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10 abr 2023

Bertha von Suttner, Pacifista.

 "En la batalla se arriesga la vida, más el vencedor se siente tentado de repudiar la vida. Toda victoria implica el desprecio de la vida"(Nietzsche)


Quizás sólo se la conozca por ser la autora de la novela ¡Abajo las Armas!. Pero detrás de esta mujer feminista, se encuentra una gran pacifista, y fue una de las primeras mujeres en obtener en 1905 el Premio Nobel.

   En un tiempo fue muy criticada por su opinión sobre el rearme en la Europa central. Falleció unas semana antes de un atentado en Sarajevo que dió comienzo a la I Guerra Mundial.

   Es muy lamentable decir, que por su gran labor pacifista, se la reconozca muy poco y no sea mencionada en la memoria colectiva, incluso en los mismos movimientos pacifistas. Sin embargo, su imagen fue muy frecuente porque figuraba en los billetes de 1000 schilling austríacos sobre 1966.

   En su novela ¡Abajo las Armas! describe de manera conmovedora los horrores de la guerra. También tuvo su labor como fundadora en 1891 de la - Fundación Austriaca por la Paz-  apoyando también otra asociación similar de Alemania.

   Su figura fue conociéndose y siendo muy discutida a principios de siglo y admirada por su entusiasmo apodándola algunos  -la furia de la Paz-. 

   Para ir haciendo una biografía, su padre era el conde Kinsky, tesorero y teniente mariscal que falleció poco antes de nacer Bertha. Su educación y la de su hermano mayor, fue bajo el amparo de su madre, y estuvo determinada por su condición social aristócrata. Aprendió varios idiomas y disfrutó la compañía de su madre en los salones y lugares de moda de la época, con viajes que le permitieron conocer diversidad de cultura y personalidades.

   Cuando alcanzó  la edad de treinta años y por el agotamiento de la fortuna familiar, logra independizarse de la tutela de su madre, a pesar de que tenía ciertas aspiraciones para su hija, como la de hacerla una gran cantante.

   En 1873 empieza a trabajar como institutriz en la casa del barón von Suttner en Viena. Durante los tres años que trabajó conoció a Arthur Gundaccar von Suttner, siete años menor que ella, mostrando gran atracción, cosa que su familia no admitía. Por ese motivo, se le aconsejó a Bertha que aceptase una oferta de trabajo en París y trabajando como secretaria del científico Alfred Nobel.

   Su estancia en París es corta porque el científico tuvo que volver a su país, pero ambos mantuvieron una correspondencia, y se supone que la idea de los premios Nobel, fue con la influencia de Bertha, aunque algunos biógrafos de Nobel lo ponen en duda.

   Después de ese periodo corto en París, regresa a Viena para casarse sin consentimiento familiar en el Cáucaso con Arthur en marzo de 1876. Posteriormente en 1885 se reconcilia con la familia, y gracias a ello, regresan al Castillo de Hermansdorf cerca de Viena.

   Esos años en el nuevo lugar fueron decisivos para la formación de Bertha. Comenzó a estudiar a ciertos filósofos que le asentaron  pensamientos racionalistas y humanistas. Igualmente se liberó de unas limitaciones sociales pero conservaba su elegancia y su estilo de vida manteniendo su posición social más bien por proyección pública y política, entonces algo inhabitual para las mujeres. Sus actividades le mantuvieron al margen de la aristocracia y con las costumbres tradicionales  y católicas de la familia Suttner.

   Si marido se mantuvo a su lado compartiendo y apoyándola en sus actividades políticas y pacifistas hasta su muerte en 1902. Él mismo promocionó años atrás, la formación de una asociación en  contra del antisemitismo que comenzaba a extenderse en el Imperio austro-hungaro. Y a pesar de que su marido estuvo siempre en segundo plano, siempre le ánimo a que comenzase una labor literaria, y más cuando público ¡ Abajo las Armas!. Incluso por la realidad de la novela creyeron que su marido lo mataron en la guerra.

