"La transformación que nos espera es de tal envergadura que sólo podremos abordarla trabajando colectivamente en disciplinas completamente diferentes y mirando siempre al público, algo absolutamente esencial..."(Bruno Latour 1947-2022 filósofo francés)
Ilustración de Quino |
Normalmente hay grupos de gente inquieta y de buenas intenciones, que se reúnen periódicamente en algún punto de la ciudad, preocupándose y debatiendo por las injusticias y las imperfecciones del mundo. Son pequeñas organizaciones de una ideología u otra, pero habitualmente de pensamiento de izquierdas, que intentan frenar la dirección de esos males, o bien, adquirir unos derechos para ser reconocidos y sentirse amparados por una ley. En un mundo cada vez más diverso, aparecen nuevos oficios y colectivos que necesitan ser partícipes de la sociedad queriendo ser visibles y reconocidos. Así por ejemplo, están el colectivo LGTBI que necesitan un merecido respeto y el reconocimiento de la sociedad. También existe el colectivo ciclista que ha obtenido su espacio para circular en un carril bici. Y así seguiríamos nombrando los innumerables grupos, donde cada uno de ellos busca una reivindicación. También los hay en sus asociaciones vecinales que luchan por equipamientos sociales como: bibliotecas, residencias de ancianos, centros cívicos y sanitarios, viviendas dignas y zonas verdes. Otros grupos tienen otra perspectiva mayor, como la de frenar el cambio climático, la de evitar la destrucción de una biodiversidad, o la de paralizar las guerras por ejemplo. Luchas diversas muy importantes. Todo esto es un componente y una señal democratica donde participan su gente y donde se demuestra que el propio pueblo, en su base, tiene la posibilidad de por lo menos, dar su opinión para cambiar algunas cosas. Lo que se menciona no es nada nuevo, porque esto ya es suficientemente conocido. Lo malo es que existe entre estos grupos, diferencias y opiniones de intereses ideológicos en sus convicciones que hacen dividir esa izquierda. Sólo ocasionalmente y por motivos que preocupan a todos, consiguen reunirse conjuntamente e incluso lograr una enorme participación en una manifestación donde se ve generalizada la preocupación. El NO a las GUERRAS por ejemplo, agrupa a todos esos diversos colectivos con sus pancartas y banderas.
Con suerte, a veces, se considera estás reivindicaciones y algunos pequeños grupos consiguen su propósito. El carril bici cada vez, está más impuesto en la sociedad donde en según localidades, se han logrado incluso reducir el tránsito de vehículos y conseguir una mejor calidad del aire que respiramos. Con pequeños logros se transforma una sociedad donde va teniendo cada uno su espacio.
Si no fuera por las conquistas de estos colectivos agrupados en esas diversas asociaciones y organizaciones sindicales, (conquistas que a menudo no son mencionadas por los medios de comunicación) etc... nuestra ciudad sería otra. Hay muchos componentes como: semáforos, pasos peatonales, papeleras, zonas y caminos verdes colindantes a los ríos etc... que se han conseguido con esas reivindicaciones que en su tiempo tuvieron mucha importancia logrando convencer al fin, a la política de sus respectivos municipios para que ello se consiguiera realizar. A la vez que la sociedad se adapta vertiginosamente a la modernización, van apareciendo la necesidad de más espacios para el desarrollo de una gentrificación que va en aumento, donde existe mucha movilidad y en donde se practica también más una diversidad del ocio, pues la ociosidad cada vez es más frecuente en estos tiempos contemporáneos, y puede ponerse un ejemplo, donde la asistencia y la práctica es más participativa y numerosa en un gimnasio que en cualquier otra organización de interés colectivo y social. El modelo de una ciudad evidentemente tiene a sus inconformistas. Esos espacios logrados, digamos, de bienestar social, ha creado en la sociedad un motivo que es digno de análisis, porque ha convertido a la mayoría de la población en individualistas con cultura egocéntrica consumidores de estos espacios y también de su mercado. El individuo disfruta de unos bienes colectivos y públicos pero ha ido alejándose de esa participación en lo social no aportando nada.
Algunas generaciones pueden olvidar e incluso no valorar todos estos bienes que tenemos a nuestro alcance. Pueden ignorar las luchas vecinales con la que, por ejemplo, lograron que un transporte público esté próximo a su vivienda.
Se puede entender incluso, que exista una despreocupación o desinterés por la política porque comprobamos que genera un ambiente de incertidumbre y que no son fieles a sus promesas, pues anteponen por encima del bien común, sus intereses partidistas.
Algunos pocos por suerte, en sus ratos de ocio, practican la cooperacion en la asociaciones ciudadanas, demostrando que las acciones de estos voluntariados, cumple un respaldo social ocupando un lugar donde existe el olvido y el vacío de las instituciones del Estado. El reparto en todas nuestras actividades y distracciones son muchas en nuestro tiempo. Todo ello es comprensible.
Pero esa mejora da motivo a preocupación, porque en ese bienestar que disfrutamos con cierta facilidad de conseguir y hacer las cosas, en esa comodidad y ociosidad que encontramos en nuestra sociedad, ha logrado un conformismo y un costumbrismo individualista y consumista, que ha conducido a la mayoría de las personas, a un desapego civil en la participación en los intereses colectivos comunes como lo es en lo social y laboral.
Puede que para algunos lo conseguido les sea una gracia caída gratuitamente del cielo. Y esto es preocupante, porque lo conquistado ha quedado ignorado y olvidado en la memoria de la mayoría de las personas. Y es muy importante no sufrir una amnesia y tener una unión con el pasado.
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