"Si no evolucionamos en conciencia, las máquinas no se diseñarán ni desarrollarán conciencia"
"En 1977 se empezó a publicar el libro de
Robert Jungk - El Estado Nuclear-, una crítica sobre la nueva tiranía que amenaza todavía en la actualidad: la libertad, la salud y la supervivencia de la humanidad. Advirtiéndonos de que la utilización industrial de la energía nuclear a pesar de lo mencionado, constituye una gravísima amenaza que puede convertirse en un medio de esclavización para sus ciudadanos, pues la necesidad de controlar sus riesgos puede desembocar en una limitación cada vez mayor de las libertades políticas. Es una obra que a pesar de que ya no es un tema novedoso, si es de gran preocupación y sigue siendo de gran actualidad. Su obra de este físico austriaco, se enfrentó con la arrogancia de publicistas y con los intereses del capital, uniéndose al combate de miles de personas que sostenían una lucha contra un proceso que todavía no es irreversible.
Obviamente, en su publicación no figura los desagradables sucesos de la central nuclear de Txernobil en 1986 a unos 17 km de la frontera entre Ucrania y Bielorrusia, y a 120 km al norte de Kiev. Ni la de Fukushima en 2011 en Japón, puesto que estos acontecimientos sucedieron mucho después. Con lo cual le otorga al libro su merecido crédito y respeto a lo que fue sus advertencias.
El físico escritor subtitula el libro -Sobre el progreso de la inhumanidad- donde a través de diferentes capítulos, desarrolla su denuncia y preocupaciones.
En su prefacio detalla que, con la utilización de la técnica de la fisión nuclear se ha dado un salto hacia una dimensión completamente nueva de la violencia que no sólo va dirigida contra enemigos militares, sino que amenaza a los mismos ciudadanos. Los -átomos para la paz- no se diferencian de los - átomos para la guerra-. Los esfuerzos para controlar esos riesgos sólo parcialmente pueden dominar los peligros. Sus mismos partidarios admiten que nunca será posible excluirlos por completo. Una catástrofe atómica producida por un fallo técnico o por una negligencia humana, causaría unos enormes daños inmediatos, donde sus consecuencias se harían sentir durante años, y los resultados desprendidos de su energía nuclear sería incontrolada y se convertiría en una catástrofe de vestigios tóxicos persistentes, donde su espectro no desaparecería jamás.
Sus partidarios de esta industria atómica no desconocen sus sombrías posibilidades. Suelen a pesar de todo, estar convencidos de protegerse a sí mismos y a sus conciudadanos con medidas de seguridad. Y se intentará hacer sus instalaciones completamente inmunes a todo ello, donde la vida se llena de prohibiciones, controles y de obligaciones que buscarían su legislación en la magnitud de sus peligros que habría que evitar a toda costa.
Es muy importante esas consecuencias y hacerlas conscientes en los individuos y en la sociedad, ya que tiene sus efectos ecológicos y biológicos globales. El ensayo de este físico, quiere empujar a ello, escrito con dolor y rabia. Con miedo de la amenaza de la perdida de la libertad y humanidad. Y como sigue diciendo, quién no se enfrente a las monstruosidades que la era del plutonio nos depara más que con el frío entendimiento, sin compasión, excitación y temor, contribuye a su banalización. Hay situaciones en la que la fuerza de los sentimientos debe contribuir a controlar y a acabar con lo que un cálculo desapasionado, pero falso, ha puesto en marcha.
No deja a pesar de todo, de existir el efecto destructor que causaría una bomba atómica en una escena si hay un disputa entre Estados.
La energía nuclear es la consecuencia de una política tecnológica que sitúa el crecimiento de la producción, sin más consideraciones, por encima de cualquier otro interés humano. La lucha contra la energía nuclear toman parte un número mayor de personas de todas las capas sociales, porque preocupa la destrucción de la naturaleza y las amenazas de catástrofes procedentes de la violencias técnicas en aumento.
En el tema sobre la radiactividad nos decía que, a pesar de que en estos centros se toman sus precauciones para evitar su radiación, no es posible evitar que se filtre aire contaminado. Hay que tomar unas medidas de precaución sobre todo con la piel, con los ojos y sus vías respiratorias, que para ello se utilizan, gafas protectoras de espesos lentes y trajes muy especiales. Hay un ciclo completo de operaciones en una planta de reprocesamiento que de cierta manera ha de funcionar automáticamente, sin apenas intervención humana: descargas de barras de combustible, almacenamiento de tareas, retiro de vainas protectoras, disolución química de los pedazos de combustible, separación química del uranio preparado, concentración de uranio, preparación del almacenamiento de residuos líquidos, entierro y vertido de residuos líquidos. Estás son algunas de sus preparaciones. Unos esquemas - dice el cronista- muy simple en teoría pero difícil en la práctica, donde supone una carrera de obstáculos, porque enseguida aparecen los primeros síntomas de deterioro en sus materiales que habían resistido a los ácidos más corrosivos y a elevadas temperaturas, pues ceden a los elementos, se deforman: las tuberías y los conductos se revientan, las válvulas se atrofian, etc... La industria nuclear no es precisamente un paraíso tecnologíco como venden sus propagandistas engañando a la opinión pública, sino que es un infierno tecnológíco en el que nada funciona como debería. Ni máquinas ni hombres son capaces de trabajar tan perfectamente como debe suponerse.
