogossian viaja a Inglaterra convirtiéndose en un ingeniero.
A partir de entonces vive una época de continuos viajes con experiencias insólitas y de encuentros donde conoce a personajes como el del príncipe Yuri Lubovedsky que le ayudará en su futuro, donde sigue descubriendo técnicas y desarrollo que le otorgan a su personalidad.
En 1897, en Tiflis, los miembros de una sociedad secreta le invitan a realizar un viaje al desierto de Gobi, donde esperan encontrar extraordinarias ciudades en esas desoladas arenas. Tampoco llegan a cumplirse esos objetivos en tal viaje, pero la aventura en ese desierto se hace inolvidable. Posteriormente continuó solitariamente de un lado a otro. Cuando regresa a Bakú, contacta con chamanes y conoce sus ritos mágicos. Y para los que nos preguntamos con qué ingresos podía vivir, a momentos se ganaba la vida gracias a su gran habilidad manual trabajando en talleres.
En comienzos del año 1900, vuelven a proponerle otro viaje. Se trata de una expedición a la India. En el transcurso de ese viaje, tiene la ocasión de conocer un monasterio perteneciente a una antigua secta de esenios. Ahí recibe otras enseñanzas sobre la armonía de los números, el poder de las vibraciones musicales, y una especial danza, que le servirá para sus enseñanzas venideras.
No hay muchos detalles, pero en esos años sufre una serie de accidentes por armas de fuego, peligrando su vida. Estos sucesos hace pensar, porque no sé sabe ciertamente, si utilizó sus conocimientos ocultistas en provecho propio. Porque puede darse el caso, que en ese periodo estuviera en apuros.
Más adelante, y mencionado por él mismo, se lanzó a varios tipos de negocios que podía dominar. Tuvo algunos importantes, incluso con contratos con el Estado para el suministro de material de construcción de ferrocarril o carreteras. Otros en negocios prósperos como: tiendas y restaurantes, salas de cine, explotaciones agricolas, e inclusive, pozos de petróleo. Pero su negocio preferido era el comercio de alfombras y antigüedades. Después de esos años de trabajo, decidió vender todos los negocios, y con el dinero obtenido, llegó a Moscú.
Gurdjieff tenía buenas relaciones, y quizás fue muy próximo al zar de Rusia. Gracias a esas relaciones conoció a su futura mujer, una condesa llamada Ostrowska. Posteriormente compra una propiedad en Moscú con intención de construir un Instituto para el - Desarrollo Armonioso del Hombre -, emprenduría que se complica por el inicio de la I Guerra Mundial. A pesar de esos años bélicos, da conferencias y charlas con la que va consiguiendo seguidores, entre ellos destaca un matemático llamado D. Ouspensky.
Tras fallecer su padre y transcurriendo el año 1917, establece una sede con grupos, una especie de comunidad con seminarios donde se realizan ejercicios severos con pocos descansos, con danzas derviches, telepatía y etc..., a pesar de que el ambiente por el conflicto de la guerra influye. - ya no sólo trabajar sino vivir se convertía en un problema, donde la cuestión de seguir vivo se planteaba cada dia-. dice Gurdjieff. -porque la región es continuamente invadida por unos o por otros... Un periodo con mucha incertidumbre, porque había que ingeniárselas para conseguir alimentos básicos, y también estar al cuidado de un centenar de personas -.
Con esa situación tan complicada, tiene la oportunidad de huir, aprovechando otra invitación de una expedición en busca de dólmenes con sus alumnos. El viaje está lleno de peligros y evidentemente, ese empeño suma otro fracaso y vuelve a tomar la decisión de marchar a Tiflis. En esa población establece otra vez, su Institución para el Desarrollo Armónico del Hombre. Y vuelve con conferencias, danzas y demás ejercicios psicólogos.
Una vez finalizada la guerra y los enfrentamientos internos de Rusia donde el comunismo ha triunfado, con estos acontecimientos Gurdjieff junto con sus discípulos, decide abandonar Tiflis con dirección hacía Alemania donde llegan un año después. Allí se instalan en Berlín para reanudar sus cursos, pero el malestar de la República de Weimar no da garantías. Posteriormente, un grupo de ingleses, le proponen que se ubiqué en Inglaterra, pero Gurdjieff considera la inconveniencia de un pais territorial aislado para el desarrollo de su movimiento. Al tiempo, toma la determinación de venderlo todo y decide instalarse en Francia, donde ve el lugar adecuado que muestra ser un país equilibrado, tanto económico como político. Un lugar geográfico y comunicado que le permitiría la difusión de sus ideas.
En Francia, incansablemente busca un lugar concreto para formar definitivamente el Instituto. Y lo encuentra en Fontaineblau, un Priorato, con una mansión que perteneció al famoso abogado Dreyfuss, en posesión en ese momento de su viuda que no podía seguir manteniendo la propiedad. Sea como fuese, Gurdjieff ve el lugar apropiado con jardines y bosques y consigue al menos alquilarlo. Invierte todo su dinero y el empeño sale adelante con ayuda de préstamos de colegas ingleses.
La mansión se reforma a idea de Gurdjieff, modificando salas para ejercicios, teatros y danzas, y se construye establos y granjas para caballos y ganado. Un lugar idóneo al que terminan llamándolo - El Priorato de Avon-.
