"Decir que el Estado debe tomar en cuenta nuestra humanidad,
equivale a decir que debe contar con nuestra moralidad"
(Max Stirner- Cap-II. El propietario. El Individuo)
*Su nombre era JOHAN GASPAR SCHMIDT (educador y filósofo alemán, nació en Bayreuth el 25 de octubre1806 y murió 26 de junio de 1856) pero se hacía llamar por el seudónimo de STIRNER. De su vida apenas se conocen datos precisos: cuando su descubridor JOHN HENRY MACKAY, el poeta del anarquismo, escribió su biografía en 1898, ya había transcurrido más de cuatro décadas después de su muerte. De STIRNER se sabe que estudió en universidades, asistiendo en Berlín a las clases de HEGEL, SCHLEIERMACHER, MICHELET, entre otras. Compartió las penalidades de los intelectuales independientes que se opusieron al Estado de Federico Guillermo y su filosofía oficial. La penuria económica fue la compañía más fiel de toda su vida, que se malganaba trabajando como publicista, traductor y maestro en una escuela de señoritas. Una única caricatura dibujada por ENGELS en 1842 es la única imagen que se conserva de su fisionomía. Según MARX, fue un apóstol que lucha contra molinos de viento. En la época de su primera aparición, en 1844, "EL ÚNICO Y SU PROPIEDAD" no despertó tan solo un vivo interés. La obra salió a la luz bajo el signo del escándalo, STIRNER era, y el propio ENGELS lo reconoció, la cabeza más lúcida y profunda del circo de filósofos y revolucionarios de Berlín. Su obra pasaría desapercibida por espacio de casi medio siglo. Y no fue hasta 1890 cuando fue redescubierta por MACKAY. Entonces el Anarquismo adoptó "EL ÚNICO Y SU PROPIEDAD" como la biblia del nuevo mundo.
Como para la mayoría de los filósofos revolucionarios y utópicos de su época, la "Educación" era un tema fundamental para STIRNER. Donde afirma este autor en su texto que por encima de todo le preocupa -lo que se hace de nosotros y de nuestra educación-.
"Lo mejor de la infancia pasa sin que tengamos que luchar contra la
razón. Siquiera nos cuidamos de ella, no tenemos nada que ver con ella,
rechazamos la razón: El convencimiento es entonces un absurdo: sordos a
las buenas razones y a los argumentos sólidos, reaccionamos, por el
contrario, vivamente bajo las caricias y castigos. El hombre ya maduro
difiere del joven en que considera el mundo tal como es, sin ver por
todas partes mal que corregir, entuertos que enderezar, y sin pretender
modelarlo sobre su ideal".
Su sistema se basa en una crítica a la educación humanista de contenidos clásicos y reclama una pedagogía más cercana a la vida misma, que desarrolle al espíritu de creatividad más que la sumisión al dogma y prepare a los hombres para el ejercicio de la Libertad. En palabras de STIRNER , "frente al humanismo y al realismo podemos llamarnos, si es un nombre lo que se desea, MORALISTAS, pues nuestro objetivo es la -formación moral-.
En su primer capítulo EL ABSURDO "Yo he basado mi causa en nada", arremete con dureza contra la causa divina. "Dios es todo en todo, de suerte que todo es su causa. Pero nosotros, nosotros no somos todo en todo, y nuestra causa es bien mezquina, bien despreciable; así, debemos servir a una causa superior. Está claro; Dios no se preocupa más que de lo suyo, no se ocupa más que de sí mismo y solo en sí." También expone la causa que defiende la humanidad, cuyos intereses hay que defender como nuestros: "¿que causa defiende? ¿su causa es la de algún otro? ¿no sirve a una causa superior?. No, la humanidad no se reconoce más que a sí misma, la humanidad no tiene otro objetivo que la humanidad, su causa es ella misma".
"Dios y la humanidad no ha basado su causa en nada, en nada que no sea ellos mismos. Yo basaré, pues, mi causa en mi; soy como Dios, la negación de todo lo demás, soy para mi todo. Soy el único.
Si Dios y la humanidad son poderosos con lo que poseen, hasta el punto que para ellos mismos todo está en todo, yo advierto que a mí me falta mucho menos todavía y que no tengo que quejarme de mi vacío".
