Su caso quedó cerrado por la policía porque aparentemente fue un suicidio. Su amante, que es una mujer casada, es la única que - tras seis meses después -, necesita esclarecer el caso y buscar a su asesino. El tal Benavides, era un empedernido jugador, en la que transitó una mala racha, y para ello recurrió a sus compañeros de juegos y pedirles unos créditos para continuar esas partidas. Créditos que consiguió de esas amistades, debido a la confianza y al buen carisma que poseía Benavides, y porque tras esos créditos hay una póliza de seguros que firmó a cada uno de ellos cómo garantía, en caso de su muerte.
Germán Areta (interpretado por Carlos Santos) acepta investigar el caso. Nuestro detective es un personaje reservado, silencioso y frío, que muestra sus sentimientos en los momentos decisivos, ya sea en actos o en secas sentencias. Posee la experiencia que heredó de su padre, como la de ser un ex-policía de un departamento, en el cual, tuvo buen prestigio y al que conserva todavía algunas amistades y ciertos contactos, a los que se acuden mutuamente.
Para este caso Germán Areta, necesita ayuda y recurre a la búsqueda de un posible ayudante, un tipo apodado - el Moro - (interpretado por Miguel Ángel Muñoz), que está trabajando provisionalmente al cuidado de la limpieza de un local de una sala de billar. Un hombre al que deben de confiarse mutuamente, y que conoce todos los ambientes y personajes nocturnos y sus tramas callejeras. Le da de comer, dinero para que acuda al aseo y al barbero, para ropa, y para que sea puntual al día siguiente en su gabinete. Este hombre será su sombra.
El lado más tierno y sentimental del detective, donde ya no muestra su faceta más dura, es la relación amorosa que mantiene con una chica que trabaja como química en una perfumería. Un vínculo sano y amoroso que en pequeñas secuencias va progresando para una posible convivencia.
La trama de la investigación va sucediéndose con los diferentes contactos que mantuvo relación Benavides. La primera es la secretaria de la sastrería (Macarena Gómez) a la que le llega a confesar, que también estuvo atraída y enamorada de este, por su buen carácter y comportamiento alegre que mostraba cada día. Posteriormente va investigando y preguntando a todos esos compañeros de la mesa de juegos. Interrogatorios que son ambientados en salas decoradas y de espacios bibliotecarios. Cada vez salen más dudas e inconcruencias sobre la muerte de Benavides, pero el cerco se aproxima tras ir averiguando las coartadas de cada uno. Al final evidentemente, tras las investigaciones que realizó su ayudante - el Moro -, aparece un sospechoso.
En el transcurso de todo esto, Areta es llamado por su ex- jefe de policía (interpretado por Pedro Casablanca) que está en edad de jubilación, para que le ayude a esclarecer la extorsión que sufre otro superior a este. Areta, entre medio de su caso, investiga el encargo, pero se niega a realizarlo porque comprueba que este otro ente superior, es un individuo corrupto que participó en actos viciosos y en juegos sexuales con menores . El detective, ante todo refleja su moral que le impide terminar a cabo, esa investigación de extorsión.
Esto sucede en un ambiente de Madrid de una España tardofranquista, donde en una secuencia se anuncia por radio la muerte de Franco. Es Navidad, y está íntimamente cenando con su novia. Pero cuando Areta la lleva a su casa, en el interior de esta, y cuando ella entra sola, es agredida por un hombre corpulento que, por su fuerza, la termina matando como reprimenda y poder frenar las avanzadas conclusiones de la investigación.
El gabinete de Areta está paralizado unos días por la depresión que sufre el detective por la muerte de su novia, donde le animan y dónde él afirma que se repondrá. A partir de ese momento, decide tomar unas medidas más drásticas y donde las actuaciones del detective y su ayudante son menos compasivas".
