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29 sept 2023

La violación

 "La voz del inconsciente es sutil pero no descansa hasta ser oída" (Sigmund Freud)

by: surrealistly

La existencia de algunas personas pueden quedar marcadas por algún suceso desagradable. Y ese suceso suele estar presente en el resto de la vida. Se es muy afortunado si se ha tenido una ayuda o una solución rápida para que no se quede traumatizado para siempre, como se trata de explicar a continuación. Personas que han sido violentadas incluso desde su niñez. Ahora en la actualidad, se ha facilitado a que muchos casos de violencia infantil y los sucesos de pederastia salga a la luz y se denuncie. Delitos prolongados durante años, muchos de ellos cometidos dentro de la institución religiosa, donde según últimos datos, unas 440.000 personas sufrieron abusos sexuales. Pero esos casos no son definitivos. Faltan muchos otros todavía por revelar y much@s de ell@s no se ven con fuerza o se sienten reprimidos para denunciarlo porque no se ven amparados o desconfían de las gestiones y la lentitud de una ley. Quizás algunos de ellos lo hallan intentado y han encontrado frenos burocráticos, y desilusionados, han abandonado el intento. Otras veces ocurre también que las organizaciones sociales que se suponen especialistas en estos temas de violencia, no son los suficiente acertados y consiguen que el agredido/a se impaciente y no reconozca esa atención psicológica ni obtenga justicia. 

   El caso que se refiere a continuación, es un suceso verídico que ocurrió hace unos cuarenta años aproximadamente. Era una niña rubia muy bonita que a los siete años de edad fue violada por un familiar. Este caso en su momento no causó expectación y más bien la noticia no tuvo mucha repercusión, así como la debida denuncia del momento. Todo ello se tomó como un caso aislado y casi ocultado por vergüenza, y no tan frecuente como ahora lo son en la actualidad donde todos estos casos de violación y maltrato salen pronunciados seguidamente en los medios de comunicación. 

   La niña parece que en su crecimiento fue violada otras veces. Para ella, todas esas violaciones fueron denunciadas pero siempre quedaron en oídos sordos. Según ella, recurrió a diversos organismos en busca de ayuda psicológica y a otros centros de ámbito feminista buscando colaboración y solución jurídica. Según ella, nunca ha encontrado la justicia para esas violaciones, es más; el individuo que las cometió sigue amparado en la máxima libertad. 

   Podemos imaginar que esta chica que ahora rondará sobre los cincuenta años, vive amargada y traumatizada porque se siente abandonada con la incomprensión de una parte de la sociedad  y de esa injusticia. La última vez que hable con ella, me dijo que odiaba a muerte a los hombres. El patriarcado lo ve y lo siente en todos los símbolos y en la mayoría de palabras de la sociedad. Por lo tanto esta sociedad, según ella, le da el asco suficiente. 

   Por mi parte, y ante su insistencia, le comenté inicialmente, que yo no era la persona cualificada para conversar estos temas. Cómo no dejaba de hablar, le trate de ayudar y aconsejarla a que siguiera intentando luchar en busca de la compensación de la justicia. Que tratará de unirse y poner su voz en grupos feministas por ejemplo, y así como en otros colectivos de tantos que hay en la sociedad. Pero su respuesta era en bano y con mucho escepticismo, pues según ella, ya lo había intentado casi todo.

   Su negativa y tozudez en la conversación era mayor a medida que el tema tomaba más envergadura por su parte. En sus comentarios cada vez con más autoritarismo iban apareciendo insultos y había que vigilar mis palabras, pues en cuando en cuando, a pesar de ese cuidado, me etiquetaba de machista sin razón. Sus comentarios iban mostrando un desprecio y odio hacia el sexo masculino. Hubo un momento que me culpaba de esa violación por ser un hombre, diciendo en un momento : - que todos los hombres somos los culpables y no hacemos nada por evitar esas violaciones. Que la cobardía y la hipocresía la mostrábamos en todos nuestros actos-.

    También estuvo confesándose que siempre estaba tratando de cambiar de hábitat, sustituyendo su vivienda por otras en diferentes ciudades porque se sentía acosada. Ese acoso no tuvo una definición concreta porque ya mostraba en su diálogo una irá en tono mayor y un odio profundo a mi persona por el motivo de ser un hombre. Así me lo confesó abiertamente. A pesar de sus insultos, me lo tomé con paciencia porque la amistad a veces lo requiere, y terminé diciéndole que fuera a un lugar de ayuda psicológica, que necesitaba un tratamiento simplemente para encontrarse mejor, porque estaba terminando en odiarse a sí misma y a la humanidad. Palabras ultimas que le causó mucho enfado y respondiendo con violencia verbal machista. Su vocabulario a momentos se contradecía con sus expresados sentimientos.

   Es evidente que en ella no existe ni el olvido ni el perdón. En los comentarios que mantuvimos parecía que no había cura para ese dolor. Es comprensible que en ella exista una frustración, una rabia, y sienta una injusticia y un odio permanente que vive cada día hacia el comportamiento de una sociedad que parece machista e indiferente, y que no da respuesta a toda su insatisfacción general por todo lo sufrido. Pero hay que mencionar que existe una mayoría de hombres o de otros géneros sexuales que sufren esos mismos defectos creados por modelos antiguos de una sociedad, porque la violencia está disfrazada de muchas formas. 

   Hay que tener paciencia y esperanzas en el futuro para que el mismo progreso analice y corrija estos modelos y vicios que viene de antaño. Para avanzar es importante una creacion pedagógica y democrática que tenga en cuenta esas deficiencias. Adquirir cultura requiere su tiempo para que se instale en las mentes y corazones. Ojalá en las generaciones siguientes exista un respeto a todo lo que les sea diferente y muchos de los problemas que se sufren en la actualidad con cualquier tipo de violencia o maltrato, sea del tipo que sea, quede como sucesos de un pasado. Si todo esto se logra entender y superar, será señal de que se ha logrado una sociedad mejor, que no esté enferma tanto en agresores como en agredid@s. Porque el primero es un enfermo agresor mental; y el segundo, físicamente y mentalmente queda afectado por un agresión. 

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