   ¡Abajo las Armas! se publica en 1889 de una manera autobiográfica. Es la vida de una chica con un nombre similar: Martha von Tilling, que vive un periodo de entreguerras de 1859 al 1871, donde pierde a dos maridos y al hijo. Para hacer la novela creíble y realista, estudió obras históricas, artículos de corresponsales de guerra y entrevistas de conocidos que habían experimentado el belicismo, con un hecho concreto en un episodio trágico que vivió la mujer de su cuñado, detallando una horrorosa realidad: lo inhumano y el sufrimiento por la consecuencia de las guerras. 

   La publicación de su novela tuvo sus inconvenientes. Sus habituales editores que publicaban en revistas sus trabajos y ensayos, se negaron. La negativa la justificaban - porque era imposible publicar este tipo de novela en un estado militar, y porque tenía un contenido de alta sensibilidad. Bertha intento variar el título y sustituir ciertas partes, pero por suerte, otro editor acepta su versión original.

      Surgió lo inesperado y todo lo contrario. El público alemán no era tan militarista. En 1905 se publicaron 37 ediciones y cuando preparaban su versión cinematográfica, alcanzó la cifra de los 210.000 ejemplares sin contar la multitud de sus traducciones.

   Además de ser una poeta era sobretodo una ensayista con novelas de pensamiento de las que destacó - La era de las máquinas. Discurso del futuro sobre nuestro tiempo-, publicado con seudónimo. En ese libro abarca temas como: el nacionalismo, los diferentes tipos de Estado, el antisemitismo y la emancipación de la mujer. Todo ello basándose en la teoría de la evolución de Charles Darwin, y que el mundo podría mejorar si los seres humanos dirigen con conciencia su destino, con la esperanza de construir un mundo mejor, y por supuesto, con la erradicación de las guerras.

    Tenía en su pensamiento, que las mujeres liberadas y de ideas avanzadas podían librarse de las limitaciones de las instituciones y luchar contra la guerra. No era una declarada activista feminista, más bien, era una activista pacifista y luchadora por la paz.

   La popularidad tiene su tiempo, y en su última novela - Los Ideales de la Humanidad - no tuvo las expectativas esperadas, pero en ella contiene la premonición de la bomba atómica con sus efectos peligrosos de la radiación.

   También hay que mencionar que los estudios realizados en ¡Abajo las Armas! le motivaron plenamente en toda su vida a la lucha por la paz. Realizaba escritos en una revista que llevaba el mismo título que su libro dirigida por ella misma, así como otras publicaciones donde comentaba acontecimientos políticos desde un punto de vista pacifista. Criticaba con agudeza contra el militarismo en todas sus fases. Fue una persona adelantada a su tiempo y una visionaria. Hoy en día estamos concienciados sobre lo que significa el antimilitarismo, pero hay que mencionar que, en aquella época, era algo novedoso, pues recordemos que después hubo dos guerras mundiales. 

   Hay que tener en cuenta, que un pacifista en esa época ya se le consideraba un traidor, y por ese motivo le podían suprimir los privilegios más vitales de la sociedad. Bertha rebatió absurdidades en muchas argumentaciones y ponía en duda que un aumento armamentista que justificaba una posición de fuerza asegurase la paz.

   En 1891 hasta su fallecimiento, se dedica plenamente a unas amplias actividades para defender la causa de la paz. Fundó la Asociación Austriaca por la Paz, siendo su presidenta hasta el final de su vida. En ese mismo año representó a su asociación en la tercera Conferencia Mundial de la Paz en Roma. En 1906, después de concederle el Premio Nobel, dió discursos posteriores por muchos diversos países incluyendo Estados Unidos.

   Bertha acostumbraba a asistir a todas las conferencias anuales de la Asociación Internacional por la Paz, e igualmente en otros encuentros de la Conferencia Interparlamentaria que estaba compuesta por parlamentarios de otros países asociados. Estuvo también en La Haya donde se reunían políticos donde se discutían por la preocupación de la paz. Conferencias que decepcionan a pacifistas aunque en 1899 se acordó la información de un Tribunal Internacional (todavía existente en la actualidad).