"Yo no soy nada, en el sentido del vacío; pero soy la nada creadora, la nada de la que yo mi creador lo crea todo".
"Lo divino es la causa de Dios; lo humano, la causa del hombre. Mi causa no es divina ni humana; no es lo verdadero, ni lo bueno ni lo justo, ni lo libre; es lo mio; no es general, sino única, como soy único".
También contra el patriotismo: "Mirad a un pueblo
redimido por nobles patriotas; los patriotas caen en la batalla o
revientan de hambre y de miseria; ¿que dice el pueblo? ¡Abonado con sus
cadáveres se hace floreciente!. Mueren los individuos por la gran causa
del pueblo, y el pueblo se limita a dedicarles alguna otra lamentable
frase de reconocimiento, guardándose para sí todo el provecho. ¡Esto se
llama egoísmo lucrativo!. ¿No os sugieren nada estos ejemplos?. ¿No os
invitan a a pensar que el egoísta tiene razón?. Yo, al menos, aprendo de
ellos, y en vez de continuar sirviendo con desinterés a esos grandes
egoístas, seré yo el egoísta".
"No admito nada por encima de mi. Cuando más nos sentimos a nosotros mismos, más irrisorio nos parece lo que habíamos creído insuperable".
En el capítulo VIII -Mis relaciones- es una crítica contra el Estado: "El Estado es la condición indispensable del desarrollo integral de la humanidad. Ciertamente, lo fue tanto tiempo como nos propusimos desarrollar la humanidad; pero ahora que queremos desarrollarnos, no puede sernos ya más que un estorbo".
"El mejor Estado es evidentemente el que contiene los ciudadanos más fieles a la ley. A medida que el noble sentimiento de la legalidad languidece y se extingue, el Estado, que es un sistema de moralidad y la vida moral misma, ve bajar sus fuerzas y decrecer sus bienes. Con los buenos ciudadanos desaparece el buen Estado; zozobra en la anarquía. "Respeto a la ley!" tal es el cimiento que mantiene de pie todo el edificio de un Estado. "La ley es sagrada; y el que la viola es un criminal". Sin el crimen no hay Estado. El mundo moral, y es el Estado, está lleno de corruptos engañadores, de embusteros, de ladrones, etc.."
Contra el partidismo, "Los miembros de todo partido que atiende a toda su existencia y a su conservación, tienen tanta menos libertad, o más exactamente, tanta menos personalidad, y carecen tanto más de egoísmo, cuanto más completamente se someten a todas las exigencias de ese partido. la independencia del partido implica la dependencia de sus miembros".
Un ensayo profundo y muy interesante. Es una declaración del ser -único y propietario de su persona-, que no dejará indiferente a todos aquellos que de alguna manera quiere comprometerse con la libertad personal. Un acercamiento a un concepto diferente y quizás chocante, del que no estamos acostumbrados acerca del individuo, y lo que significa la propiedad de ser uno mismo. Un alegato sobre el egoísmo: la de anteponer tu libertad propia como principal elemento para la libertad individual ante todas las cosas, porque ante todo está uno mismo, y no convertirte en un "verdadero súbdito" a merced de los intereses marcados por el Estado a través de sus políticas, religiones e instituciones, etc..
El texto no ha perdido su vigencia actual, pues en los momentos que nos encontramos viviendo con nacionalismos, independencias, leyes retrógradas que atentan contra la libertad individual y crisis políticas, es un buen momento para encontrarnos con sus palabras. Quizás en esta situación y con su ayuda, comprenderemos mejor el funcionamiento socio- político global.
"Yo camino entre los hombres como entre los fragmentos del futuro: de aquel futuro que yo contemplo" (Nietzsche)
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10 jun 2018
Desesperación 4º parte (continuación final)
"Cada vez que te veo
olvido por un momento
que soy feo a mis propios ojos
por no haberte conseguido..."
(Leonard Cohen-La Energía de los Esclavos)
Continuación...
