(Irvine Welsh)
"Inesperado, como una sorpresa, de repente me encontré en otra dimensión. Era otro mundo, y con una iluminación escasa, casi invisible, hasta que la vista se adaptó al lugar. Había una extraña claridad que con dificultad costaba distinguir en todo cuanto sucedía y todo lo que existía. Era un mundo de espíritus fantasmales, personas de todos los tiempos y de todas las edades. Estaban ahí, habitando en esa otra dimensión. Personas que en una u otra época habían existido en la tierra, que seguramente habían sido grandes o insignificantes personajes en su vida terrenal. No parecía existir rangos ni clases sociales. Se podía distinguir, con algo de dificultad y por sus restos de ropajes, de qué época o de qué siglo pertenecían. Eso daba una referencia del tiempo que vagaban por ahí, desde entonces hasta ese momento.
Sus vidas eran limitadísimas, consistía simplemente en viajar vagamente de un lado para otro. Fueran a donde fueran, todo era casi completamente igual, había escasas diferencias y cualquiera de ellos podía permanecer o cambiar de lugar en un abrir y cerrar de ojos. Si algún extraño lograra entrar en esa dimensión fuese como fuese, y permanecer por unos escasos minutos (en este caso yo creo que logré entrar por mediación de un sueño), se encontrará dolor y mucha desolación.
Desde el momento que penetras en dicha dimensión, eras recibido y acompañado continuamente como si se tratase de un viaje turístico. Los supuestos guías explicaban con la diferencia que no utilizaban buenos modales, sino gritando palabras que en un principio eran inaudibles, pero que rápidamente encontrabas su expresión y significado. Yo estaba como es de suponer, simplemente acongojado de encontrarme en ese mundo tan inimaginable. Su ambiente era extraño y enrarecido, con una neblina muy espesa y difícil de definir, y que daba la sensación que formara parte de ti mismo, y que casi había que masticarla al respirar. Todo sucedía rápidamente, el tiempo transcurría sin explicación, como si a la vez no existiese, o como si se hubiese estancado. Lo notaba en el aire y en ese enrarecido ambiente, sabía a la vez que me encontraba en un tiempo perdido que no figuraba en ningún espacio ni mapa cosmológico. Cuando posteriormente piensas lo sucedido, te preguntas si habrá posibilidad de entrar ahí, con un sueño simplemente, o quizás con la muerte. Muchas veces tengo ganas de dormir y curiosear otra vez ese mundo; y otras veces tengo miedo de dormir y volver revivir esa experiencia. Puede ocurrir que los sueños se introduzcan en otra dimensión; o que nuestras experiencias reales dan cuerpo para formar parte de un mal sueño.
Ellos me tomaron de los brazos como si fuese un anciano al que hay que ayudar a cruzar la calle. Mi cuerpo ya no era físico -de carne y hueso-, (dejas de serlo cuando entras en este lugar), era un cuerpo espiritual, el de ellos eran fantasmales, había una diferencia corpórea inexplicable. Ellos estaban muertos, por así decirlo, ya habían pasado por la vida terrenal; yo sin embargo, era un viajero que procedía de esta vida, un visitante de paso. Sus rostros no reflejaban la sensación de que era un extranjero. Parece que no di una apariencia de ser un nuevo desconocido. Incluso no creo que fuese el único visitante que se presentaba en su mundo. Las explicaciones que daban eran únicamente lamentos y sollozos, el arrepentimiento reinaba en el lugar. ¿Eran arrepentidos?. No; se arrepentían de mí, y de los seres terrenales. Sus lamentos se me clavaban en cualquier parte del cuerpo como agujas. El dolor se me estaba haciendo insoportable, pero ignoraba hasta cierto punto este tormento porque el panorama que se exhibía ante mis ojos, me hacía olvidarlo al mismo tiempo. No podía ser rechazado por la vista, aunque sabría que me podría arrepentir. No quería ignorar cualquier detalle de lo que allí se encontraba. En momentos así, la imaginación y las preguntas corren y se mezclan, o incluso se te paraliza la mente porque te encuentras con lo más absolutamente inexplicable e ilógico. Como si se hubiese alcanzado el límite de lo absurdo. La mente se me quedó sin pensamientos por el asombro. Las ideas desaparecieron y sólo me limitaba a observar. Si los sueños que tenemos, por muy difíciles o utópicos que sean, los tuviéramos en consideración, tendríamos más respeto a nuestra vida. Es una razón más de nuestra existencia.