Para continuar con tal envergadura de este proyecto, necesita ingresos y toma la determinación de montar negocios en París, abriendo restaurantes y adquiere acciones petrolíferas. Inversiones para financiar su proyecto en el Priorato: dedicarse por completo a la enseñanza a las que se proponía su instituto. - Esperanzas que han sido aplazadas año tras año por razones que no dependían de mí y que me exigían esfuerzos sobrehumanos...-, dice Gurdjieff.
Las jornadas en el Priorato transcurrían con ejercicios en gimnasios, meditaciones, prácticas de concentración y trabajos físicos que completaban el día. Pero la más importante era esa danza sagrada- derviche-, que Gurdjieff quedó impactado al presenciarlas en el monasterio de Turquestán. Eran muy perfectas, hipnóticas y sincronizadas, y esas danzas era lo que pretendía enseñar Gurdjieff mostrandolas en todo el mundo. Pero sobretodo, lo importante era que sus alumnos adquirieran otro grado de consciencia, que sus mentes estuvieran abiertas y no encerradas en un costumbrismo.
En 1923 comienzan unas giras donde dan a conocer esas danzas sagradas, que impresionan primeramente al público de París. Después se dirigen hacía Nueva York, y posteriormente se trasladan a Chicago. El éxito es numeroso y por ello, Gurdjieff toma la decisión de montar una sede de su Institución en esa ciudad. Pero a pesar de todos sus éxitos, no recauda los resultados económicos para cubrir los gastos, y regresa a su Priorato de Fontaineblau, reemprendiendo sus negocios para solventar su economía.
En 1924, sufre una fractura craneal a causa de un accidente de coche que le aproxima a la muerte. Pero sorprendentemente se recupera. Y esa extraña recuperación, le favorece a crear una atmósfera mística. Ese accidente le hace decidir de que su vida tiene que tomar otro rumbo, y empieza a escribir - Cuentos de Belcebú a su nieto-. Una obra extensa y algo difícil para según que lector donde trata de exponer su enseñanza. Además en esa época fallece su madre ya muy anciana, y su esposa enferma de cáncer, a la que Gurdjieff cuidaba personalmente, siendo su tratamiento interrumpido a causa del accidente de automóvil.
En 1933 toma la decisión de vender el Priorato. Gurdjieff lamenta no conseguir que sus alumnos adquieran el desarrollo esperado. Pero seguramente sería una excusa, ya que los gastos de la Institución debían de ser elevados.
A pesar de todo, el Instituto fue importante, donde acudieron, vivieron y murieron personajes destacados, como la escritora Catherine Mansfield. En ese lugar hubo experiencias de transcendencia, y gracias a la expansión de sus sedes, Gurdjieff pudo transmitir sus enseñanzas. Se dedica después a viajar por los Estados Unidos y redacta sus obras. Un poco antes del comienzo de la II Guerra Mundial, regresa a París dedicándose a los negocios. Las contribuciones económicas que recibe de sus grupos, y entre otras obras, escribe - Mis Encuentros con Hombres Notables -.
En 1949, su salud se resiente y rodeado de algunos discípulos, fallece en el mes de octubre. Sus compañeros y discípulos siempre le acompañaron en sus viajes, viendo en él un maestro espiritual con poderes psíquicos. Evidentemente, no todas las relaciones que mantuvo fueron fáciles ni exitosas. La exigencia que imponía Gurdjieff requería grandes esfuerzos para lo pretendido. En ese -despertar de la conciencia - se utilizaban métodos muy severos que hoy en día se consideraría una falta a los derechos humanos. A pesar de todo, tuvo discípulos de características importantes: ingenieros, científicos, literatos como: A. Huxley, A. Koestler, etc ... Algunos de ellos recogieron opiniones diferentes: agradables o desconcertantes. Gurdjieff mostró con todo ello, una espiritualidad elevada, con conocimientos mayores a la normalidad. Incluso sus tecnicas superaban a los métodos terapéuticos del psicoanálisis. Gurdjieff señalaba unos caminos para ese desarrollo personal y espiritual, pero para algunos, esos caminos eran conducidos con métodos brutales, con falta de compasión, que hacía pensar en un camino oscuro. Para unos fue un maestro espiritual, pero para otros, fue un individuo severo, cínico e incluso maltratador.
Las obras y la doctrina de Gurdjieff se multiplican por el mundo gracias a sus discípulos, y con las innovadoras difusiones que hace por ejemplo Ouspensky, consiguiendo que él mismo se promocionarán sus obras. Sea como fuese Gurdjieff según sus testimonios: un mago, un budista moderno, un chamán; o un invaucador y tiránico. De hecho, siempre existe proyectos con buenas intenciones, pero está claro que el destino impone inconvenientes. Pero con las diferentes opiniones de quienes conocieron este personaje, todos coinciden que poseía algo superior, una fuerza interior. Sus enseñanzas salen mencionadas en algunos escritos de filósofos y de místicos. Y por la curiosidad de sus enseñanzas y de su persona, ha sido la razón de realizar este comentario. Cada cual es libre con su opinión y su creencia.
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