¿Por qué continuaba su mujer visitando aquel piso, ahora aparentemente vacío donde yació un cadáver? ¿Que interés había?. El nuevo acontecimiento le desbordaba. Solamente le surgían nuevas preguntas, y decidió que el tiempo hablará. Su incapacidad por enlazar el suceso le obligaba a llenarse de paciencia y dejó transcurrir sin remedio los días, no quitando importancia a lo sucedido. La relación de pareja era la rutina de siempre. Por parte de ella, lo llevaba en secreto, como si no tuviese nada en especial que contar. Y por la parte de él, solamente se mantenía pacientemente a la espera de algún suceso o comentario, en estado de observación permanentemente, disimulando su vigilancia.
Un día sonó el teléfono. Sonó tres veces seguidas y se silenció. A continuación volvió a sonar otras tres veces y volvió a silenciarse. Era una llamada un poco sospechosa que ponía sobre aviso. Una llamada al teléfono de casa que no dejaba huella de quien llamaba. Entonces él sospechó que algo nuevo iba a ocurrir. Tenía que estar atento a posibles acontecimientos. Y efectivamente así sucedió. Su mujer rompía una pequeña rutina que era motivo de sospecha y volvió a seguirla en los momentos que le eran posibles. En uno de esos momentos, vio como su mujer se encontraba en un bar con un hombre alto, calvo y corpulento, que daba mucho respeto solo con mirarle. Tras una conversación, su mujer le entregaba un sobre que el hombre sin mirar el contenido se metió en el bolsillo de su chaqueta. Se supone que debe ser dinero-pensó-. Esto es un tema que parece interminable, y no sé cual será su fin.
Ahora necesitaba ayuda, ya no sabía si debía continuar siguiendo a su mujer, o tratar de seguir a ese hombre corpulento. Intentar saber algo más de él, por lo menos saber a donde se dirige. Conseguir una pista más para atar el drama que estaba viviendo. Esperó que saliera su mujer, si saliera con suerte primero y expiaría al corpulento. Y eso es lo que hizo. El calvo salió a la calle con paso firme y decidido, caminando entre la multitud y mezclandose entre ella que con dificultad le costó seguirle. Casi lo pierde varias veces de vista si no llega a ser por la peculiar calva que poseía.Tras cruzar varias manzanas, el hombre entró en un edificio y subió unas escaleras que daban la entrada a un portal donde había un rótulo que decía "Jefatura de Policía". ¿O ese hombre es policía. o entra en ese lugar para delatar algo?- se preguntó-. Esta vez no iba a esperar, enseguida continuó por las mismas escaleras y entró. Disimuladamente buscaba en la sala de espera al individuo calvo, pero este no estaba ahí, estaba hablando con otros alrededor de una mesa. Parece que es un funcionario del estado -se dijo-. El corpulento se sacó la chaqueta mientras hablaba al personal, tocando con una mano el bolsillo donde se había metido el sobre. La colgó y al girar mostró una pistola que llevaba sujeta al cinturón, a la vez que no dejaba de dar órdenes a lo que aparentaba ser su equipo de hombres.
El funcionario no parece ser cualquier cosa- se volvió a decir entre si-, más vale que me largué lo antes posible sin llamar mucho la atención.
El camino de regreso no iba a ser alentador. Nuevas divagaciones se presentaban en su mente.
Podía tratarse de un inspector encargado en el asunto de Irene -pensó-, y el sobre que le entregó mi mujer podía tratarse de cualquier información menos dinero. Pero en ningún momento le he visto mirar su contenido; más bien da la sensación, que parece que sabe lo que hay en su interior -siguió pensando mientras caminaba-. Tiene pinta de chantaje o de mantener un silencio.
Ahora sabía algo más, sabía que su mujer no estaba sola en este turbio asunto. Y era a ella a quien debía vigilar y a la vez cuidar, porque nunca se sabe las sorpresas que puede encontrase uno en el camino. Además la compañía con la que ella contaba, era la misma policía. Y precisamente ese tipo corpulento no tenía cara de ser muy comprensivo.
A partir de ese momento tomó la decisión de olvidarse del piso, ni siquiera acercarse -quizás lo estén vigilando- pensó-, tendré que dejar que las cosas prosigan por sí solas. No tengo ni manera ni forma de poder continuar con este asunto -volvió a decirse-. Todo parece muy hermético.
