Archivo del blog

8 abr 2024

Las energías que nos habitan.

 "La ciencia nació de la magia: lo primero era superchería, luego ciencia" (Servando Rocha)


   Lo que llamamos energía es algo que existe pero que materialmente no tiene un cuerpo físico, pues más bien, es un producto de una transformación. Nuestro cuerpo ya desprende una energía que es la encargada de movilizar nuestros actos, pues incluso cuando hablamos o pensamos, ya creamos energía, bien en ondas de sonido o en una acción física. Las energías pueden ser innumerables y de diferentes clases, algunas de ellas todavía por descubrir y concebir. Todo aquello que contiene y da vida es energía. Su nombre curiosamente está incluido en numerosos anuncios publicitarios, cómo los ejemplos en vehículos cómo de bebidas energéticas. Se puede considerar que la vida misma es energía pura, y que la naturaleza no se desarrollaría sin los componentes que ella misma contiene. El agua, tierra, aire, fuego, son los elementos principales en la producción de esa energía. Todo lo demás carece de existencia sin ese principio. Hasta el más microscópico insecto requiere ese principio para existir. La vida es un movimiento constante. Cualquier especie que exista en la tierra, sea humano, animal o planta, tiene sentido en la existencia. Los motores mismos, aunque sea un invento del ser humano, producen una energía impulsora, da motivación y funcionamiento a otro aparato. Y si nos fijamos y analizamos bien, el motor es similar al interior del cuerpo humano; pues la bomba es similar al corazón; el filtro de aire y aceite es similar al funcionamiento de los riñones y del hígado, y así seguiríamos nombrando. Así mismo, como la fuerza y la luz que por suerte nos da el Sol, la denominamos - energía solar-. La fuerza del viento es la - energía eólica -. El trabajo manual es considerado - la energía del esfuerzo-.  A la producida por átomos- energía atómica o nuclear-, etc... Existe la del sonido, que es una energía vibratoria sonora. Otra, y según estudios de especialistas médicos y de comprobadas experiencias, existe después de la muerte física, una energía continúa en otra dimensión que a la ciencia todavía le resulta difícil de certificar. Nada se moviliza y se puede producir sin ningún tipo de energía. Por eso, la búsqueda, el control, y la posesión de la energía ha sido siempre un causante de guerra. Muchas veces la verdad de ese conflicto bélico, ha sido desviado con otros conceptos y motivos políticos. La tierra proporciona recursos y la riqueza de cualquier tipo de energía sea: el mineral, el gas, el petróleo, el agua, etc... mayor es el poder del país que lo contenga. Se convierte por su suerte, en un país dominante sobre cualquier otro. 

   Sin darle ya la merecida importancia, enchufamos nuestros aparatos eléctricos y tenemos luz gracias al cableado eléctrico y a la conexión de su red a través de un simple enchufe. Importancia tiene ese acto simple que hacemos miles de veces, sin pensar una vez siquiera su origen ni procedencia. Esta mención, me hace recordar, a unas palabras que me dijo un viejo anciano que recuerdo entre otras cosas, que tener agua caliente en tu casa, o un ascensor que te aproxime a tu vivienda como así tener luz, formaba parte de la sociedad del bienestar. A veces, resulta sorprendente imaginar, como fue posible, o que causal fue, que el primitivo descubriera el fuego. El fuego empezó a transformarlo todo, como ahora en la actualidad las nuevas energías llamadas - verdes- lo están transformando también. Fue muy acertada la frase atribuída a Einstein de:- La energía no se destruye, sino que se transforma-. 

   El cuerpo humano, nada más levantarse de su lecho, ya ejerce una fuerza enérgica. También, y muchas veces, algo que pasa inadvertido, transferimos o absorbemos energía de otras personas; bien sea a través de palabras o por un ambiente de paz o de tensión. Es decir, nos contagiamos de la atmósfera que habitamos.

   También hay lugares que producen una carga estática, un lugar cargado de una energía que no tiene continuidad o fluidez, pero que el cuerpo humano si recibe y que puede físicamente causarle malestar, mal caracter, y enfermedades con el tiempo. Ocasionalmente, y a la inversa de lo anterior mencionado, hay lugares con un entorno adecuado y que son de nuestra preferencia porque nos descarga y nos produce bienestar.

   La sociedad tuvo un gran reinicio con la aparición de unos grandes científicos. Uno fue Thomas A. Edison (1847-1931), compitiendo a la par con otro ingeniero, visionario de la energía, que fue Nikola Tesla (1856-1943), que sin quitarle méritos al primero, este fue más lejos estudiando imparablemente y durante toda su vida, las múltiples funciones que se podían realizar con esta poderosa ciencia y fuerza. Logró electrificar y modernizar el mundo para el uso del bien común con sus contribuciones en la: - corriente alterna, el motor de inducción, el control remoto, la radio, la turbina-; y también, en la proyección de un sistema telegráfico mundial, y el intento de finalizar la construcción de una torre como primer paso para una red global de energía inalámbrica e inagotable. Patentó más de setecientos inventos con documentos y material que el FBI confiscó tras su muerte. Su biografía además de curiosa, es humana e interesante. Y hay que decir, que su figura no ha tenido el renombre que se merece a nivel global.

   En la actualidad hay una desesperación enorme en practicar alternativas nuevas, porque se agotan las energías fósiles. Los países y multinacionales que poseen este bien, se hacen conservadores, protectores, y son reacios a renunciar los beneficios que les genera tales orígenes energéticos. Esto supone una enorme dificultad para hacer frente lo antes posible, al cambio climático. La lluvia es otro elemento muy esencial para el bienestar de nuestra vida. Pero, o llueve mucho mayormente en provincias tercermundistas destruyendo sus hogares con inmensas inundaciones, o se produce una sequía general causando desiertos en campos de cultivo y pantanos.

   El planeta está herido por perforaciones de toda clase de introspecciones mineras y las consecuencias de esa búsqueda energética, es la ambición del ser humano que termina destrozando el subsuelo del planeta. Ya no es suficiente los fósiles porque las nuevas tecnologías están compuestas con otros materiales más preciados como puede ser el: coltán, uranio, litio, plutonio, semiconductores como el silicio y otros componentes que están incluidos y que muchos de ellos, hacen funcionar compuestos eléctricos y atómicos. Todos estos minerales consiguen enriquecer millonariamente a su propietario, pero existe una falta de ética, porque eso no está evitando una sobreexplotación en las manos de obra de sus trabajadores, así como en la destrucción de las capas de la tierra y de su ambiente natural.

    Es cierto y pensamos que la humanidad se beneficia y prospera con todos los avances modernos, pero contiene consecuencias costosas que nuestras cómodas costumbres no nos hace apreciar; además, somos seres inconscientes de que dependemos de cualquier energía. Y lo cual es muy importante también no derrochar, y considerar que no sabríamos vivir actualmente de otra forma, pues evidentemente, sería muy complicado volver a una vida rudimentaria pues el progreso mismo tiene una inercia imparable. Su misma energía impulsa a nuevos avances y conocimientos hasta ahora impensables. Sólo hay que esperar y desear que esas nuevas conquistas, sean lo más  eco-socialmente posibles (incluido el decrecimiento de una sobreproducción), y sean suficientemente inteligentes para no acabar complicando más la existencia en la Tierra. Más tarde que temprano, la humanidad no tendrá más urgente determinación que acogerse a soluciones más ecológicas para que la esfera global no sea, entre otros graves problemas, una convivencia entre vertederos.

     *****