Archivo del blog

20 feb 2022

La guerra parece ser lo que importa.(Cuento- narración)

"La guerra es un lugar donde jóvenes que no se conocen y no se odian se matan entre sí, por la decisión de viejos que se conocen y se odian, pero que no se matan". (Erich Hartmann, célebre piloto de cazas alemán de la II Guerra Mundial).
 

"Existía una nación que estaba compuesta por dos divididas regiones. Una de ellas era más rica y desarrollada que la otra. Por diferencias ancestrales y por sus conquistas históricas, ambas regiones no se toleraban bien. Existía entre ellos, unas diferencias políticas y religiosas que a pesar que constaba en un mapamundi global como un país, en su realidad, no lo era. Sus discrepancias llevaban arrastrándola algunos siglos, pero la actual globalización con su modernidad y pobreza, ha hecho acentuar sus malas relaciones. La región más rica era la que estaba colindante con el mar, y la más pobre era la más montañosa y fronteriza con otro país, donde transitaba un comercio por carretera. A pesar de todo, ambas partes se necesitaban para su desarrollo, pero como ya se ha indicado, las malas relaciones cada vez eran más tensas por unos intereses nunca aclarados.

   Cómo castigo y como presión para que la parte menos próspera y desarrollada cediera a las peticiones exigidas por la parte más rica, esta la presionó privándola de unos bienes esenciales y de algunos alimentos básicos. Las necesidades de la región más pobre empezaron a notarse. Parecía que el mundo se había vuelto contra ellos, por lo menos, eso comentaba su población. Los alimentos comenzaban a escasear y sus vecinos fronterizos cerraron la frontera y así, las puertas al comercio, como si se hubieran puesto a favor y de acuerdo con la más rica y fomentar una presión.

   Uno de los lugareños ya no pudo aguantar más. Su familia estaba comenzando a pasar hambre. Su vivienda estaba a un kilómetro de campo descubierto y bosques que separaba ambas regiones. Salió a cazar con su rifle en busca de alguna liebre o perdiz para alimento. Cuando detectó uno de esos animales, apuntó e hizo dos disparos.

   La otra parte de la región que estaba controlada por unos guardias, tomaron esos disparos como una agresión y no dudaron en responder con otros disparos. Los tiros fueron sumándose y dio paso a unas acciones más bélicas y violentas, donde otros vecinos de ambos lados empezaron a participar en ese odio. A los dos días, ya eran los militares también de ambos lados, que intensificaron la rabia con fuegos de artillería. Día tras día, el fuego mutuo aumentaba. Todo el armamento estaba funcionando en un campo de batalla.

   Todos los países tienen a otros como socios colaboradores que terminan apoyando y solidarizándose con lo sucedido. Una pequeña guerra se estaba expandiendo y el conflicto se engrandeció.

   Los países socios que colaboraban, a su vez, tienen a otros socios que no pudieron estar al margen del conflicto y tuvieron que implicarse. Ya no era una guerra de una nación. Era ya una guerra de naciones que, con terror y diferentes conceptos,  y mentiras de dudosas manifestaciones, hacían comprometer y motivar a la población a participar en esa batalla. Formar parte de un ejército daba garantías de tener abastecimiento y protección, donde te daba derecho a todo: a robar o incendiar las viviendas de la población, violarlas incluso y tener a merced sus vidas. El origen que motivó la guerra, a nadie le interesaba ni se lo preguntaban. Como una naranja partida, medio mundo parecía que estaba en conflicto con el otro medio. La destrucción total era caótica donde ya no se respetaba nada, ni niños, ni ancianos. Ni monumentos ni obras de arte. Ni ciudades, ni pueblos, ni escuelas y hospitales. Todo era arrasado, no importaba nada. La cuestión era destruir y hacer el máximo mal posible al prójimo. Nada era respetable. Las carreteras eran destruidas, la electricidad y los medios de comunicación eran inutilizados. El agua contaminada. El amor perdió la razón, sólo existía el amor a la guerra, donde sus participantes  exibian respeto con los instrumentos bélicos y luciendo esos trajes guerreros variopintos y exóticos, que se camuflan con el terreno y con los lagartos. Era un espectáculo explendoroso ver el transportar de esos carros blindados, sus camiones con sus lanzaderas de misiles y los modernos tanques tuneados.

   Todo se había convertido en una irrazonable locura, de violencia y terror, donde todo lo que se movía o tuviera vida, tenía que ser eliminado. Todo tenía que ser destruido, no había escusas para la misericordia. Lo único de admirar, eran las ruinas, el olor a pólvora y su pudedumbre. La sangre tenía que ser el color a destacar en el horizonte. 

   El tiempo y los años transcurrían  en ese tenebroso y violento ambiente. Media población mundial había sido exterminada. Escasas viviendas se mantenían en pie, que a la vez servía de refugio nocturno a los soldados. La munición y el armamento ya escaseaban. La guerra por ese motivo se frenaba. Ahora cada disparo había que pensarlo dos veces y acertar. Poco después, la escasez empezó a ser total. No llegaban ni en un bando ni en otro suministros bélicos, ni comida ni otros enseres. Entonces la guerra se paralizó. El mundo se sumergió en un extraño y desconocido silencio. Surgió un enrrarecido color del cielo que difícilmente dejaba atravesar los rayos del sol. 


   Nadie había conquistado nada. Lo que se había conquistado hoy, se perdía mañana. Nadie era dueño de nada y todo se había convertido en tierra de nadie. Sólo momentáneamente se era dueño del suelo que se pisaba en ese instante. Todo era una mísera incertidumbre a la vista. No existía ganador. La ruina, la escasez y el agotamiento acabó con todo."

"La guerra es peligrosa, pues ella sabe renovarse y está llena de imaginación. No hay guerras justas ni injustas. Sólo existe la guerra" (Jean Lartégui, frase de su libro - La Guerra Desnuda-)

     *****