Esta actitud le hacía ser muy conformista. Estaba totalmente desorientado y lo único que le importaba era no estar involucrado en la muerte de esa mujer. Todavía se preguntaba su misterioso despertar en aquella ajena habitación con esa extravagante mujer muerta a su lado. Por suerte para él, ya había pasado algún tiempo de aquel suceso, y tenía mucha suerte de que el tema no había transcendido a causas mayores. Él de momento estaba libre. Pero esto no era para sentirse libre de preocupación, pues aparentemente su mujer sí que parecía estar en problemas, y no sabía como ayudarla.
Su esposa tenía un espíritu luchador. Es sorprendente- se decía- cómo una mujer puede aguantar tanta actividad e intensidad, pues se pasa el día trabajando, las compras y las preocupaciones de casa.- siguió diciéndose-, añadiendo el caso de la difunta Irene. Son muchas cosas que hay y que tiene que soportar día a día.
Una noche mientras cenaban en el absoluto silencio, él quiso romperlo. El rostro de su mujer era cara de circunstancia, como si algo grave rondara por su mente; por eso decidió quebrantarlo.
-Sé que te ocurre algo- dijo él.
Ella permaneció como si no hubiera escuchado nada, quitándole importancia a la pregunta y siguió masticando.
-Algo muy grave te sucede y me lo ocultas.
Ella continuaba mordiendo la cena mirando como al vacío.
-Te he visto como entregabas a un enorme polizón un sobre.
-No sé de lo que me estás hablando,-respondió ella- te debes de confundir con otra mujer a la que se debe de parecer a mí.
-Y sé también que vas a la calle Valparaiso nº 13.
-Sí, -dijo ella fríamente- voy allí porque tengo una amiga.
-Y esa amiga me parece que se llama, o más bien se llamaba Irene.
-¿Se llamaba, dices?, ¿cómo sabes todo eso?
-Quizás me lo tengas que decir tú, yo estoy confuso.
Ella mantuvo un silencio un instante, como si no supiera que decir.
-Pensaba que eramos un matrimonio sin tapujos- dijo él.
-¡Está bien! -dijo ella-. Espero que no me reproches lo que voy a decir, y espero que tengas paciencia y que ello no dificulte o rompa nuestro matrimonio.
-Esa mujer despertó en mí instintos que ignoraba. No sabía que dentro de mí existía una mujer desconocida. Ella me lo sacó a flote. Esa mujer que sí se llamaba Irene, me enamoró.
-Él seguía escuchando atentamente mientras su mujer continuaba el relato.
-Esa mujer me cautivó desde la primera vez que entró en mi despacho. Me encantaba la manera de como hablaba, de su voz, de su caminar, de sus labios, sus piernas. Me hipnotizó desde el inicio. -Tuve suerte por así decirlo, y le gusté. Tuvimos unos encuentros amistosos. Un día me encontré con ella en su casa, en la calle Valparaiso nº 13. Era una mujer encantadora, muy sensual, casi perfecta; pues no le encontré nada desagradable. Poseía el don de la atracción. Y quizás lo que te diga ahora, no te guste.
-Nos enamoremos. Ella era lesbiana y despertó en mí ese sentimiento, esa atracción sexual que no podía evitar y que solo me ocurría con ella.
-Él se llenó el vaso de vino y en dos tragos se lo bebió, seguía escuchando atónito a su mujer, procurando no interrumpir.
-Mantuvimos una relación de más de dos años-continuaba diciendo- varios contactos por semana. Con ella eso era inevitable. Nada más verla aparecía en mi ese instinto. Su casa era el lugar para nuestros encuentros sexuales, y casi exclusivamente para eso. No hubo un día que la visitara que quedara en blanco. Es igual como tuvieras el cuerpo ese día, que terminabas en sus brazos, y en un acto lesbico. No nos dejemos un rincón de nuestro cuerpo por explorar. Nunca nos saciábamos de una a otra, además sabía sacarte de ti una energía extraordinaria. Debo confesarte que esos encuentros han sido muy felices para mí. Solo deseaba que llegara el momento de encontrarme con ella. Cuando llegaba ese momento, me desaparecían todos los males y las preocupaciones. Y creo que a ella también. No me importaba lo que hiciese ella en su vida, solo me importaba ella y nuestros encuentros.
