Juntamente se apagan el espacio, el tiempo, la muerte"
(J.L. Borges)
*- A este genio de la literatura, como poeta, ensayista, guionista, editor,etc.., incluido lo fantástico, no le fue indiferente - la muerte-, pues en sus cuentos y escritos siempre están presentes. Muchos de sus personajes novelísticos mueren de forma violenta. Muchos perecen por la espada, el puñal, por las balas o el fuego. Otros perseguidos por la justicia o por la venganza. Según una pequeña y maravillosa recopilación de su biografía hecha por Alicia Jurado, comenta que: - Parecería que Borges juzgará incompleto el relato si no se diera la vida del personaje hasta el fin, para que pudiésemos contemplar la perfecta forma que supo Dios desde el principio. El destino, así, se muestra por entero; el círculo se cierra; ya no queda resquicio por donde pueda infiltrarse el azar. Pero el círculo nunca se cierra con la muerte natural del individuo, su término inevitable, sino con el brusco fin prematuro del asesinato, que el narrador cuenta sin asomo de piedad y, por lo tanto, sin despertarla en el lector.- Sigue su comentario diciendo, que no nos puede conmover ciertas muertes, inclusive la de -Martin Fierro-, quizá - la que nos inspira mayor lástima sea la del Minotauro, tan ingenuo e indefenso en su laberinto. Tampoco son muertes que nos regocigen, aunque acontezcan a menudo a canallas que las tenían merecidas; las percibimos simplemente como la letra que faltaba, con la satisfacción puramente intelectual de ver la frase concluida.-
Habrá, en la biblioteca, un libro que no leeremos nunca; habrá una puerta cerrada para siempre y un espejo en que no nos reflejaremos ya. Habrá, también, un hombre que será el último en llevarse de esta vida una imagen tremenda o trivial.
-Hechos que pueblan el espacio y que tocan a su fin cuando alguien muere puede maravillarnos, pero una cosa, o un número infinito de cosas, muere en cada agonía, salvo que exista una memoria del universo, como han conjeturado los teósofos. En el tiempo hubo un día que apagó los últimos ojos que vieron a Cristo; la batalla de Junín y el amor de Helena murieron con la muerte de un hombre. ¿Qué morirá conmigo cuando yo muera, que forma patética o deleznable perderá el mundo?...-
Triste es la muerte, pero quizá la perduración infinita no sea codiciable. Así lo sostiene el protagonista de El Inmortal, al demostrar que su raza ha perdido los goces de lo precario.
La muerte o su alusión hace preciosos y patéticos a los hombres. Éstos conmueven por su condición de fantasmas: cada acto que ejecutan puede ser el último; no hay rostro que no esté para desdibujarse como el rostro de un sueño. Todo, entre los mortales, tiene el valor de lo irrecuperable y de lo amoroso. Entre los Inmortales, en cambio, cada acto y cada pensamiento es el eco de otros que en el pasado lo antecedieron, sin principio visible, o el fiel presagio de otros que en el futuro lo repetirán hasta el vértigo. No hay cosa que no esté como perdida entre infatigables espejos. Nada puede ocurrir una sola vez, nada es precisamente precario. Lo elegíaco, lo grave, lo ceremonial, no rigen por los Inmortales.-
Lo que Borges tiene asegurado, es que tiene muchos admiradores que le consideraremos un - Inmortal-. Para muchos, siempre está presente sus pensamiento, sus cuentos y sus palabras en la biblioteca de nuestra casa. Consiguió con todas sus historias cruzar ese umbral más allá del olvido y continúa conmoviendo con cada frase perfecta, a la que se le puede interpretar varios significados. Un genio de las letras de la que siempre es imparable sacar conclusiones. Fue como un filósofo griego, o como el mismo Cervantes, donde siempre se puede extraer algo del néctar de su literatura.
Jorge Luis Borges, nació en Buenos Aires en 1899, falleció en Ginebra (Suiza) en 1986. Galardonado con numerosas distinciones a lo largo de su vida. Autor de: -Historia Universal de la Infamia-, -El Jardín de los senderos que se bifurcan-, -El Aleph-, -Otras Inquisiciones-, -El Martín Fierro-, -El Informe de Brodi-, etc ..Su postura política, fue conservadora.
Alicia Jurado (1922-2011), de nacionalidad Argentina, estudió doctorado en Ciencias Naturales e la Universidad de Buenos Aires, posteriormente se dedicó a su vocación de las Letras. Público tres novelas: - La cárcel y los hierros-, -En soledad vivía-, y -El cuarto mandamiento-. Dos libros de cuentos y además otras biografías. Recibió el Primer Premio Municipal de Novela, y el Primer Premio Municipal de Ensayo entre otros. Tuvo amistad con Borges donde gracias a ello, nos permite conocer otra faceta más de este escritor.
Este es un pretencioso Manual de Autosuficiencia Ética, con la intención de fomentar su lectura, de facilitar el pensamiento y el desarrollo personal. Recordando, exponiendo y respetando, los interesantes ideales de diferentes personalidades de la historia, donde se abarcan conceptos diversos como los: sociales, filosóficos, políticos, literarios, artísticos, ficción y etc..., todavía muy válidos para la actualidad. Porque leer, en sí, ya es un acto ético.
*****