Parecía que no tenia fin. Todo era una multitud de seres, porque a medida que caminaba a través de esa neblina aparecían más. Sus rostros a simple vista eran todos iguales, casi cadavéricos, pero si te acercabas hacia algunos de ellos, o viceversa, se lograba diferenciar sus rostros A medida que me iban transportando o acompañando, algunos espíritus iban casi haciéndote un pasillo. Algunos no decían nada y simplemente te miraban; otros te miraban y se lamentaban. Muchos de ellos parecían haber asimilado su estancia ahí, porque solo miraban y transitaban, y a la vez; curioseaban y comprobaban que yo les fuera algún conocido, como si esperasen el espíritu de algún familiar o amigo terrenal. Muchos andaban en parejas, otros con niños cogidos de las manos y otros en brazos. Igual a lo que estamos acostumbrado a ver aquí, en nuestra vida, pero con la diferencia de que no había casas, ni coches, ni ningún otro objeto natural o artificial, ni siquiera un simple árbol. Todo estaba compuesto en una vacía rareza. No sabia en donde pisaba, ni que clase de suelo era, me miraba a los pies y buscaba los de ellos, pero la neblina por esta parte de suelo era muy espesa, y solo se podía ver de la parte de los tobillos hacia arriba, como si a la vez nos estuvieran manteniendo en suspensión por unos hilos como marionetas en el aire. Mis pies no sentían nada debajo, ni yo sentía a mis pies. El olor permanente en el aire era de difícil descripción, no era agradable ni soportable por lo menos para mí; era como el agua, sin sabor y sin color, pero que se percibía. Por lo menos o me parecía a mí que existía esa atmósfera. No existía ni sol, ni nubes; ni frió ni calor. Llevarás lo que llevarás puesto, no parecía molestar. La neblina creaba ese ambiente y ese clima neutro. Una temperatura perfecta e ideal, pero no lo era así el panorama sin fin que se descubría paso a paso. Si mirabas hacia atrás, habías dejado lo mismo que aparecía por delante. Parecía que habías caminado kilómetros como si estuvieras en cualquier parte por mucha distancia que hubiera en un momento y sin quererlo. Todo parecía voluntad de la mente. Tampoco podías pensar en muchas cosas; nadie de allí parecía que pudiese pensar mucho, simplemente imploraban. Yo también empezaba a afligirme, sin quererlo o inconscientemente, porque el terror que se apoderó de mi, me hacia lamentar".
Desde el momento que penetras en dicha dimensión, eras recibido y acompañado continuamente como si se tratase de un viaje turístico. Los supuestos guías explicaban con la diferencia que no utilizaban buenos modales, sino gritando palabras que en un principio eran inaudibles, pero que rápidamente encontrabas su expresión y significado. Yo estaba como es de suponer, simplemente acongojado de encontrarme en ese mundo tan inimaginable. Su ambiente era extraño y enrarecido, con una neblina muy espesa y difícil de definir, y que daba la sensación que formara parte de ti mismo, y que casi había que masticarla al respirar. Todo sucedía rápidamente, el tiempo transcurría sin explicación, como si a la vez no existiese, o como si se hubiese estancado. Lo notaba en el aire y en ese enrarecido ambiente, sabía a la vez que me encontraba en un tiempo perdido que no figuraba en ningún espacio ni mapa cosmológico. Cuando posteriormente piensas lo sucedido, te preguntas si habrá posibilidad de entrar ahí, con un sueño simplemente, o quizás con la muerte. Muchas veces tengo ganas de dormir y curiosear otra vez ese mundo; y otras veces tengo miedo de dormir y volver revivir esa experiencia. Puede ocurrir que los sueños se introduzcan en otra dimensión; o que nuestras experiencias reales dan cuerpo para formar parte de un mal sueño.
Ellos me tomaron de los brazos como si fuese un anciano al que hay que ayudar a cruzar la calle. Mi cuerpo ya no era físico -de carne y hueso-, (dejas de serlo cuando entras en este lugar), era un cuerpo espiritual, el de ellos eran fantasmales, había una diferencia corpórea inexplicable. Ellos estaban muertos, por así decirlo, ya habían pasado por la vida terrenal; yo sin embargo, era un viajero que procedía de esta vida, un visitante de paso. Sus rostros no reflejaban la sensación de que era un extranjero. Parece que no di una apariencia de ser un nuevo desconocido. Incluso no creo que fuese el único visitante que se presentaba en su mundo. Las explicaciones que daban eran únicamente lamentos y sollozos, el arrepentimiento reinaba en el lugar. ¿Eran arrepentidos?. No; se arrepentían de mí, y de los seres terrenales. Sus lamentos se me clavaban en cualquier parte del cuerpo como agujas. El dolor se me estaba haciendo insoportable, pero ignoraba hasta cierto punto este tormento porque el panorama que se exhibía ante mis ojos, me hacía olvidarlo al mismo tiempo. No podía ser rechazado por la vista, aunque sabría que me podría arrepentir. No quería ignorar cualquier detalle de lo que allí se encontraba. En momentos así, la imaginación y las preguntas corren y se mezclan, o incluso se te paraliza la mente porque te encuentras con lo más absolutamente inexplicable e ilógico. Como si se hubiese alcanzado el límite de lo absurdo. La mente se me quedó sin pensamientos por el asombro. Las ideas desaparecieron y sólo me limitaba a observar. Si los sueños que tenemos, por muy difíciles o utópicos que sean, los tuviéramos en consideración, tendríamos más respeto a nuestra vida. Es una razón más de nuestra existencia.