-Él seguía escuchando, y sin darse cuenta se iba bebiendo la botella de vino. Se sacó un cigarro y lo encendió.
-Sólo una vez fue interrumpido nuestros actos. Sí, ¡ahora lo recuerdo!-seguía diciendo ella mientras tomaba una postura como de arrepentimiento- Fue cuando conocí a ese hombre calvo y corpulento que tu dices que es un polizón. ¡Exacto! es un vicioso y corrupto poli, que desgraciadamente es el hermano de Irene. Es un tipo que hace los trabajos sucios que la policía del interior quiere ocultar. Su hermana me habló de él como un tipo al que jamás hay que acercarse. Entonces empecé a sufrir por ella. Estar más de tres días sin hallarme con Irene, era como si existiera un hueco dentro de mí. Hice un viaje que a ti no te comunique a Portugal, y creía que en esos días iba a perder a Irene. Fueron desesperantes. Su hermano es un tipo muy frío, no hay nada que le asuste. Ha pasado por todo, y no se pierde ni un detalle, pues averiguó nuestra relación lesbica. No se metía con nosotras, solamente de cuando en cuando, aparecía pidiendo dinero a su hermana.
-Se encendió otro cigarro escuchando el relato de su esposa. Se iba sintiendo por la circunstancia como un títere, a momentos avergonzado, pues la otra mujer la había despertado unos sentimientos que él como hombre, no supo conseguirlo.
-Quizás lo que te cuente ahora no me lo perdonarás. Aquella noche que salimos del cine y que yo llevaba el volante, me entraron muchas ganas de visitar a Irene. Te dormí en el coche con unas gotas de éter que suelo tener en un camuflado minipulverizador como defensa personal, como si fuera mi perfume. Te subimos a su casa como si fueras un borracho y te tumbemos en su cama. Ella y yo hicimos el amor mientras tu dormías a nuestro lado. Fue una noche muy diferente, donde ella estaba muy excitada y me pedía más. Y en un momento de éxtasis, ella me dijo que le apretara el cuello. Eso es lo que hice, que enajenadas las dos, le apreté demasiado y la ahogue. Fue algo tan sensacional que yo terminé dormida encima de ella tan relajada que no me dí cuenta que la maté.
-Él permanecía callado, cautivado por la aventura. que estaba escuchando.
-Momentos después, cuando desperté, me di cuenta de la doble situación. Tu seguías durmiendo ajeno a lo ocurrido, y ella a tu lado muerta. Esa mañana tenía un reunión bastante importante que no podía faltar. Tenía que acudir al trabajo como fuese. Me vestí, cogí su bolso donde sabía que tenía sus pequeñas cosas personales. Te puse el despertador a tu hora pues ya finalizaría los efectos del éter y sabiendo que saldrías de esta, me fui.
- Tú me llamastes por la mañana con esa escusa que yo aparenté creer, y yo estaba preocupada porque por la tarde tenía que regresar a casa de Irene que yacía muerta en su cama, y tenía que buscar una solución a lo ocurrido. Busque el teléfono de su hermano para contarle lo sucedido, sin mencionar que habías estado inconscientemente presente.
Tras una pausa en silencio- ella prosiguió-. He tenido que darle una cantidad de dinero a cambio de que hiciera desaparecer sin hacer mucho ruido a su propia hermana.Como ya te he dicho, es un tipo muy vicioso y sin escrúpulos. Sin ninguna clase de sentimientos que solo le importa el dinero. Para él no existe la familia ni la amistad, y su hermana le significaba como una prostituta imperdonable. No sé, ni le he preguntado lo que ha hecho con el cadáver. Seguramente algo desagradable y prefiero no saberlo. A cambio de su silenciosa desaparición y salir limpia de este asunto, le he tenido que facilitar toda la documentación de su hermana donde se hará cargo de sus posesiones. Él tiene los medios suficientes para hacer creer que una persona ha dejado de existir.
Asombrado por el trágico final del relato, él seguía sin poder decir palabra. No se veía capaz de explicarle la aventura desesperada que le había causado el final de su experiencia".
olvido por un momento
que soy feo a mis propios ojos
por no haberte conseguido..."
(Leonard Cohen-La Energía de los Esclavos)
Continuación...