   En una conferencia de 1907, ante la falta de asistencia de ciertos miembros, Bertha comento: - en congresos de medicina asisten médicos. En congresos de mujeres participan mujeres que defienden sus derechos. En congresos antialcohólicos se reunen abstemios, solamente en la Conferencia de la Paz se envían como delegados a altos expertos militares que proclaman la inevitabilidad de la guerra y establecen normas de ejecución de futuras batallas...- Aunque parece  que este comentario estuvo fuera de considerarse abierto, pues el encuentro se realizó con representantes de los gobiernos en espacio cerrado, y este dicho puede interpretarse como una crítica no oficial. A pesar de todo ello, se sabe que Bertha siempre intentó de hacer de mediadora y de conciliar las rivalidades evitando confrontaciones. 

   No por ello su actitud dejo de ser criticada por los mismos pacifistas. No era muy partidaria de que los partidos políticos se incorporarán en el movimiento pacifista. Más bien quería un movimiento libre y apolítico, por esa actitud misma fue criticada por algunos sectores que la acusaban de provocar lloriqueos a personas sensibles gracias a su novela sentimentalista .

   Actualmente podríamos clasificar su movimiento como una organización no gubernamental. Por entonces a las mujeres tenían prohibido por ley la participación en asociaciones apoliticas. Bertha tenía muy claro lo que significaba la introducción con intereses políticos en la participación de tal movimiento. Dialogaba con ellos manteniendo una neutralidad en los intereses de los distintos partidos políticos y entre los conflictos de entre Estados. Pero más bien, era una manera de encontrar un camino sin mezclar otra clase de enfrentamientos para facilitar la reconciliación. Pretendía la creación de un ordenamiento jurídico y de un tribunal donde se resolvieran los diferentes conflictos sin violencia. Una labor difícil porque los Estados que deberían formar dicha organización, eran precisamente Estados de potencias europeas que provocaban incertidumbres por la paz. 

   También fue recriminado por llevar un - pacifismo burgues-, dado a sus relaciones con las clases dominantes y a sus llamamientos políticos, en vez de intentar movilizar a las masas. En una declaración en resolución de un Congreso Internacional Socialista en Stuttgart en 1907 dijo:- ...por eso el pacifismo pretende ganar simpatías de los círculos gobernantes sin menospreciar por eso a las grandes acciones directa y quizás decisiva del socialismo, tal y como lo hacen los socialistas frente a todas las acciones burguesas-. Con este comentario quería comprometer a todos los círculos socialistas y a que tomaran decisión en caso de una guerra. El pensamiento de Bertha era buscar unidad. Una unidad que había comprobado que había sido efectiva en Inglaterra.

   Poco antes de su muerte, se dió cuenta de la situación complicada donde se encontraba la lucha por la paz. Escribió en su diario que sentía un pesimismo debido a la tensión internacional donde crecían mayores amenazas que anunciaban una inminente guerra.

   Bertha no dejaba de comprobar como el militarismo iba tomando más fuerza. El nacionalismo exacerbaba ese ambiente, y el pacifismo se debilitaba a pesar de su influencia en los medios. 

   No vivió para ver cómo la socialdemocracia alemana votaba a favor de la guerra. Bertha von Suttner murió en junio de 1914. Pocos días después, el sucesor y archiduque del trono austrohúngaro, Francisco Fernando y su mujer morían víctimas de un atentado en Sarajevo, lo que motivó a un ambiente preguerra, y Austria declaraba la guerra a Serbia. Así comenzaba la I Guerra Mundial.

    Unas de las advertencias escrita en 1896 de esta pacifista dijo: " No se trata de mantener la paz. Hay que constituir una situación de paz porque no la tenemos. Vivimos un curso de competencia armamentista, una tregua imposible de mantener a la larga".

Bertha von Suttner nació en 1843 en Praga, por entonces formaba parte del Reino Bohemia, Imperio Austriaco. Falleció en 1914 en Viena, por entonces formaba parte del Imperio Austro-hungaro.

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