Parecía que no tenia fin. Todo era una multitud de seres, porque a medida que caminaba a través de esa neblina aparecían más. Sus rostros a simple vista eran todos iguales, casi cadavéricos, pero si te acercabas hacia algunos de ellos, o viceversa, se lograba diferenciar sus rostros A medida que me iban transportando o acompañando, algunos espíritus iban casi haciéndote un pasillo. Algunos no decían nada y simplemente te miraban; otros te miraban y se lamentaban. Muchos de ellos parecían haber asimilado su estancia ahí, porque solo miraban y transitaban, y a la vez; curioseaban y comprobaban que yo les fuera algún conocido, como si esperasen el espíritu de algún familiar o amigo terrenal. Muchos andaban en parejas, otros con niños cogidos de las manos y otros en brazos. Igual a lo que estamos acostumbrado a ver aquí, en nuestra vida, pero con la diferencia de que no había casas, ni coches, ni ningún otro objeto natural o artificial, ni siquiera un simple árbol. Todo estaba compuesto en una vacía rareza. No sabia en donde pisaba, ni que clase de suelo era, me miraba a los pies y buscaba los de ellos, pero la neblina por esta parte de suelo era muy espesa, y solo se podía ver de la parte de los tobillos hacia arriba, como si a la vez nos estuvieran manteniendo en suspensión por unos hilos como marionetas en el aire. Mis pies no sentían nada debajo, ni yo sentía a mis pies. El olor permanente en el aire era de difícil descripción, no era agradable ni soportable por lo menos para mí; era como el agua, sin sabor y sin color, pero que se percibía. Por lo menos o me parecía a mí que existía esa atmósfera. No existía ni sol, ni nubes; ni frió ni calor. Llevarás lo que llevarás puesto, no parecía molestar. La neblina creaba ese ambiente y ese clima neutro. Una temperatura perfecta e ideal, pero no lo era así el panorama sin fin que se descubría paso a paso. Si mirabas hacia atrás, habías dejado lo mismo que aparecía por delante. Parecía que habías caminado kilómetros como si estuvieras en cualquier parte por mucha distancia que hubiera en un momento y sin quererlo. Todo parecía voluntad de la mente. Tampoco podías pensar en muchas cosas; nadie de allí parecía que pudiese pensar mucho, simplemente imploraban. Yo también empezaba a afligirme, sin quererlo o inconscientemente, porque el terror que se apoderó de mi, me hacia lamentar".
Una situación así se vivía como una pesadilla en la que no aparece el fin. Como es lógico acabé despertándome todo asustado, preguntándome que clase de sueño había asistido. Si realmente fue un sueño o una especie de viaje astral hacía el más allá. Estos tipos de experiencias preocupan y no se sabe exactamente si tomarlo como un aviso o dejarlo como otra pesadilla más. Por suerte no ha quedado olvidado en el inconsciente. Se me quedó en el recuerdo y logré plasmarlo en unas letras con todos los detalles posibles de lo experimentado. He dejado que transcurriera un tiempo (terrenal claro), por si este tipo de viajes se volviera a repetir. He tenido algún que otro más esporádicos, pero no tan intenso y tan vivido como este. Quizás es una fase Rem del sueño, que si uno se prepara y si se lo propone, puedas viajar hasta en lo más increíble e inesperado. Quien sabe, puede que después, lo más importante sea volver.
Hay una película "La Memoria de los Muertos" un filme catalogado como un thriller de ciencia ficción. Escrita y dirigida por Omar Naim. protagonizada por el gran Robim Williams, Jim Caviezel y Mira Sorvino entre otros. Ganó el premio al mejor guión en el Festival de cine de Deauville. En esta película hay algunas secuencias que me recordaron por su similitud a mi experiencia. La película se realizó en el 2004, y mi sueño fue en el 1990. Si alguien está interesado en este tema, le recomiendo primero que se acomode y la vea.
Con este relato no pretendo ser tendencioso a nada ni obligo a nadie a creerlo.
*Imagen por Markus Hoppe a través de Kultur Tava.
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Hay una película "La Memoria de los Muertos" un filme catalogado como un thriller de ciencia ficción. Escrita y dirigida por Omar Naim. protagonizada por el gran Robim Williams, Jim Caviezel y Mira Sorvino entre otros. Ganó el premio al mejor guión en el Festival de cine de Deauville. En esta película hay algunas secuencias que me recordaron por su similitud a mi experiencia. La película se realizó en el 2004, y mi sueño fue en el 1990. Si alguien está interesado en este tema, le recomiendo primero que se acomode y la vea.
Con este relato no pretendo ser tendencioso a nada ni obligo a nadie a creerlo.
*Imagen por Markus Hoppe a través de Kultur Tava.
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