¿Por qué continuaba su mujer visitando aquel piso, ahora aparentemente vacío donde yació un cadáver? ¿Que interés había?. El nuevo acontecimiento le desbordaba. Solamente le surgían nuevas preguntas, y decidió que el tiempo hablará. Su incapacidad por enlazar el suceso le obligaba a llenarse de paciencia y dejó transcurrir sin remedio los días, no quitando importancia a lo sucedido. La relación de pareja era la rutina de siempre. Por parte de ella, lo llevaba en secreto, como si no tuviese nada en especial que contar. Y por la parte de él, solamente se mantenía pacientemente a la espera de algún suceso o comentario, en estado de observación permanentemente, disimulando su vigilancia.
Un día sonó el teléfono. Sonó tres veces seguidas y se silenció. A continuación volvió a sonar otras tres veces y volvió a silenciarse. Era una llamada un poco sospechosa que ponía sobre aviso. Una llamada al teléfono de casa que no dejaba huella de quien llamaba. Entonces él sospechó que algo nuevo iba a ocurrir. Tenía que estar atento a posibles acontecimientos. Y efectivamente así sucedió. Su mujer rompía una pequeña rutina que era motivo de sospecha y volvió a seguirla en los momentos que le eran posibles. En uno de esos momentos, vio como su mujer se encontraba en un bar con un hombre alto, calvo y corpulento, que daba mucho respeto solo con mirarle. Tras una conversación, su mujer le entregaba un sobre que el hombre sin mirar el contenido se metió en el bolsillo de su chaqueta. Se supone que debe ser dinero-pensó-. Esto es un tema que parece interminable, y no sé cual será su fin.
Ahora necesitaba ayuda, ya no sabía si debía continuar siguiendo a su mujer, o tratar de seguir a ese hombre corpulento. Intentar saber algo más de él, por lo menos saber a donde se dirige. Conseguir una pista más para atar el drama que estaba viviendo. Esperó que saliera su mujer, si saliera con suerte primero y expiaría al corpulento. Y eso es lo que hizo. El calvo salió a la calle con paso firme y decidido, caminando entre la multitud y mezclandose entre ella que con dificultad le costó seguirle. Casi lo pierde varias veces de vista si no llega a ser por la peculiar calva que poseía.Tras cruzar varias manzanas, el hombre entró en un edificio y subió unas escaleras que daban la entrada a un portal donde había un rótulo que decía "Jefatura de Policía". ¿O ese hombre es policía. o entra en ese lugar para delatar algo?- se preguntó-. Esta vez no iba a esperar, enseguida continuó por las mismas escaleras y entró. Disimuladamente buscaba en la sala de espera al individuo calvo, pero este no estaba ahí, estaba hablando con otros alrededor de una mesa. Parece que es un funcionario del estado -se dijo-. El corpulento se sacó la chaqueta mientras hablaba al personal, tocando con una mano el bolsillo donde se había metido el sobre. La colgó y al girar mostró una pistola que llevaba sujeta al cinturón, a la vez que no dejaba de dar órdenes a lo que aparentaba ser su equipo de hombres.
El funcionario no parece ser cualquier cosa- se volvió a decir entre si-, más vale que me largué lo antes posible sin llamar mucho la atención.
El camino de regreso no iba a ser alentador. Nuevas divagaciones se presentaban en su mente.
Podía tratarse de un inspector encargado en el asunto de Irene -pensó-, y el sobre que le entregó mi mujer podía tratarse de cualquier información menos dinero. Pero en ningún momento le he visto mirar su contenido; más bien da la sensación, que parece que sabe lo que hay en su interior -siguió pensando mientras caminaba-. Tiene pinta de chantaje o de mantener un silencio.
Ahora sabía algo más, sabía que su mujer no estaba sola en este turbio asunto. Y era a ella a quien debía vigilar y a la vez cuidar, porque nunca se sabe las sorpresas que puede encontrase uno en el camino. Además la compañía con la que ella contaba, era la misma policía. Y precisamente ese tipo corpulento no tenía cara de ser muy comprensivo.
A partir de ese momento tomó la decisión de olvidarse del piso, ni siquiera acercarse -quizás lo estén vigilando- pensó-, tendré que dejar que las cosas prosigan por sí solas. No tengo ni manera ni forma de poder continuar con este asunto -volvió a decirse-. Todo parece muy hermético.