El largometraje está realizado en un inmaculado blanco y negro. Y como se ha explicado, está perfectamente ambientado en un Madrid en el último año del dictador. Las escenas para algunos, nos traerán muchos recuerdos de aquellas vivencias de esos años. Sus calles, sus vehículos y los edificios iluminados con los neones de la época, sus salas de juegos, sus bares, las partidas de cartas, sus bigotes y cortes de pelo, etc. Reflejando los estados de ánimo de las personas del momento, la atmósfera que esos años de incertidumbre gobernaba en la población. Donde el dominio lo poseían los policías corruptos, los empresarios viciosos y depravados.
El admirado director, José Luis Garci, siempre hace un cine sentimental, transmitiendo un cierto romanticismo a esas cosas perdidas y ganadas en circustanciales causas, transportándonos a esa época y rescatando de la memoria, las convivencias y los acontecimientos de aquel pasado gris.
El film completa a una trilogía y se antepone (por eso, su título de Crack Cero) a la iniciada en 1981, con un actor estupendo que fue Alfredo Landa, con guiones donde un cigarrillo enciende a otro, y que parecen sacados de las novelas negras y detectivescas escritas por R.Chandler y de Dashiell Hammett.
Garci tiene una peculiaridad en las filmaciones, donde las escenas se fulminan manteniendo su diálogo dando paso a una siguiente y distinta secuencia, manteniendo su unidad.
El papel de Germán Areta, que interpreta el actor Carlos Santos, supera a sus otras actuaciones, rompiendo las clásicas interpretaciones tragicómicas, de las que estamos acostumbrados ver en series como, - Los hombres de Paco - y en otros films posteriores. En este caso, la de un personaje con carácter serio, taciturno, paciente, honesto, con moral, y definido en secuencias del film, y a pesar de su actitud ruda, cómo un hombre bueno. Un papel que este actor desbordó. También hay otras interpretaciones claves y breves que sustentan la trama del film, como la de Cayetana Guillén Cuervo y la del veterano Luis Varela, entre otros.
Contiene un cine nostálgico que refleja con perfección esos años. Un ritmo pausado pero intrigante en lo que se requiere en un esperado thriller. Fragmentos musicales atinados con pequeños toques sutiles de piano y momentos de lluvia. Diálogos con personajes sinceros, pausados y sabios (que expresan una naturalidad, que logran allegar al espectador), que dicen mucho en pocas palabras con sus sentencias incluidas.
La biografía de J. L. García Muñoz - Garci, para los amigos - es muy amplia según su Wikipedia, un auténtico crack. Para recordar abreviadamente: es un productor, crítico, autor literario y director de cine. Nacido en 1944. Ganó el Óscar a la Mejor Película de habla no inglesa en 1983 con - Volver a Empezar -. Nominado otras veces por películas como, - Sesión Continúa - en 1984, y - Asignatura Pendiente - en 1987, - El Abuelo - en 1998, - You' re the One - en el 2000 en B/N. Junto con - Historia de un Beso -, después - Tío Vivo. C,- en 2004. Posteriormente - Ninette y un señor de Murcia y - Luz de Domingo - en 2007. Sin dejar de mencionar que estuvo presentando en Televisión española, un programa dedicado al cine, con entrevistas y pequeños coloquios llamado ¡Que grande es el cine!, el cual muchas personas siempre le agradeceremos por esa dedicación y afición que nos transmitió y nos contagió amando el cine.
Director: J. L. Garci. Guión: J. L. Garci & Javier Muñoz. Productora: Mikel Odeón Dos. Fotos de: Luis Ángel Pérez. Música de: Jesús Glück. Película de 2019 en B/N de 122 minutos. Cine negro dramático. Sus actores: Carlos Santos, M.Angel Muñoz, Luisa Gavasa, Patricia Vico, Pedro Casablanc, María Cantuel, Macarena Gómez, Belén López, Raúl Merida, Cayetana Guillén Cuervo, Luis Varela, Andoni Ferrero, Alfonso Delgado.
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