Suelen aparecen en todas las plantas de reprocesamiento del mundo, sus problemas técnicos, donde han sido frecuentes las paralizaciones provisionales, que durante un tiempo han sido escondidas sus fracasos, y mencionando algunos como los ocurridos en La Hague (en el Departamento de La Mancha- Francia) o en la central nuclear de Sellafield (en el Noroeste de Inglaterra). Algunos de estos centros, han llegado a repartir en su tiempo, invitaciones para visitar la planta entre políticos, gente de negocios, gobernadores y periodistas cuidadosamente escogidos por la industria nuclear de sus respectivos países, mostrándoles las salas más curiosas de sus imponentes instalaciones.
Cuando ocurren averías en sus instalaciones, y como es de imaginar, resulta infinitamente más difícil, y más peligroso y más tiempo en reparación que en una avería normal de otro tipo, pues aquí hay que contar con sus peligrosas radiaciones que no pueden aislarse sino es en condiciones extremas y complejas. Hay que aislar durante horas y días salas enteras para la reparación de sus complicados aparatos. A continuación, hay un enlace con una escala internacional de eventos nucleares - INES-, que detalla eventos radioactivos y de accidentes de energía nuclear. Una relación extensa de diferentes años muy importante y a la vez escalofriante. https://www.reaktorpleite.de/es/nukleare-welt/ines-und-die-stoerfaelle.html
También es curioso nombrar entre otras cosas, que aparecen en sus localidades cercanas al centro, pequeñas empresas cuya única actividad consiste en abastecer estás fábricas de mano de obra contratada por horas o por días de modo provisional.
Además de guerras, epidemias crisis y catástrofes naturales como si fueran los cuatro jinetes del apocalipsis hay que añadir - comenta el autor- la quinta: la catástrofe industrial. Donde ella ha adquirido unas proporciones que nada tiene que envidiar a la peste o a terremotos, porque sus consecuencias son de más envergadura. Todas las desgracias acaecidas en la historia han sido olvidadas al cabo del tiempo, pero en este caso, será el último acto del hombre. Porque sus accidentes o averías en este tipo de fábricas químicas, biológicas o nucleares no provocarán daños momentáneos. Sus consecuencias afectarán a generaciones enteras y para un largo futuro, lo que da unos temores muchos más profundos. De ello solo hay que ver las largas consecuencias que produjo la bomba atómica de Hiroshima a las personas que alcanzaron su radiación con consecuencias físicas y en salud mental.
Como suele ocurrir, los partidarios de la energía nuclear, siempre encontraran dispuestos a su favor, a ciertos científicos que acaban convencidos y trabajen en cierta consagración, considerando que hay responsabilidad y conciencia en el desarrollo de la energía nuclear, estando seguros de que encontrarán justificación ante sí mismos y ante el mundo que la utilidad futura de la energía nuclear dará fruto en sus investigaciones y una salida airosa.
Hay que mencionar que, hubo en su momento expertos, investigadores y críticos, que se fueron haciendo reacios porque sus miras y conocimientos, como su conciencia, les ha inducido a manifestarse en contra de esta industria de energía dada su alta peligrosidad y dependencia del plutonio. Opositores a esta energía nuclear fueron saboteados e intimidados, donde algunos de ellos tuvieron sospechosos accidentes de tráfico tras comprobar posteriormente, que fueron manipulados sus vehículos de manera intencionada, como le ocurrió a una empleada de laboratorio de la fábrica de plutonio en Cimarrón llamada Karen de veintiocho años, fue víctima mortal cuando en una tarde de noviembre de 1974 apareció encontrada camino de Oklahoma City, en una cuneta donde su vehículo había volcado. Según la versión oficial, se durmió al volante a causa de haber ingerido antes unos sedantes. Hipótesis siniestras porque dos hombres (un periodista y un sindicalista), la esperaban no lejos del lugar del accidente para recoger un dossier que Karen pudo reunir como pruebas para denunciar una información y radiografías, que su empresa había falseado donde constataba defectos y anomalías en las barras de combustible. Estos mencionados documentos se perdieron en el lugar del accidente. Cómo podemos evidenciar, nada de este asunto tuvo la suficiente repercusión. A pesar de que en un tiempo antes, Karen fue acusada (por un montaje que le hicieron), de estar contaminada de plutonio, fue perseguida y amenazada por su -campaña contra su compañía-. Un asunto misterioso de entonces, un hecho que da a sospechar que fue elavorado por -una trama oscura-, que pretendían mantenerlo fuera del conocimiento público. Un suceso interesante y digno de transformarlo en un film basado en hechos reales.