Esta actitud le hacía ser muy conformista. Estaba totalmente desorientado y lo único que le importaba era no estar involucrado en la muerte de esa mujer. Todavía se preguntaba su misterioso despertar en aquella ajena habitación con esa extravagante mujer muerta a su lado. Por suerte para él, ya había pasado algún tiempo de aquel suceso, y tenía mucha suerte de que el tema no había transcendido a causas mayores. Él de momento estaba libre. Pero esto no era para sentirse libre de preocupación, pues aparentemente su mujer sí que parecía estar en problemas, y no sabía como ayudarla.
Su esposa tenía un espíritu luchador. Es sorprendente- se decía- cómo una mujer puede aguantar tanta actividad e intensidad, pues se pasa el día trabajando, las compras y las preocupaciones de casa.- siguió diciéndose-, añadiendo el caso de la difunta Irene. Son muchas cosas que hay y que tiene que soportar día a día.
Una noche mientras cenaban en el absoluto silencio, él quiso romperlo. El rostro de su mujer era cara de circunstancia, como si algo grave rondara por su mente; por eso decidió quebrantarlo.
-Sé que te ocurre algo- dijo él.
Ella permaneció como si no hubiera escuchado nada, quitándole importancia a la pregunta y siguió masticando.
-Algo muy grave te sucede y me lo ocultas.
Ella continuaba mordiendo la cena mirando como al vacío.
-Te he visto como entregabas a un enorme polizón un sobre.
-No sé de lo que me estás hablando,-respondió ella- te debes de confundir con otra mujer a la que se debe de parecer a mí.
-Y sé también que vas a la calle Valparaiso nº 13.
-Sí, -dijo ella fríamente- voy allí porque tengo una amiga.
-Y esa amiga me parece que se llama, o más bien se llamaba Irene.
-¿Se llamaba, dices?, ¿cómo sabes todo eso?
-Quizás me lo tengas que decir tú, yo estoy confuso.
Ella mantuvo un silencio un instante, como si no supiera que decir.
-Pensaba que eramos un matrimonio sin tapujos- dijo él.
-¡Está bien! -dijo ella-. Espero que no me reproches lo que voy a decir, y espero que tengas paciencia y que ello no dificulte o rompa nuestro matrimonio.
-Esa mujer despertó en mí instintos que ignoraba. No sabía que dentro de mí existía una mujer desconocida. Ella me lo sacó a flote. Esa mujer que sí se llamaba Irene, me enamoró.
-Él seguía escuchando atentamente mientras su mujer continuaba el relato.
-Esa mujer me cautivó desde la primera vez que entró en mi despacho. Me encantaba la manera de como hablaba, de su voz, de su caminar, de sus labios, sus piernas. Me hipnotizó desde el inicio. -Tuve suerte por así decirlo, y le gusté. Tuvimos unos encuentros amistosos. Un día me encontré con ella en su casa, en la calle Valparaiso nº 13. Era una mujer encantadora, muy sensual, casi perfecta; pues no le encontré nada desagradable. Poseía el don de la atracción. Y quizás lo que te diga ahora, no te guste.
-Nos enamoremos. Ella era lesbiana y despertó en mí ese sentimiento, esa atracción sexual que no podía evitar y que solo me ocurría con ella.
-Él se llenó el vaso de vino y en dos tragos se lo bebió, seguía escuchando atónito a su mujer, procurando no interrumpir.
-Mantuvimos una relación de más de dos años-continuaba diciendo- varios contactos por semana. Con ella eso era inevitable. Nada más verla aparecía en mi ese instinto. Su casa era el lugar para nuestros encuentros sexuales, y casi exclusivamente para eso. No hubo un día que la visitara que quedara en blanco. Es igual como tuvieras el cuerpo ese día, que terminabas en sus brazos, y en un acto lesbico. No nos dejemos un rincón de nuestro cuerpo por explorar. Nunca nos saciábamos de una a otra, además sabía sacarte de ti una energía extraordinaria. Debo confesarte que esos encuentros han sido muy felices para mí. Solo deseaba que llegara el momento de encontrarme con ella. Cuando llegaba ese momento, me desaparecían todos los males y las preocupaciones. Y creo que a ella también. No me importaba lo que hiciese ella en su vida, solo me importaba ella y nuestros encuentros.
-Él seguía escuchando, y sin darse cuenta se iba bebiendo la botella de vino. Se sacó un cigarro y lo encendió.
-Sólo una vez fue interrumpido nuestros actos. Sí, ¡ahora lo recuerdo!-seguía diciendo ella mientras tomaba una postura como de arrepentimiento- Fue cuando conocí a ese hombre calvo y corpulento que tu dices que es un polizón. ¡Exacto! es un vicioso y corrupto poli, que desgraciadamente es el hermano de Irene. Es un tipo que hace los trabajos sucios que la policía del interior quiere ocultar. Su hermana me habló de él como un tipo al que jamás hay que acercarse. Entonces empecé a sufrir por ella. Estar más de tres días sin hallarme con Irene, era como si existiera un hueco dentro de mí. Hice un viaje que a ti no te comunique a Portugal, y creía que en esos días iba a perder a Irene. Fueron desesperantes. Su hermano es un tipo muy frío, no hay nada que le asuste. Ha pasado por todo, y no se pierde ni un detalle, pues averiguó nuestra relación lesbica. No se metía con nosotras, solamente de cuando en cuando, aparecía pidiendo dinero a su hermana.
-Se encendió otro cigarro escuchando el relato de su esposa. Se iba sintiendo por la circunstancia como un títere, a momentos avergonzado, pues la otra mujer la había despertado unos sentimientos que él como hombre, no supo conseguirlo.
-Quizás lo que te cuente ahora no me lo perdonarás. Aquella noche que salimos del cine y que yo llevaba el volante, me entraron muchas ganas de visitar a Irene. Te dormí en el coche con unas gotas de éter que suelo tener en un camuflado minipulverizador como defensa personal, como si fuera mi perfume. Te subimos a su casa como si fueras un borracho y te tumbemos en su cama. Ella y yo hicimos el amor mientras tu dormías a nuestro lado. Fue una noche muy diferente, donde ella estaba muy excitada y me pedía más. Y en un momento de éxtasis, ella me dijo que le apretara el cuello. Eso es lo que hice, que enajenadas las dos, le apreté demasiado y la ahogue. Fue algo tan sensacional que yo terminé dormida encima de ella tan relajada que no me dí cuenta que la maté.
-Él permanecía callado, cautivado por la aventura. que estaba escuchando.
-Momentos después, cuando desperté, me di cuenta de la doble situación. Tu seguías durmiendo ajeno a lo ocurrido, y ella a tu lado muerta. Esa mañana tenía un reunión bastante importante que no podía faltar. Tenía que acudir al trabajo como fuese. Me vestí, cogí su bolso donde sabía que tenía sus pequeñas cosas personales. Te puse el despertador a tu hora pues ya finalizaría los efectos del éter y sabiendo que saldrías de esta, me fui.
- Tú me llamastes por la mañana con esa escusa que yo aparenté creer, y yo estaba preocupada porque por la tarde tenía que regresar a casa de Irene que yacía muerta en su cama, y tenía que buscar una solución a lo ocurrido. Busque el teléfono de su hermano para contarle lo sucedido, sin mencionar que habías estado inconscientemente presente.
Tras una pausa en silencio- ella prosiguió-. He tenido que darle una cantidad de dinero a cambio de que hiciera desaparecer sin hacer mucho ruido a su propia hermana.Como ya te he dicho, es un tipo muy vicioso y sin escrúpulos. Sin ninguna clase de sentimientos que solo le importa el dinero. Para él no existe la familia ni la amistad, y su hermana le significaba como una prostituta imperdonable. No sé, ni le he preguntado lo que ha hecho con el cadáver. Seguramente algo desagradable y prefiero no saberlo. A cambio de su silenciosa desaparición y salir limpia de este asunto, le he tenido que facilitar toda la documentación de su hermana donde se hará cargo de sus posesiones. Él tiene los medios suficientes para hacer creer que una persona ha dejado de existir.
Asombrado por el trágico final del relato, él seguía sin poder decir palabra. No se veía capaz de explicarle la aventura desesperada que le había causado el final de su experiencia".
(Fin)
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