Con la explosión de las primeras bombas atómicas en el año 1945 sobre Hiroshima y Nagasaki, un nuevo tipo de terror se apoderó del mundo, porque está podía causar: la muerte repentina. Algunos años después se hicieron otras pruebas con explosiones experimentales con bombas de hidrógeno, que tanto americanos y soviéticos contribuyeron a ese aumento del terror. También existirán otras que no han sido tan difundidas, como por ejemplo: en la Polinesia, en la antigua colonia francesa, donde se realizó casi 200 ensayos nucleares secretos entre 1966 y 1996. Con el tiempo, resulta imposible vivir con esa inquietud, y mucha gente tranquiliza ese pensamiento diciéndose que: el mutuo temor de las superpotencias impedirá una guerra atómica o nuclear, lo que se denomina -disuación Nuclear-. Pero muchos sabemos muy bien, que son banas suposiciones, y que en cualquier momento puede revivir ese temor, pues a pesar de otros progresos del mundo, las guerras siguen proliferándose, e incluso el país menos pensado, puede poseer sus bombas nucleares. Precisamente este aumento de posibilidades, conlleva a más riesgo de ese peligro atómico o nuclear. Podría decirse que el planeta jamás se ha visto tan amenazado como en la actualidad.
En ciertos países se aprueban leyes como -la Ley de Economía Sostenible-, que postergan el periodo útil de centrales nucleares y su actividad más allá de 40 años, y si lo autoriza el CSN - Consejo Seguridad Nuclear-.
Las centrales nucleares además de producir electricidad, sirve en otras como armamento nuclear, que hasta los restos del enriquecimiento del uranio empobrecido, se utilizan en las puntas de las municiones.
Además, la elaboración de sus residuos no dejan de preocupar por su contaminación ambiental. Existen los ATC -Almacen Temporal Centralizado-, o los ATI - Almacén Transitorio Individual-, que son espacios o piscinas para albergar los reactores parados y seguir refrigerándolos. Una determinación temporal hasta encontrar la solución definitiva, porque su radiación actúa cientos de años. Hay que dar las gracias a los movimientos ecologistas y animarlos para que no decaigan en esa lucha y en sus denuncias, porque poco o nada sale a la luz pública de todo lo concerniente a los desechos radioactivos. La publicidad nuclear en estos últimos años, ha tomado mucho auge, lo cual para muchos puede desanimar. Además estamos en una actualidad de enfados, porque los precios de las energías son elevados. La tarifa de la electricidad y de sus carburantes, es acompañada de una enorme especulación en la que cada día el ciudadano la paga más cara, porque su cotización se rige en la energía más alta que es el gas.
Estamos en unos momentos que dependemos mucho de la tecnología eléctrica, y su uso es cada vez mayor, añadiendo que se está implantando el vehículo eléctrico e híbrido, y la búsqueda de nuevas energías es imparable, como ahora es el Litio para las baterías de esos coches, donde en esa conquista no se respeta muchos espacios de la naturaleza. Para más colmo, y como no saben cómo convencernos mejor, han declarado como energía -verde-, a la energia nuclear y al gas; algo que no es cierto. La -verde- es la que no contamina, es la energía renovable, aquellas producidas gracias al sol, al agua y al viento.
Para terminar, solo esperar que con las nuevas tecnologías de la actualidad, los temas de seguridad, insalubridad, etc..., se haya mejorado en peligro en la mayoría de esos problemas de las centrales que ocurría en aquel tiempo, y en todo aquello que mencionó este físico austriaco en su interesante libro.
En Usa, los desechos de la era nuclear figuran 47.000 toneladas de combustible agotado y 34.000 metros cúbicos de residuos procedentes del procesamiento del plutonio. La mayoría se encuentran al este del río Mississippi. Hay tres tipos de residuos: de alta calidad (los radiactivos más peligrosos), los transuránicos (elementos contaminados en los trajes de protección, herramientas contaminadas con plutonio y neptunio con otros elementos más pesados), de baja y media actividad (los residuos de hospitales y centros de investigación, así como la de los filtros de ventilación y restos de otros lugares), y después existe los desechos de extracción de uranio.(*)
En la planta de difusión de Paducah en Kentucky, alberga unos 38.000 bidones de uranio. (*)
En Hanford, Washington, existen tanques subterráneos con residuos radioactivo del procesamiento del plutonio. Unos 200.000 metros cúbicos de estos residuos, que se supone que han sido (en la actualidad de este escrito) ya vitrificados.(*)
En Yucca Mountain, Nevada, engulle en el vientre de sus montañas, los residuos nucleares del país. Un lugar que tuvo sus conflictos donde el equipo de científicos de entonces, decía que tenía fundamentos científicos, pero tuvo sus discrepancias de ecologistas. Sus residuos son de alta actividad, de unas 1800 toneladas anuales. (*)
(*)Fuente de informacion: Revista National Geographic, mes de julio 2002. Versión española
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